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14.6.09

Día feliz con lluvia

Desperté con una fría sensación sobre mis brazos, mis ojos se cerraban frente al resplandor de la luz que dejaba pasar la ventana. Afuera había una suave brisa matutina que rociaba el piso con gotas diminutas de rocío. Me desperté entre voces lejanas y pequeños rayos de luz inmiscuyéndose por mis pestañas. Reconozco que ya es de día y que el clima está más frío que hace una semana, mas que ayer.

Después de unos minutos conseguí darme cuenta de mi alrededor, me encontraba en mi dormitorio, no estaba lo suficientemente abrigado y mis brazos estaban fríos, me cubrí con la frazada en cuanto el calor intentaba regresar. Mi agenda mental me dio una alerta: Tienes clases por llevar, fíjate qué hora es. Y busqué con la mirada aún entreabierta al reloj en la pared, no había, eso significaba que tenía que levantarme y buscar mi celular y revisar la hora. En el momento que me disponía a tomar fuerzas para levantarme y caminar hacia la mesa donde estaba mi celular, la agenda de aquel me dio una alerta cantando una canción (obviamente preprogramada). No me quedaba otra que dejar mi letargo a un lado e ir y coger mi celular y apagarlo. fui, lo cogí y al ver en la pantalla decía: Clases de Técnicas Proyectivas. Esbocé una sonrisa irónica en mis labios al darme cuenta que el cerebro humano es el mejor instrumento que pueda haber sido creado.
Al salir de mi casa reconocí porqué mis brazos estaban fríos en la mañana, la neblina cubría los techos de las casas de dos o tres pisos, debajo de esa neblina blanca con matices de transparencias se hallaba una fina capa de lluvia particular (de particulas, para no causar dificultades en la semantica), felizmente había dejado mi vejez en el bolsillo interno de mi saco y estaba con mi fiel compañera, la nostalgia, que por primera vez se desligaba de la vejez y se alojaba en mis pensamientos... me aferré a mis casa y apreté fuertemente mis dedos encerrando en un puño mis dos manos y me sambullí en la lluvia particular que me mojaba en contexto micro explotando las suaves particulas sobre mi rostro y cubriendo los espacios entre mis poros. Caminé cuanto pude hasta llegar al paradero de motos. y me embarqué para ir a la universidad.
Llegué al salón y el frío se quedó en la puerta. Al salir de clases dos horas después, había hecho su travesura: la vereda estaba mojada, esa fina capa de lluvia particular había osado ampliar sus dominios y empezó a asociarse con el viento y la garúa. El piso estaba muy peligroso y el abrigarse bien era una acción no discutible. sin embargo la nostalgía río conmigo al sentirme cómodo cuando las gotas, un poco más grandes, se alojaban en mis pestañas y cubrían mi visión, yo imaginaba tener parabrisas en los ojos para aclarar la visión (tal y cómo lo vi en las caricaturas).
Fue un día muy nublado, sin embargo, y a diferencia de otro día, estuve feliz, feliz de vivir y de respirar y de que llueva y de reconocer que los momentos tristes a veces van de la mano con el clima, no obstante este no fue el caso. fue un día para ponerme pausa y dar un respiro para seguir adelante.
zach.
Lima, 14 de junio

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