Páginas

30.3.11

Otoño, te estaba esperando...

Las mañanas brillantes, cálidas, radiantes
Se fueron
Los trinos matutinos de algunos pajarillos
Cada vez se escuchan menos
Los árboles danzan en sus ramas
Silentes móviles
Las hojas susurran llevadas por el viento
Llaman la lluvia
Las nubes se acercan, oscuras, sigilosas
Suspicaces, reprimidas
Silencio y un suave canto invade mi alma
Todo se resume en unas gotas callendo
Caen libres
Sosegadas
Felices.
***

Creo que las imágenes soleadas, brillosas, sólo se pueden entender en fotos, se me hace difícil escribir sobre ellas. Siento que mis frases le dan un ámbito triste a las historias, le ponen su color. Tal vez sólo sea mi imaginación, tal vez deseo ver las cosas así, y así las dejo, tristes. Aunque todavía recuerdo historias alegres que me acontecen, sonrío para mí pero no puedo escribirlas, sólo las guardo en mi memoria para no olvidarlas (incluso si me golpearan la cabeza con un mazo). Estos días no han sido los mejores, mi entorno ha sido un cúmulo de emociones que suelen cambiar antes que el clima. Son situaciones que uno no espera, o quizás uno las propicia, que con paciencia puedo asimilarlas. Quizás puede funcionar algo parecido con aquellas frases tristes que escribo queriendo escribir cosas alegres.

Tengo momentos de reflexión. La oscuridad imperante en el recinto que me acoge me libera del ruido del día, pienso que las inquietudes que me aquejan nacieron en algunas actitudes mías, me gustaría que no hubiera sido así pero es parte de hacerse cargo, de hacerse responsable. No quiero buscar explicaciones a lo que hago, pero necesito entenderme, más allá de todo cuanto pueda encontrar, todavía hay tiempo para instrospectar. Huir no es la solución sino sólo empeora las cosas, me repito. No quiero mezclar cuanto pueda suceder aquí o allá. Sólo pido tranquilidad, tres infinitos segundos a su lado, eso, exactamente eso. Nada más. ¿Hay algo de malo en aquello?¿Acaso es demasiado lo que pido?¿Acaso no es difícil llevar la tristeza en un baúl que sólo se destapa por la noches?

Tengo momentos de libertad. Claro, la libertad es relativa. Ocurre algo parecido con la atención. Uno desatiende algo para atender algo más, uno deja de ser libre en algo para ser libre en algo más. Soy libre cuando estoy a su lado, pues llego a ser yo, llego a ser aquella persona que se esconde detrás de la mirada acusiosa, de los labios silentes, de los oídos atentos pues dentro sé que quiero ser visto, que quiero hablar, que puedo ser escuchado, que puedo ser libre o simplemente saber que estoy donde prefiero estar.

Tengo momentos de cordura. También me acontecen momentos de locura. Lozanos pensamientos que se iluminan con frases concluyentes y que corroboran largos soliloquios que redundan en sugerir nuevas ideas con las mismas palabras.

Llegaste Otoño, te estaba esperando, me digo como en secreto. Esperaba la brisa fugaz, esperaba el sueño reflejado en las estrellas y dibujado en la luna, esperaba a los árboles mecerce, esperaba el tiempo diluirse, esperaba los caminos cubrirse de hojas, esperaba la libertad de tu expresión emocional, no estás alegre, ni triste, no eres ni pretendes ser alguien, sólo eres quien debes ser. Por eso te esperaba, porque puedes hurgar en lo profundo de los rostros humanos, porque puedes inmiscuirte en sus secretos, porque sabes cuan difícil es para cada cual conseguir entender el universo que le rodea, porque te gusta silbar a pesar que el frío te agobia por ratos. No te desanimas pues tienes algunos días soleados todavía, además aceptas la nostalgia con tus días nublados. Te esperaba cuando reúnes niños en el parque y les dejas jugar hasta que sea hora de comer las galletas de la abuela, te esperaba cuando las familias se reúnen sin ningún motivo obligado, sólo por echo de sentirse juntos. Te esperaba porque sabes que la vida no es fácil pero puedes ser feliz. Te esperaba porque puedes dar un toque de sepia a las fotografías que se toman las parejas sonrientes y les das un toque de privacidad a las parejas que se sienten tristes. Te esperaba porque sabes que somos parecidos, porque sabes que no podemos negar que nos emocionamos, porque sabes que podemos decidir, porque existe un tiempo para razonar y otro para pensar.

22.3.11

Cerca

El firmamento recién acaba de pintarse de noche, no habían nubes, las estrellas y la luna se mostraban libres, tal vez alegres. Acaba de llover y las veredas tenían pequeños pozos de agua que se alimentaban de las gotas que caían de las hojas de los árboles, sin apuro. Llegamos a aquel parque donde alguna vez llegué a pensar. Ahora pensaríamos juntos. Caminamos por aquellas veredas que marcaban nuestro paso entre los jardines que también estaban alegres. El olor a lluvia, a tierra, a viento estaba en el ambiente y la iluminación del parque nos hacía pensar que el tiempo nos pertenecía, era nuestro para detenerlo y conversar cuanto podamos, cuanto necesitemos conversar.


Recorrimos unos metros para encontrar algún lugar donde sentarnos a conversar. Las bancas parecían estar también mojadas, pero éstas siendo de madera estában en proceso de secarse much más rápido que el piso donde estábamos. Llegamos y sonreímos. Compartimos sonrisas y conversamos de algunos recuerdos y de algunos proyectos, de algunas peculiaridades de nuestros familiares y de lo mejor que podemos observar en las personas. Observamos la luna que la noche anterior nos había sido esquiva por la neblina, estaba cerca, muy cerca como hace dieciocho años atrás lo estuvo más no estabamos al tanto de su cercanía, ahora sí. La primera vez juntos viendo la luna tan de cerca, fue muy agradable.


El tiempo se diluyó y sentí que ya no podía detenerlo más para seguir conversando, para seguir abrazados, poco a poco las personas a nuestro alrededor empezaron a aumentar en número y los pozos de agua en la vereda se empezaron a secar. Ya era tiempo de regresar. Tomados de la mano caminamos el camino de regreso. Compramos algo de comer y regresamos a casa. Comprendí que nos hace bien un tiempo juntos en un lugar nuevo, comprendí que podemos conversar mucho y apoyarnos el uno al otro, comprendí que te amo y tu me amas, comprendí que es posible realizar nuestros sueño. Gracias por esta pausa de tanto trajín en la semana, gracias por sonreir, gracias por compartir, gracias por ser tú.

15.3.11

A tu lado, a mi lado

Quisiera escribirte muchas cosas que te digo, quisiera contarte otras tantas que escribo.
Pronto tendremos tiempo... Pronto...

Me acompañas y me escuchas mientras caminamos de la mano, acostumbrados a conversar, acostumbrados a reir o a comentar algunas implicancias de nuestras vidas que tienen susurro en el futuro. Me interesa mucho conocerte cada día un poco más y me dices que te gusta compartir el tiempo conmigo. Me alegro y te sonrío con la confianza que tendré tu sonrisa por respuesta grabada en mi memoria para cuando te extrañe mientras esté en el trabajo, mientras esté pensando, mientras esté tomando algunas fotos por aquí y por allá.

Hace poco conversamos en mi casa, en aquellos sillones donde jugámos a hacernos cosquillas, donde nos divertimos viendo películas o haciendo planes para el trabajo, me dijiste que muchas cosas cambiarían después de salir de la universidad y tendríamos que tomar decisiones cruciales. Sé que mi preocupación por aquello parecía menor, pero como suele ocurrir, me di cuenta que no era tiempo para bromear. Te abracé y empezamos a plantear algunas ideas favorables que nos permitirían aprender más sobre nuestra carrera. Es muy bueno coincidir en algunos planes. Me animan a concretarlos pronto, pero sé que no todo está al alcance de la mano, es necesario en muchas oportunidades esforzarse.

Hoy no te veré, de no ser que me venga a la velocidad del sonido hasta llegar a tu puerta y nos encontremos a conversar debajo de aquel árbol que nos protegió de la lluvia el sábado. Hoy tu revisarás esto que escribo después del trabajo y estoy casi seguro que sonreirás como cuando intento sorprenderte. Te veré a través de estas lineas, te abrazaré cuanto pueda y me iré raudo como cuando algunos sobresaltos de sonidos dentro de tu casa nos alertaban de que ya habíamos dedicado tiempo para conversar y tendríamos que guardar algunos temas para el día siguiente. Y luego llegaría el momento de agradecernos por habernos dedicado tiempo y un beso (o más) de despedida. 

Hoy te veo y espero por mañana para conversar más. Te amo.

P.D.: Me corté el cabello XD.

10.3.11

Mientras tanto

Van muchos días que no me doy un tiempo para escribir. Perdón, no me doy tiempo para escribir como solía escribir mediante estas lineas, como catarsis, como opinión, como ficción, como lo que desee escribir sólo con el fin de dar mi punto de vista sobre algo que me parece importante o por el hecho de compartir lo que acontece cerca a mi en la vida. Las actividades recientes me llevaron a un salón de clases, a caminar por veredas que no conocía, a conversar y conocer nuevas personas y por lo mismo nuevas formas de ver el mundo. Tal vez he cambiado, lo más seguro es que sí. Y ese el motivo de que muchas personas tienen una sonrisa en sus labios, lo que les permite decir que su vida no es la vida de un autómata, de un robot. Creo que el hecho de cambiar mi rutina me llevó a escribir menos en este medio, pero también me ayudó a valorar más lo que puedo llegar a escribir u opinar. Creo que tener un lugar donde reposar tus ideas te da la ventaja de echar un vistazo al pasado y leer lo que escribiste, lo encuentras y los recuerdos (aún vívidos felizmente) se evocan automáticamente para traer también al presente aquellos esquemas que tenías en el pasado, aquellas ideas que estabas seguro no querías cambiar pero que con el tiempo decidiste cambiar sólo por darte cuenta que has vivido más y eres un poco más maduro.

Durante este tiempo recorrí muchos temas por mi mente, temas que me agradarían escribir algún día, durante este tiempo contrasté con los episodios de mi vida algunas cosas que aprendí antes y comprendí que uno aprende mucho más cuando lo vivencia, eso es irreversible. Aprendes que en las relaciones sociales los seres humanos, tal vez sin querer, llegamos a establecer patrones que nos rigen y establecen los parámetros de qué pensar sobre o qué decir o hacer con. Esto te permite ser precavido, pero a la vez te ayuda a confiar más en quienes valoras y están próximos. Por lo tanto, me parece fue productivo poder darme un espacio, resistirme a no escribir cosas mías y echar un vistazo afuera y conocer un poco más de cada persona que conozco, aprender lecciones cada día, estar dispuesto a reestructurar algunas ideas y continuar en el camino de ser mejor. Tal vez me dedique más tiempo (re)escribiendo la historia que tengo en proyecto publicar algún día, tal vez me interese en escribir lo que aprendo día a día, tal vez sólo me dedique a escribir las ficciones que me asaltan en noches de insomnio y alegrarme de poder compartir esto con quienes deseen simplemente leer y tener otra perspectiva de cómo veo la vida.

Esto fue lo que estuve haciendo mientras no escribia.

6.3.11

Ahora

- Asu, mira papá es magia.
- No hijo, es un truco. - dice el padre
- Asu, mira mamá ese niño pobre
- Pobre niño, le hacen trabajar hasta tarde y no come nada, hay que invitarle un poco de tus galletas - dice la madre
- ¿Y si hacemos un truco de magia para que ya no sea pobre?
- Si, hijo, cierra tus ojos y desea que el mundo cambie, ese niño tiene mucho futuro, hay que desear que sus sueños se hagan realidad... - dicen ambos
- ¿Así mamá?... mira papá, ¿así?
- Si, así...
***
- Asu, mira mamá ya soy grande
- Si hijo, ya eres grande pero sigues siendo el mismo que quiere que el mundo cambie sólo por arte de magia - dice el padre entre sonrisas y con nostalgia en sus ojos.
- No papá ahora ya puedo cambiar al mundo, ustedes me enseñaron a desear y a ver en las personas lo mejor de ellas. Ahora es tiempo de poner en practica lo aprendido. Gracias mamá, gracias papá.
***
¿Alguna vez pensaste que escucharías esto? ¿Alguna vez imaginaste que crecería tan rápido? ¿Cuando te enteraste que llegaría a este mundo pensaste que todo sería diferente? Sin embargo encontraste muchas lecciones en el transcurso, reconociste que tener una vida entre tus manos, cuidarla, protegerla, alimentarla, es una tarea que te es recompensada en cada sonrisa vivaz que te concede, en cada frase de agradecimiento y alegría.
Cuando nació era frágil, dependiente de tí, ahora todo se ve diferente. Ahora tienes que aceptar que te ayude a caminar, ahora él es quien te ayuda con algunos objetos electrónicos que no quieres usar por temor a malograrlos. Mientras crecía veías su rostro cambiar, su piel se puso más aspera tanto como su caracter cuando llegó a la adolescencia. Le insistías en que su conducta sea notable frente a la sociedad pero no quería hacerte caso, aún así le perdonabas su insolencia y le invitabas a que recapacite. Tus ojos no se cerraron en la noche porque no llegaba a casa o porque tenías que pagar la escuela, o la universidad, fueron días difíciles. Pero la recompensa fue mayor, centró su vida en objetivos claros, estudio lo mejor que pudo, tuvo tropiezos pero estuvo dispuesto a culminar la carrera. Le dijiste que no se desanime y ahora lo ves dirigiéndo su propia empresa. Fuiste su ejemplo cuando fue niño, el recuerdo que ponía limite a sus travesuras juveniles, su apoyo mientras estaba en la universidad, ahora todo se avisara prometedor. Él te lo agradece y tu puedes decir que la bendición de tener un hijo es un privilegio que supiste aprovechar y encaminar. Pronto disfrutarás de tus nietos e irás a jugar con ellos al parque, les contarás cuentos y verás en ellos tu reflejo de cuando eras niño. Cuando soñabas en camibiar al mundo haciendo trucos de magia y deseando que sus sueños se cumplan, tanto como decidiste cumplir los tuyos.