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29.6.09

Padre a los 20 II (redefinición espontánea)

Qué feo es ver a un hombre llorar y más terrible supongo es si volteas a la izquierda y te das cuenta que ese que llora eres tu, pero todo cambia cuando esas lágrimas no son de tristeza sino de alegría, te sostienes la cabeza, y en tu mano derecha sostienes una carta que en letras muy delineadas y escritas con lápiz dice:

Hola Papá ya escrivo mejor. Te quiero mucho, ¿cuando vuelves?. Feliz Día.

Tu ija Alexia

Recuerdo ver las faltas ortográficas de otros niños, en el colegio, y corregirlas inmediatamente, con paciencia claro está pero en esta oportunidad las leía una y otra vez e imaginaba como sus frágiles dedos cogen el lápiz y trazan las líneas redondeadas y se salen del reglón, no es que sea una persona perfeccionista pero como que me agrada que las cosas están bien. Además como dicen "los niños son el futuro del mundo". En fin, me encantó recibir esa carta de mi hija. Y lo que lleno de lágrimas a mis ojos fueron esas dos palabras enmarcadas en los signos de interrogación ¿Acaso las huellas de los mayores (si es que se los puede llamar as� deben arrastras a los más pequeños? ¿Acaso ella tiene que ver con todas las complicaciones que yo irresponsablemente decidí vivir? Me parece injusto tener que empujar a alguien que no es merecedora de estas situaciones; sé que por algo tuvo que ocurrir... pero ¿qué es ese algo?.

Las soluciones son difíciles de avizorar. Me duele el corazón el poder privar a mi hija de una imagen adecuada de un padre, de estar lejos de ella, de no haber estado con ella cuando le pedían información de mí en la escuela o para ir a la iglesia, de ser solamente fotos y cartas en el ático ¿de qué es culpable?... De que yo esté intentando madurar a pasos agigantados. Muy probable que sea así. Mejor dicho: de que YO haya intentado madurar a pasos agigantados. Pero... en realidad lo único que estoy haciendo es desplazar mi responsabilidad de la situación y no consigo si quiera asumir las consecuencias.

Al parecer esa es mi respuesta, esa respuesta a la que me niego aceptar por orgullo, por vergüenza, por insensatez, por ser quien decidí ser, por inmaduro. Y qué hago con este mundo sobre mis hombros ¿enfrentarlo? no quiero, no quiero que llegue ese día, no me atrevo a bajar la cabeza y sentirme más derrotado de lo que ya me siento - empieza a sonar mi teléfono - ¿Aló?...

Hola hija: Me acaba de llamar tu mamá, estoy preocupado por cómo estás. He leído tu carta y me parece muy linda, sé que ya estás creciendo y estás aprendiendo mucho en la escuela. Recuerda obedecer siempre a tu madre... ya te visitaré muy pronto, en un mes si Dios lo permite, te quiero mucho mi niña. Esfuérzate en la escuela, ya me enteré que has sacado 20 en lógico. Nos vemos pronto. Besos.

Tu padre que te quiere, Ricardo.

Ni bien acabé de escribir, me sentí mejor. Tengo que solucionarlo en un mes, y afrontarlo. Sé que esto no sólo me ayudara a vencer mi orgullo sino también a aprender a asumir las consecuencias. La carta está en mi corazón aguardando ser enviada cuanto antes.

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