Hace poco estuve pensando en qué escribir, al parecer, me ocupo en cosas que, según yo, invirtiendo tiempo serán beneficiosas a largo o mediano plazo. Por lo mismo que tomará tiempo ver sus resultados entonces parecen no tener mucha importancia eventual. En este afán se seguir compartiendo aquellos recuerdos que asaltan a mi pensamiento cada que toco algún tema en el diario vivir, era de esperarse, no vino ningún tema.
Esto ocurrió hace poco. Leía un libro de historia, nunca me interesó hasta que un día leí "el que no sabe de dónde vino, no sabe a dónde va". Y bueno, todo lo que viene después de esa frase ustedes se pueden imaginar, buscar sobre de qué trataba lo que pensaba que era (yo) e indagar un poco más sobre mi país y sobre cómo llegó el mundo a estar como está. Así empecé una vez más a recordar. No puedo imaginar el fervor con el que los ancianos conservan y aprecian sus recuerdos, pues son objetos mentales que nos traen no sólo una emoción agradable o difícil de desarraigar sino que se trata de uno mismo, de su crecimiento, de su formación como ser social, de "hacerse un espacio" para que el universo, el mundo, el pueblo se entere que existimos, que respiramos, que estamos acá. Fue así que al recordar mis dos décadas, pocas a comparación de la historia de muchos, y muchos años a comparación de los cuentos de otros, comprendí que puedo considerarme "ecléctico", aunque me duela en lo más profundo de mis prejuicios. Pues el mundo en sí mismo tiene tanta variedad que ofrecer y muy pocas personas se atreven a centrarse en sólo un tema, un estilo de vida, una teoría.
Comprendí que es el tiempo que da la razón a la vida y a las decisiones, buenas o malas, que tomemos. Comprendí que la búsqueda de explicaciones sólo se podrá encontrar al momento en que podamos dejar de ver el mundo que nos rodea y observemos cuánto este influye en nosotros y nos mueve por corrientes de certeza y frustación. Eso nos hace estar ocupados, eso nos hace sonreír una vez más al horizonte y decir: Ya llegará el momento en que te encuentre. Mirar atrás y sonreír con nostalgia y decir: qué tonto fui cómo pude haber hecho esto, pero... si no lo hubiera hecho entonces aún no podría darme cuenta de lo tonto que puedo llegar a ser.
Comprendí que es el tiempo que da la razón a la vida y a las decisiones, buenas o malas, que tomemos. Comprendí que la búsqueda de explicaciones sólo se podrá encontrar al momento en que podamos dejar de ver el mundo que nos rodea y observemos cuánto este influye en nosotros y nos mueve por corrientes de certeza y frustación. Eso nos hace estar ocupados, eso nos hace sonreír una vez más al horizonte y decir: Ya llegará el momento en que te encuentre. Mirar atrás y sonreír con nostalgia y decir: qué tonto fui cómo pude haber hecho esto, pero... si no lo hubiera hecho entonces aún no podría darme cuenta de lo tonto que puedo llegar a ser.
Creo que es tiempo de sospechar el futuro mirando de reojo el pasado.
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