Estaba echando un vistazo por la ventana en aquella noche cálida en Salta. No pensé nunca que me encontraría en ese lugar, pero ahí estaba. La noche ya había caído pero no había sueño debido a las dos o tres de retraso horario de Lima con Salta, aún había mucho que disfrutar de la ciudad pero sólo desde la ventana. La vista me hacía acordar Huancayo pero el clima de Chiclayo, era una mixtura muy agradable. Las luces de la calle aún se mantenían prendidas y me encontraba en una especie de hall que daba hacia la ya referida ventana. Unos sillones cómodos y una mesa de sala completaban el ambiente iluminado por una luz tenue que me imagino podría estar apagada y ni cuenta me daba.
Recuerdo que pensaba trivialidades según mi edad, que no era mucha pues la adolescencia me abordaba justo en ese momento, por ejemplo en el grupo de música de moda, claro música juvenil, o la película que me gustaría ver, algún modelo de ropa que me gustaría usar, algún peinado por intentar, o simplemente algo nuevo. Ella estaba unos metros atrás y me miraba, yo a ella también. Era complicado, como en la adolescencia todo suele ser. No seríamos la excepción.
Le dije que cómo se sentía, ella no contesto, sólo sonrió y se fue. No sabía que hacer. Y seguí pensando en trivialidades. Más tarde ese mismo día. Estaba durmiendo y sentí que alguien tocaba a la puerta, era ella y pidió que le tomará una foto. Después todo fue diferente.
Las siguientes conversaciones que tuvimos fue en Santa Helena. La miré a los ojos nuevamente y le pregunté cómo se sentía. Ella sonrió y de fue. Luego, en la laguna, le pregunté si quería ir a pasear o conversar en la orilla. ella sonrió y sus ojos se pusieron tristes, se fue. Luego caminé solo.
Mientras caminaba me encontré con alguien que me pidió que le tomara una foto. Dirigí el objetivo para la persona que quería la foto y por el visor en el fondo la vi. Estaba ella sonriendo y con los ojos alegres, abrazando a alguien. Tomé la foto consternado y no supe si caminar o enfrentar. Era una situación muy extraña, decía todo lo que necesitaba saber. Fui a caminar.
De regreso en Misiones, dejé de pensar en trivialidades y cambiar. Era necesario. Y fue así. Bueno, algo parecido a eso.
Le dije que cómo se sentía, ella no contesto, sólo sonrió y se fue. No sabía que hacer. Y seguí pensando en trivialidades. Más tarde ese mismo día. Estaba durmiendo y sentí que alguien tocaba a la puerta, era ella y pidió que le tomará una foto. Después todo fue diferente.
Las siguientes conversaciones que tuvimos fue en Santa Helena. La miré a los ojos nuevamente y le pregunté cómo se sentía. Ella sonrió y de fue. Luego, en la laguna, le pregunté si quería ir a pasear o conversar en la orilla. ella sonrió y sus ojos se pusieron tristes, se fue. Luego caminé solo.
Mientras caminaba me encontré con alguien que me pidió que le tomara una foto. Dirigí el objetivo para la persona que quería la foto y por el visor en el fondo la vi. Estaba ella sonriendo y con los ojos alegres, abrazando a alguien. Tomé la foto consternado y no supe si caminar o enfrentar. Era una situación muy extraña, decía todo lo que necesitaba saber. Fui a caminar.
De regreso en Misiones, dejé de pensar en trivialidades y cambiar. Era necesario. Y fue así. Bueno, algo parecido a eso.
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