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29.11.11

Desconectarse... antes que noviembre termine

Una pausa en medio vórtice laboral y la rutina semanal contInua. Un momento para meditar, para pensar, para caminar, para despejar la mente, para desconectarse de lo que puede significar vivir entre máquinas. Una noche de realidad, un momento de descanso natural, si fuera posible en el campo, esto es lo lo que necesito de vez en cuando. Pero falta poco para llegar a eso. Poco.


Antes que noviembre termine

Antes que noviembre termine
Me gustaría salir a correr
Observar el amanecer
Escribir y no dormir

Antes que noviembre termine
Me gustaría hacer un viaje
Al interior de mis intenciones
Y asi entender porqué me gusta el dulce

Antes que noviembre termine
Me gustaría darte un beso
Un beso en la boca
Suave, único y anacrónico

Antes que noviembre termine
Me gustaría comer ramen
Viendo telenovelas asiáticas
Shiti Janta o Ful Jousu

Antes que noviembre termine
Me gustaría ir de compras
Compartir una hamburguesa
Y sonreir por alguna travesura

Antes que noviembre termine
Me gustaria dormir una semana
Y otra quedarme despierto
Saber que pronto llega navidad

Antes que noviembre termine
Me gustaría bailar
Música moderna o floklore
Denredar mis pasos e intentar llevar el ritmo.

Antes que noviembre termine
Me gustaria jugar basquet
De mañana
Descubrir que podemos saltar alto, muy alto

Antes que noviembre termine
Ver peliculas y jugar con la canchita
Reir y después de todo
Conversar sobre nuestro futuro

Antes que noviembre termine
Mirar al cielo
Agradecer por los momentos gratos
Y aprender de lo momentos difíciles

Antes que noviembre termine
Sonreir contigo
Tomarte de la mano
Y seguir caminando juntos.

ILD G

11.11.11

Matiz


Soy blanco y negro, a veces gris
Me miras y sonríes
Luego me pintas
Con colores vivos
Con colores que combinan

***

Llegó el día de pago. Los planes para emplear el dinero ya estaban designados. Fuimos de compras.

Era tiempo de darnos un gustito después un mes de espera. El objetivo: comprar un poco de ropa juvenil, algo que por pensar que era un muchacho serio y parco dejé de hacer. Sería, entonces un intento de recuperar mi mente adolescente, de motivar mis gustos en colores, diseño y forma y ajustarlos un poco más a mi edad. Alguna vez imagine que mi vejez estaba muy proxima, debido a mis pensamientos y hábitos, pero ¡no! ... todavía quedaba alguna esperanza, un destello de juventud en mi ser. G lo reconoció y me ayudó a alimentarlo al ir de compras. Claro, ella estaba más emocionada que yo, en primera instancia, de buscar y verificar precios y modelos. Todavía sigo lidiando con el tiempo que dedicamos en aquello y en que sería muy bueno que las tiendas por departamentos tengan un orden práctico para encontrar lo que uno busca, tal vez un orden de biblioteca (aunque no con el ambiente lúgubre y el silencio que reinan en aquel lugar). Sospecho que el orden actual es una distribución que aún no logro decifrar y que G si lo entiende mejor que yo obviamente, pues fue (en ese momento) y es (porque siempre lo hace) mi guía cuando vamos de compras. A veces me imagino perdido en un sinfin de colores, formas y precios (además de marcas) si voy solo en búsqueda de una prenda que idealicé y que sospecho no encontraré por los detalles pequeños y simples que suelo darle a mis diseños, ocurre generalmente cuando pienso en fotografías de un tipo y efecto particular y con colores de tal o cual forma.

En fin, fuímos primero al Real Plaza del Centro Cívico. Verificamos en varias tiendas. G empezó preguntándome sobre qué tipo de colores estaba buscando, sólo atiné a responder que me gustan los colores enteros, en especial blanco y negro (aunque pensándolo bien, también uso escalas de naranjas y marrones). Lo pensó por un momento y empezó a guiarme en la búsqueda de la zapatilla ideal. Revisamos de todo cuánto pudimos pero, ninguna llegó a ajustarse a mis gustos. Verificamos también por unas poleras con cierre que había planeado usar para las tardes del verano que se avecina. Ninguna se ajustó a mis gustos. G, me miró con amor y me dijo que mis gustos erán muy difíciles de ajustarse a las opciones que teníamos en frente así que teníamos una opción, ir a otro lugar.

Decidimos partir hacía Miraflores, un lugar que deseaba ir pues eran los últimos días de la Feria Ricardo Palma. Pero antes debíamos recorrer las tiendas que vendían ropa y artículos de deporte. Sorteando nuestros pasos entre niños disfrazados de todos los personajes de cuentos y películas que pudiéramos imaginar llegamos a una tienda deportiva dónde en vez de deternos a ver zapatillas nos detuvimos a ver pelotas de basquet, un deporte que disfrutamos verlo y practicarlo juntos. Preguntamos por el precio y lo apuntamos para el siguiente día de pagos o mejor para tener una referencia y buscar otras opciones y diseños, además. Y continuamos con la empresa de la búsqueda de zaptillas y polera.

Llegamos a un Topy Top que se veía prometedor y singular también, pues era uno de los pocos locales que tenía de música de fondo a Eva Ayllon, es decir música criolla. Afuera, todo el mundo infantil pidiendo caramelos. Adentro, marcando el paso al son de la guitarra y el cajón. Fuímos directo a la zona de polos y poleras y encontramos un conjunto de verde olivo y naranjas que me agradó mucho, sin embargo, no había de mi talla. Fue entonces cuando me percaté que la búsqueda estaba cada vez acumulando más probabilidades de ser infructuosa. Y continuamos buscando. De nuevo en la avenida, decidimos pasar por una zona de zapatos para dama, donde G disfrutó mucho de observar diseños y (me imagino) planeó memorizar algunos diseños para una siguiente oportunidad llegar a ellos sin tener que buscar mucho, como era el caso de mis virtuales zapatillas.

Entonces, llegamos a Ripley. Un lugar al que otras veces habíamos ido y del cual solíamos regresar con al menos una compra. Fuimos a la sección de zapatillas y empezé a observar los diseños. Habían de aquellos que son hechos para jugar basket, sin embargo, a mi parecer suelen ser muy grandes y en vez de apoyar al deporte en realidad sólo es un apoyo a la moda y a la promoción de una forma de vestir que no suelo seguir. Por lo tanto decidí buscar una zapatilla que me ayude a hacer más cómodo el ejercicio de correr y que tenga un diseño simple y agradable, no saturado. Fue cuando encontre las Nike Air Toukol II Leather que me agradan mucho y disfruto de su comodidad no sólo al correr sino también en el uso casual. G me presentó varias opciones y me animó a seguir buscando, gracias a ello pudimos llegar a aquel lugar en Miraflores. Pero aún faltaba algo más: La polera.

A la salida de Ripley decidimos ir caminando por el parque Kennedy, de paso visitar la Feria del Libro Ricardo Palma. Observamos agendas, diccionarios, libros de curiosidades, literatura, cuentos para niños, libros de cocina y un sinfin de títulos más. Me alegró que comaprtieramos interes por algunos libros. G me sugirió, entonces, en ir a comer pues nuestra larga búsqueda había dado resultados y merecíamos un descanso. Decidimos entonces acercarnos al McDonals. En el trayecto, nos percatamos que estaba llenísimo y que por experiencia sabíamos que demorarían en atender pues cuando hay cola para pedir y cola para recibir generalmente pasamos el cuarto o media hora de espera, así que decidímos posponer nuestra merienda para el regreso debido que teníamos que pasar, de nuevo por el Real Plaza de Centro Cívico. En vez de entrar al McDonals, entonces, decidimos entrar a Saga, para ver y verificar algunas opciones de poleras. Y fue entonces donde G me animó a probarme ropa de la cual hubiera sido difícil tenerla como una opción de compra. Eran poleras que tenían colores que uso poco, es decir no eran ni blancas, ni negras, ni grises. Fue ahí cuando descubrí que había adquirido actitudes basadas en mis creencias de que soy un muchacho serio y que no podía intentar usando, quizas, no sé, una polera turquesa o verde plomiza. Suelo tener gustos monocromos, comenté. Asintió y me miró como animándome a probar una polera roja. Me acerqué a un espejo y entendí que no me caía tan mal y no me hacía tan visualmente estridente como lo hubiera imaginado. Así que empecé a buscar más opciones, más colores. Pero los modelos escasearon y fue muy difícil encontrar uno con los estapados menos saturados.

Así que con una idea, regresamos raudos hacia el Real Plaza de Centro Cívico y para ser más exactos a Oeschle. Recordamos que la ropa juvenil estaba en el nuevo sótano que harían unos que recién abrieron. Buscamos cuidadosamente, G encontraba los diseños que me gustaban, y poco a poco fuimos descubriendo modelos agradables. Hasta que encontró uno rojo con letras grandes en la parte media alta del pecho y con cierre. Ese era. Lo compré, Además G encontró un polo que combinaba con la polera y con un diseño poco saturado y juvenil. Luego le dije que buscáramos un polo también para ella y encontramos uno blanco, que me gusta mucho. La noche ya estaba avanzando y cuando recién estabamos encontrando lo que nos gustaba, ya era hora de regresar a casa. Claro, no descuidamos nuestro hambre y comimos nuestros sanduiches preferidos con ketchup (sólo para mi), ají (sólo para ella, aunque a veces le quito un poquito) y mayonesa (para los dos), gaseosa y helados. Muy rico, por cierto.

Con esto aprendí a atreverme a cosas nuevas, una lección que jamás olvidaré y que siempre agradeceré a G por comprenderme en mis gustos monocromos y animarme a intentar el cambio. Gracias amor. Sa-rang-hae G. :D