Aquel cuadro colgaba de la pared, colgaba terso, triste, sincero, con muchas quejas en sus trazos. Su observador sosegado, con una taza con mate de valeriana en su mano y su mirada acuciosa rebuscando cuanto detalle sea posible encontrar en aquel cuadro triste y sincero, recordaba el motivo y el momento cuando lo pintó. Recordaba inclusive el día de su creación, naturalmente no era el artista pues buscaba detalles, pero lo conocía personalmente. Y fue por esa razón que conocía el momento de su creación, aún más las emociones que experimentaba el artista, que era su hermano.
El fogón de la casa se mantenía encendido en cuanto esfuerzo hacía, y el gato de la casa dormía acurrucado en un círculo sobre la alfombra con diseño persa. La iluminación era blanca y lozana dado que la luna brillaba tal y como en el cuadro. El tocadisco aún funcional, dejaba sonar un vals de aquella época y la taza con valeriana se terminaba poco a poco mientras su dueño recordaba y meditaba. Pensó en su hermano y sintió a su corazón estrujarse con un tirón. Se puso en pie para respirar y caminar. El gato abrió los ojos y volteó las orejas hacia atrás. El hombre sonrió y lo miró como diciendo "sabes lo que está pasando ¿verdad?".
Apagó el tocadisco y guardo el disco en su cubierta, subió las escaleras y llegó a su dormitorio que estaba con la puerta a medio abrir y se podía observar el brillo de la luna escapando de la habitación. Se acercó a una mesa que sostenía una lámpara con dragones grabados. Se sentó abrió el cajón de la pequeña mesa y sacó un lápiz y un borrador, al extremo de la mesa se encontraban papeles lo cuales usó para escribir una carta a su hermano que se encontraba de viaje de regreso a Corleone.
Fabrizio, te escribo esta misiva recordando aquel lienzo que me regalaste cuando saliste de Corleone. Lo traje conmigo a Sicilia cuando me perseguía Fillipo Pascali por haberle defraudado por cosas que ya te comenté. Sé de tu regreso a casa y también de que nuestro padre cumple su centenario , sin embargo no podré llegar sino hasta otoño debido a un retraso en la producción en la fábrica en la que estoy trabajando. Espero encontrarnos muy pronto con todos los nuestros, por lo pronto envío muchos saludos a toda la familia. Dile a Teresa que deseo mucho conocer a mi nuevo sobrino. Y también saludos a la pequeña Adriana Consigliere, tu amiga de hace mucho de seguro tendrán mucho que conversar.
Tu hermano que te aprecia.
Domenico Cantacosi
Guardó en sus corazón aquellas frases, repasándolas una y otra vez en su mente, corrigiéndolas para que queden cada vez mejor. Abrió cuidadosamente el sobre y planificó enviarla al día siguiente dado que camino a la fábrica se encontraba el correo de Sicilia. Luego durmió.
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