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6.12.10

Una vez más, y siempre

Viernes, de noche.

La llovizna cayó como una sábana sobre un lecho. La vi desde lejos, debería haber estado a su lado, pero también me sentía privilegiado viéndola desde mi lugar. Su sonrisa me daba paz, me calmaba. Sentí que podíamos comunicarnos tan sólo con miradas. 

Sábado, de mañana.

Nos sentamos juntos, nos tomamos de la mano y oramos. Sus ojos me fortalecían, me hacían sentir que el futuro estaba próximo, muy próximo. Los ojos de de su abuelito, me observaban también, de lejos. El discurso lo entendímos, lo aprendimos y una vez más oramos con las manos juntas.

Sábado, de noche.

Quedamos en encontrarnos en el lugar de siempre, esta vez ella conocería a mi abuelita. Aquella mujer con quien conversó por teléfono alguna vez y las dos rieron. Se encontraron y yo sonreí con ellas. Mi abuela dijo: Hija, esperaba conocerte con muchas ansias. Me encantó ese cuadro y mis convicciones se hicieron tangibles como si pudiera tocar el futuro en un espacio pequeño sobre las yemas de mis dedos. Ella conversó mucho con mi abuela y nos enteramos que su cumpleaños era el mismo día de nuestro aniversario. Sonreímos en nuestros corazones y una vez más nos tomamos de la mano.

Domingo, al mediodía.

Le dije para tomarnos fotos, salimos del tumulto, aún con nuestros uniformes y la alegría en los ojos. Mi hermana se acercó la saludo y le dijo que nos tomaría varias fotos. Ella accedió y sonreímos. La abracé, todo cuanto soñamos parecía muy cerca.

Domingo, unas horas después.

Ella había ido con su familia y yo le había perdido de vista. Estaba con mi familia y de pronto apareció. La abracé. Nos tomamos fotos, otra vez. Nos besamos. Era tiempo de despedirnos.

Lunes, en la tarde.

Era tiempo de encontrarnos. Nos encontramos en el metro. Nos besamos, una vez más. Le conté lo que había pasado en la mañana. ella tenía el brillo de siempre en sus ojos. Me contó también lo que pasó, en parte. Viajamos.

Lunes, en la noche.

Conversamos sin conciencia de final. Su cuñado quien nos acompañaba en la conversación nos comentó muchos detalles que yo no conocía sobre su suegra, mi suegra también. La conocí más a través de la percepción de ellos. Agradecí en mi corazón el hecho de hacerme parte de la familia. La tomé de la mano, una vez más. La abracé, una vez más. La besé, una vez más. Nunca será suficiente, siempre será necesario. Ich LIebe Dich G.

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