Encontré una frase muy agradable:
En el corazón de todos los inviernos vive una primavera palpitante,
y detrás de cada noche, viene una aurora sonriente.
Khalil Gibran
Y entre todo lo agitada que estuvo esta semana me tomo un momento para reflexionar sobre la esperanza, sobre aquella cualidad inherente a cada ser humano, que sin lugar a dudas alberga en lo profundo de sus emociones, en el motor de su voluntad. Se le suele llamar "esperanza", en otros momentos "resiliencia", en otras situaciones "fuerza de voluntad", se suele calificar a los que la usan como "perseverantes", "firmes", "dedicados", entre otros adjetivos. Pero ¿es esa cualidad algo particular que nace en el corazón de algunos? Puedo pensar que no, me obligo a pensar que no. Al tiempo en que me limito a concluir en mi mente que las decisiones no están determinadas por el destino me doy cuenta que en algún lugar de Lima está ocurriendo un embarazo precoz, una muerte de un adolescente por "ajuste de cuentas" o por no poder convencer a sus padres de su "amor imposible", en una suerte de Romeo y Julieta claro está. Y me pregunto ¿Sirve de mucho que piense en la esperanza y llegue a tales conclusiones cuando el país se desmorona día a día? Yo sé que sirve de mucho cuando se presenta una situación grave como una enfermedad terminal y una familia anímicamente debilitada necesita de un apoyo fraterno, y se pueda repetir aquella frase de "la esperanza es lo último que se pierde" y esta frase me llevó a pensar (una vez más, para variar) en la mitología griega.
El pithos (caja?) de Pandora donde quedó Elpis (esperanza) me causo mucha extrañeza que contuviera los males, y que se considere a Elpis como uno de ellos, se generó el conflicto cognitivo he intente dilucidar por medio de la razón esta consternación. ¿Cómo esta cualidad que permite esperar en alguna manifestación divina la solución a un problema se convierte en un mal para la humanidad y hasta me atrevo a pensar que por el último mal en aquella urna tuvo que ser uno de los más poderosos? Acá va mi conclusión . En muchas oportunidades caemos en la adicción de depender demasiado en la esperanza y ésta se transforma en ocio, en un letargo por que un revés de la vida nos dé la riqueza como en un valdazo de agua fría en la espalda cuando estamos observando en la televisión nuestra serie favorita (otrora novelas, creo que ahora ya no gusta llamarlas de este modo), ese puede ser un caso ¿no?. Otro, aquellas falsas esperanzas aguardadas como poteniales hechos realizables cuando siendo sapientes del resultado nos hacen más daño del que podríamos obtener aceptando lo evidente, si bien es cierto no nos gusta sufrir pero debemos hacerlo en varios momentos de nuestras vidas para madurar y comprender en el proceso nuestro motivo de vida. Un caso más de los que faltarían por enumerar y que considero ustedes también pueden pensar después de leer este sencillo repaso de ideas, el fin de la esperanza es muchas veces la observación pasiva de un evento que se desenvuelve como esperamos sin mover tan sólo un dedo, considero que eso nos hace daño como aquel que no hemos liberado del pithos de Pandora.
Ahora bien, las cosas positivas. El ánimo desgastado por la nostalgia, ansiedad, dolor... se reluce y se obtienen nuevas fuerzas para seguir adelante, considero que a eso se refiere Khalil Gibran al pintarnos este cuadro tan agradable del amanecer. Que nuestro Elpis enclaustrado en el pithos de nuestro corazón debe ser liberado de una forma que nos impulse a actuar y ser parte del milagro y no esperarlo de brazos cruzados. ¿Acaso será posible hacer algo parecido con los otros males de la caja de Pandora?
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