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13.1.10

De la luna y lunares

Una vez más observando la luna... preguntándome sobre la relación que le otorgan con las mareas y el misticismo que la envuelve como desencadenante de males, bienes y fenómenos de la naturaleza. Recuerdo observándola desde el mar, desde la sierra , desde el río, desde un edificio, desde una calle de juegos infantiles, por la ventana del carro, por la ventana de mi cuarto ahora, extiendo la mano y leo un poema que Jaime Sabines, poeta mejicano, escribió...


La luna se puede tomar a cucharadas
o como una cápsula cada dos horas. 

Es buena como hipnótico y sedante
y también alivia
a los que se han intoxicado de filosofía
Un pedazo de luna en el bolsillo
es el mejor amuleto que la pata de conejo: 
sirve para encontrar a quien se ama, 
y para alejar a los médicos y las clínicas. 
Se puede dar de postre a los niños
cuando no se han dormido, 
y unas gotas de luna en los ojos de los ancianos
ayudan a bien morir


Pon una hoja tierna de la luna
debajo de tu almohada
y mirarás lo que quieras ver. 
Lleva siempre un frasquito del aire de la luna 
para cuando te ahogues, 
y dale la llave de la luna 
a los presos y a los desencantados. 
Para los condenados a muerte 
y para los condenados a vida 

no hay mejor estimulante que la luna 
en dosis precisas y controladas

Esbozo una sonrisa, otra vez, y sueño despierto.

En su cuarto menguante, teniendo en su penumbra al fin un poco de privacidad lágrimas de la luna alegre caen hacia la tierra y reposan en las pieles de sus habitantes, a esas lágrimas yo las llamo lunares.


.zach.

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