La lluvia cae a chorros sobre las tejas del techo de la casa, el cielo se mantiene oscuro cubierto de nubes, y los rayos a lo lejos dibujan un paisaje que se queda grabado en la retina.Único, indescriptible. Luego las nubes se despejan y sale el sol, dando también otro paisaje indescriptible y único. Cambiando la iluminación del ambiente y dejando reconocer las gotas de lluvia recostadas en las hojas de los árboles, la tierra húmeda expeliendo su olor característico y el arco iris en el horizonte.
Me encuentro de pie con una vista increíble desde el segundo piso de la casa y extiendo mi mano para sentir el caer de las gotas últimas rezagadas en las tejas. Bajo las escaleras, echo una bocanada de aire para disfrutar de aquel olor a tierra húmeda que ya hacía unos años no sentía.
El viento que viene después hace balancear los árboles de eucalipto que escoltan la chacra al lado de la casa. Salgo de la casa y veo el terreno, aquel camino con pasto a sus lados delineado por paredes medianas de adobe y con acequias atravesándole. El sol brilla plácido y amplio sobre el cielo celeste y las nubes ausentes planeas su arribo en cuanto se descuide el astro.
Camino unas cuadras por la senda ventilada con aires de lozanía, respiro el olor a eucalipto y recojo algunas pepitas que cayeron de aquel altísimo árbol. Sonrío y levanto la mirada para observar la punta del imponente vegetal, me encuentro con el sol radiante y estornudo. Abro los ojos en cuanto se me pasa el malestar y me detengo a ver el chiguaco un ave que suele cantar de una forma peculiar y que tal vez se deba su nombre, bautizado por los aldeanos, por ese sonido. La pequeña ave salta de rama en rama y se esconde por las plantas de maguey al pie de los eucaliptos. El camino de piedras cuesta arriba se dibuja y reconozco que es momento de relajarme y disfrutar del ambiente. Aquel regalo de la naturaleza y su contraste con la lluvia originaria de olores, paisajes y emociones que se expresan según llegue el momento. A lo lejos se escucha la tinya y el canto de los pobladores por el comienzo de la época de sembrío.
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