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1.6.09

los análisis

Nunca pensé o imagine cuán difícil sería sentirse discapacitado hasta que me pasó, el aprendizaje empírico es mucho más trascendental que el teórico, el lunes fui a ver que pasaba con mi rodilla, el domingo ya había recibido los tratamiento de primer orden, es decir, el hielo, para desinflamar, la frotación, para que penetre en el músculo y lo pueda mantener caliente. Recuerdo que para llegar a mi casa no podía se hacía un mundo, tuve que subir en una moto que llevaría cuesta arriba hacía mi hogar (cuatro cuadras de frente desde la entrada a la izquierda).

En fin, el lunes, llegué ala posta médica para los análisis, me hicieron esperar un tiempo porque en emergencia había casos más graves, y yo podía esperar, no estaba sangrado ni nada por el estilo. Una vez que los casos importantes ya estaban atendidos, el médico, un viejito bonachón, de pelo cano y sonrisa tranquilizadora se me acercó y me dijo: ¿qué pasa hijo? ¿De qué estas mal?- le comenté sobre mi caída estrepitosa, al menos para mi, mientras jugaba vóley a la par que me iba remangando el pantalón para que pudiera ver la hinchazón de mi rodilla. – mmm…- pensó para sí – necesitas… ajá partes blandas… - saca tu ticket de emergencia y te atiendo en el momento – y luego ingresó a su consultorio.

MI padre que me estaba acompañando, con su sobreprotección y estrés peruanos, se apuró en sacar el ticket y entré directamente al consultorio, muy tranquilo inclusive para mi parecía muy tranquilo como preparándome para el diagnóstico. El anciano médico me preguntó cómo ocurrió y me pidió verlo nuevamente, luego me preguntó los datos básicos como dónde vivo, mi edad, mientras escribía en su cuaderno gigante, luego, cogió el parte médico y escribió: edema debido a contusión fuerte, ecografía de extremidades en partes blandas. Me dijo un lugar donde tendría que tomarme y me recetó una inyección intramuscular (de las que me hacen reír al momento de medir dónde la van a poner) y unas pastillas tres veces por día durante cuatro días. Mientras acababa de decir eso, entró una enfermera y le dijo: un paciente ha llegado con la cara golpeada y sangrando, necesita su apoyo.- el doctor con la paciencia que le dieron los años, aceptó el recado y pidió que lo esperen para atender el siguiente caso. Yo, por mi parte, me sentía mal pues había otras cosas más importantes como un niño llorando afuera por un dolor de cabeza, supongo, y el paciente recién llegado con una herida por suturar en el rostro, que mi pierna inflamada.

Salí lo más rápido que pude para evitar mas problemas y le dije a mi padre que fuera a comprar esos insumos y la jeringa para mi inyección, mientras esperaba, me encontré con una miga que hace internado en psicología en aquel centro de salud, conversamos un toque, le presenté a mi mamá y luego me despedí de ella, como yendo a buscar a mi padre y a chismosear sobre una inyección para la influenza, gripe A, gripe porcina, AH1N1, aquella que está de moda. Pregunté si podía ponérmela pero dado que me iban a poner otra que tenía un componente que no era compatible con el de la inyección me recomendaron esperar una semana.

Llegó el momento de la inyección que me hace reír. Intenté mantenerme lo más serio posible, la enfermera me dijo: tranquilo no va a doler- yo le respondí que no era por el dolor sino por las cosquillas que me producen cuando me miden para ponerme la inyección, mientras terminaba de comentarle ella estaba midiendo, y me dio un ataque de risa, en eso me explicó que no le demore más porque tenía que suturar la herida del paciente recién llegado, me quedé en suspensión en un segundo, y recapacité, respiré profundamente y después de otro segundo mas contuve la respiración. Me puso la inyección y exhalé, para luego reírme a más no poder.

Fue un momento de relajación extraño, muy extraño, pero muy fuera de esa extrañez, reflexioné en cuán difícil debe ser para una persona, que no está con la misma fortaleza física debido a una carencia, superarse y salir adelante, ahora los entiendo mucho más. Me es difícil caminar aún pero sé que esto es parcial y muy momentáneo, comprendo que se pasará en semanas pero sé que es muy valioso y admirable observar esa fortaleza interior, que permite ser fluida para irradiar alegría y soporte emocional a los que les rodean.

zach.

Recordando el lunes 25 de mayo del 2009

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