Hoy iba a renunciar, hoy iba a intentar declararme a Ella, y quedar en un momento para encontrarnos y poder decirle cuánto la quiero, hoy quería poder cumplr con mis tareas y no olvidar ninguna, hoy quería no acordarme de Juana, hoy quería olvidar aquel día triste en el cual me deprimí, hoy sólo pensaba en hacer las cosas bien, pero... pero todo salió al revés.
La mañana empezó nublada, desde hace ya una semana y hoy también, la nube lluviosa se veía a través de la ventana y la suave brisa se pegaba en forma de gotas diminutas en el vidrio, compartiendo su helado hálito con mis poros recién alertándose de la mañana.Me acomodé la casaca, fui al baño y me miré al espejo, me lavé la cara y nuevamente el espejo dejo ver mi reflejo muy ojeroso. Salí intentato no hacer ruido. Bajé al primer piso y al abrir la puerta sentí el viento acariciando mi rostro y regalándome un momento de desligue de la realidad.
Camine con el frío en todo el cuerpo, mis dientes se juntaban apretando mi quijada y me puse los audifonos para olvidarme del frío. Al llegar a la carretera, tomé la moto que me llevaría a Puerto, me recosté en el asiento para luego poner al máximo volumen la música que escuchaba.
Después de haber llegado a Puerto y a mi casa, después de haberme alistado para ir al trabajo ocurrió algo muy particular en el viaje a mi trabajo, naturalmente iba a llegar tarde, así que decidí subir al primer coletivo que se presente hacia el óvalo de Santa Anita, después de haber esperado un tiempo prudencial, se apareció un carro antiguo , muy parecido a un Santana, pero menos pituco, era rojo pero estaba pintado a medias con celeste, llevaba una escalera amarrada a la parrilla del techo del auto y una mano salió por la ventana del lado del conductor para decirme que me llevaría por la mitad de precio hasta el óvalo. Yo fiel a mis pensamientos acepté y al entrar un poco dificultoso debido a mi rodilla , aún mala, escuché un saludo muy animoso y particular de un ser humano recontra extrovertido y conversador. Decidí seguirle la conversación.
Empezamos hablando sobre el clima, tema clásico cuando no tienes nada de qué hablar, luego sobre el tráfico, accidentes de transito, horarios, trabajos y siempre que dejabamos un tema quedaba un vacío que sin incomodidad... o tal vez debido a ella, el conductor iniciaba la conversación. Al llegar a mi destino la Av. Metropolitana bajé del carro y le pagué el precio sugerido (la mitad de un precio normal), no me sentí mal pues en realidad el no se dedicaba a hacer viajes colectivos sino a arreglar conexiones telefónicas, fue cuando comprendí el porqué de la escalera en el techo del carro. En fín, llegué tarde.
Hoy quería renunciar, dado que hay unos cuantos problemas debido a los roles que debo cumplir y de la auditoría implacable, minuciosa y, algunas veces, prejuiciosa que realiza mi superioir inmediato: La Direcctora. Al llegar a la institución, me recibe el auxiliar y me dice que hubo un problema con la madre de una alumna adolescente y que le gustaria que pueda tomar en cuenta el caso. Le comenté cómo era el procedimiento y no tuve tiempo de renunciar, por el contrario me sentí comprometido con la labor altruista que debo realizar con los clientes de esa institución. Decidí trabajar y posponer mi despedida hasta cuando haya tiempo de conversar con el tiempo asequible y holgado.
Hoy quería declararme, sin embargo en el poco tiempo que pase con Ella, la de la mirada esquiva, intercambiamos miradas, no esquivas, y sonreimos hablando sobre el tema estrictamente profesional y formal. Aunque en la subvoccalización estábamos comunicando demasiado, sentía que el tiempo me era insuficiente y estaba apurado por llegar a casa y recuperar el tiempo perdido (de sueño). No demoré en intercambiar unas cuantas sonrisas mas y luego despedirme con un beso en la mejilla, Ella sonrió mientras la besaba.
Al regresar el sueño era infinito, pero recapacité y decidí que no era momento de dormir. Llegué a casa, el clima había mejorado, y el sueño se me pasó. Almorcé y entre un rato a Messenger, me encontré con Juana. empezamos a conversar de lo que no debimoas haber conversado jamás y del tema del cual pensaba, ya estaba terminado... pero su insistencia me impacientó y le contesté muy mal (me sentí culpable), ella lo tomó como esperé que ella lo iba atomar y finalmente saldamos la cuenta... yo no iba a cambiar por ella. Tomé mi mochila y salí apresurado para llegar a clases.
Caminé cuanto mas rápido pude y también cuanto mi rodilla me lo permitía, llegué al paradero de las motos, tomé una al momento que decía: A la Universidad!!... Arrancó el motor y yo me encerré en la música que habitaba en mis oídos. De momento, ya estaba en la puerta de la universidad y fui al salón de clases, siendo que habá llegado temprano, me dispuse a leer un capitulo más de Crepusculo, mientras estaba imaginando a Bella y Edward llendo a un bosque alejado en el carro de Bella interrumpió el profesor y saludó a todos con una sonrisa que me dio colera.
La clase estuvo amena cuando a mitad de la clase, mencionó sobre la tarea que había dejado una semana atras y que sin querer había dejado pasar al olvido. Intenté rebuscar en mi mochila si acaso hubiera sonanbuleado la noche pasada y por casualidad mi inconsciente lo hubiera realizado, sin embargo recordé que esa tarea se tenía que hacer con lo s cinco sentidos bien alertas. Fallé.
Regresaba a casa un poco triste por todo el día que había salido al revés y recorde sobre una labor que tenía que hacer. Fui. Llegué cuando había comenzado unos minutos, felizmente era entrada libre (je je je). Me percaté que las herramientas que tenía que utilizar estaban donde debían estar... pude completar algo, hoy. A raiz de eso me dispuse a sonreir y regresar por la larga carretera hacía mi casa.
zach
lima, miércoles 10 de junio
No hay comentarios.:
Publicar un comentario