Páginas

28.8.11

Ayer, casi como hoy

Gracias por llamar. Gracias por darme felicidad.

Hemos estado más unidos estas últimas semanas, a raiz de lo que aconteció, de todas las noticias que llegaron y lo inesperado de las enfermedades que nos aquejaron. Gracias a Dios estamos mejor. Estamos juntos. He querido escribirte algo por lo que pasó hoy, bueno, ya no hoy sino ayer, ya pasó la medianoche y como verás mi mente aún no me otorgaba lineas para escribirte sino hasta ahora después de tu llamada. Cuando rcordé los momentos gratos de esta semana. Te amo.

Los domingos suelen parecer cortos. El tiempo se pierde en los quehaceres y de pronto nos encontramos en lunes. El pasado domingo fue una excepción. Salimos a pasear y tuvimos mucho tiempo para compartir, sobre nosotros, sobre historias, sobre curiosidades, sobre hacer compras. Ya tenemos cierta experiencia haciendo compras juntos y me parece asombroso cuán de acuerdo podemos estar en algunas decisiones y en otras discrepar con tranquilidad y deseos de que en algún momento arriesguemos por probarnos algo nuevo que, suponemos, nos quedará muy bien. Gracias por tu paciencia, gracias por tu buen gusto con los colores.

Los preparativos se acentuaban con el paso de los días, aún no sabías que la fecha sería el 27 pero podía sentir tu inquietud por descubrirlo. El lunes te visité de sorpresa, ya estaba un poco decaido por la enfermedad que me llegaría en lo sucesivo, y me animé mucho al verte. Compartimos la tarde juntos, conversamos y pensamos en lo próximo de nuestros planes. Cenamos, como ya venimos haciendo un hábito. Me gusta tu sazón.

La semana se hizo corta, de pronto me veo abrazándote entre flores lilas y caminos largos cubriéndonos de viento, compartiendo conversaciones amenas en carros atestados de pasajeros, caminando por calles frías y abrazandonos cada vez más seguido. El martes nos enteramos que este sábado sería el día. Hiciste planes con detalles en tu mente. Vimos la novela juntos y me cuidaste para que la fiebre que me aquejó ese día no me causara estragos.

La vida a tu lado me permite ver el mundo desde otra perspectiva. En muchas oportunidad suelo ser despreocupado por algunas cosas que hago, a veces olvido detalles que pueden llegar a ser importantes para tí. "En cuanto tenga una oportunidad lo resarciré" pensé y quise pensar en algo cómo sorprenderte. El miércoles tuvimos tiempo para compartir en mi casa. Vimos la pelicula que dejamos incompleta. Me ayudaste a hacerle frente a la enfermedad y no dejarme vencer, vi en tus ojos que tu gripe sobrellevada por una semana se estaba complicando, temí haberte contagiado. Al fía siguiente lo comprobaría.

Nos encontramos en la posta de salud. Te miré y vi tu sonrisa que me da energías para pensar en el futuro. Sabía que si estabas donde estabas era, en parte porque sabías que tenía planeado ir y por otra parte porque te posiblemente te sentiste mal se salud la noche anterior. Después de pasar por el consultorio ambos salíamos con las mismas recetas en mano. Ese día lo compartimos entero. Y sonreímos mas allá de los dolores propios de la enfermedad. Hasta el día siguiente.

Viernes. Te extrañé en la mañana después de haberte visto partir en el bus hacia tu trabajo. Fui hacer compras y a planear la sorpresa que me había prometido realizar. Creo que tuve tiempo para planearla y esa noche la lleve a cabo. Me gustó tu reacción y mi recompensa por haber decidido poner una variación a nuestra rutina. Te quiero mucho y sabes que en esta semana hemos aprendido a querernos un poco más. Siento que hoy será un día con mucho que comentar y espero que recuerdes todo lo que está escondido detrás de estas lineas. Estoy muy feliz pues ayer ocurrió lo que esperamos por casi un mes, ya estás un poco más cerca del éxito profesional y sé que pronto seguiremos compartiendo sonrisas.Ya falta poco para vernos, ya casi es de mañana y tengo que dormir un poco. Te pienso.

3.8.11

Te regalo ...

Te regalo mi cabeza
Para que la escudriñes cuando ya no esté aquí
Te regalo mis ojos
Para que te miren sonreir
Te regalo mi rostro
Para que te desestreses sacandome los barritos
Te regalo mi nariz
Para que te huela cuando quieras ser admirada
Te regalo mis mejillas
Para recibir el beso de buenas noches
Un beso tierno, un beso dulce

Te regalo mis oídos
Para que te escuchen hacer catarsis
Te regalo mis cabellos
Para que los peines cuando el viento sea inclemente conmigo
Te regalo mis labios
Para que los beses cuando quieras, cuando vengan los tiempo difíciles
Te regalo mi mentón
Para que se recueste sobre tu cabeza en un abrazo infinito
Un abrazo largo, un abrazo sin fin

Te regalo mi cuello
Para cuando quieras hacerme cosquillas
Te regalo mis hombros
Para que te carguen cuando estés cansada
Te regalo mis brazos
Para que te abriguen cuando tengas frío
Te regalo mis manos
Para que te escriban y tu me corrijas
Te regalo mis dedos para hacerte cosquillas
Cosquillas sobre tus lunares, cosquillas inolvidables

Te regalo mi pecho
Para que recuestes tu cabeza cuando quieras llorar
Te regalo mi corazón
Para cuando quieras dormir
Te regalo mi ombligo
Para que me despiertes de mi siesta
Te regalo mi espalda
Para que me abraces cuando me haga falta
Cuando te necesite, porque estás ahí siempre

Te regalo mis piernas
Para que te alcancen cuando quieras huir
Te regalo mis pantorrillas
Para jugar basket
Te regalo mis pies
Para caminar
Por parques, por los pasillos de nuestra casa

Te regalo mis ojeras
Cuando tenga que trabajar
Te regalo mis silencios
Cuando tenga que llorar
Te regalo mi sonrisa
Cuando me asombres con un recuerdo vivo de nuestra relación
Te regalo mi vejez
Para que me ayudes a vivir mejor.

Ich Liebe Dich G.