Salí, para atrapar una historia en el aire fresco de Chosica. Sonreír a la luna incompleta, pues la penumbra cubría la parte superior y el reflejo le daba una impresión de galleta mordida... era la primera vez que la veía así (y eso que tomo mucho tiempo observándola cuando me aborda el insomnio). Ubiqué mis jeans, un polo y un suéter para camuflarme en medio de los transeúntes, algo modesto y sencillo como para no despertar sospechas con algún vigilante paranoico que se le ocurra pensar que estoy en una "misión secreta". Llamé a unos amigos y concluimos en ir a pasear para recrearnos y desestresarnos de tanta presión universitaria... ellos (y ustedes) saben a qué me refiero.
El tiempo me permitió atrapar (como ya les mencioné) una historia al aire. Aunque para ser más exactos, una historia al azar, pues vino envuelta en una caja y escrita en papel (por razones obvias los nombres fueron cambiados) :
Hola amigo, zach. Te agradezco mucho que puedas contar esta historia pues sé que en algún momento si Rosa la llega a leer, se dará cuenta que yo la escribí para ella.
Esta historia empezó hace unos días atrás, cuando la conocí. Fue en una fiesta, sé que no fue el lugar correcto pero qué se puede hacer cuando te toca conocer a alguien. Ella, estaba bien arreglada, me gusto desde un principio. Se había laceado el cabello y tenía una mirada que me atrajo a invitarle a bailar. Reconocí a la primera que yo le agradaba un poco menos que ella a mi, pero me propuse caerle tan bien, que luego me pediría que la acompañe o que la visite en un futuro muy próximo. Y así fue. Le invité a salir un rato a caminar y aceptó, salimos dejando a nuestros amigos en la fiesta, a decir verdad, no los recordábamos. Sabíamos que ellos nos entenderían. Bueno conversamos un buen tiempo y luego nos dimos cuenta que ya era tarde. Sus amigas nos ubicaron y se despidió con un beso en la mejilla, hice el intento por acercarme a sus labios y ella fue muy astuta y sonrió como para darme a entender que se había percatado de mis intenciones. Quedé estupefacto.
Al día siguiente, en la tarde, busqué su número en mi agenda y la llamé, ella estaba saliendo del trabajo en Lima y le dije que estaba cerca que me esperara cerca a su trabajo que yo llegaba un cuarto de hora pues quería conversar. Almorzamos juntos y luego me dijo que debía regresar a trabajar, ella es secretaria en una empresa aseguradora. En fin, aprovechamos el tiempo que quedaba caminando hacia su trabajo. Sentía que todo era divertido en Rosa. Nunca entendí por qué.
Hoy la fui a buscar a su trabajo, no estaba. Hoy la llamé a su teléfono me contestó alguien que me dijo que no la conocía y que vivía en otro distrito de Lima, por más que intente conversar más para reconocer su voz no la identifique y sentía que me decía toda la verdad sobre el desconocimiento de una tal Rosa y que no le insista. En fin, le escribí a su correo muchas veces pero... no respondió. La perdí sin saber lo pronto que sería. Le comenté esta historia a algunos amigos pero me dijeron que se acordaban de ella, pero muy vagamente pues sólo salimos un día y ellos conocían a sus amigas que ni más se comunicaron con ellos. Pensé que estaba loco.
Empecé a hacer memoria e interpretar cada una, reconocerlas como parte del pasado y no como un sueño, y no podía hallar la diferencia. Espero que en algún momento ella se encuentre con esta historia, y se comunique conmigo. Pienso en ella.
Hoy la fui a buscar a su trabajo, no estaba. Hoy la llamé a su teléfono me contestó alguien que me dijo que no la conocía y que vivía en otro distrito de Lima, por más que intente conversar más para reconocer su voz no la identifique y sentía que me decía toda la verdad sobre el desconocimiento de una tal Rosa y que no le insista. En fin, le escribí a su correo muchas veces pero... no respondió. La perdí sin saber lo pronto que sería. Le comenté esta historia a algunos amigos pero me dijeron que se acordaban de ella, pero muy vagamente pues sólo salimos un día y ellos conocían a sus amigas que ni más se comunicaron con ellos. Pensé que estaba loco.
Empecé a hacer memoria e interpretar cada una, reconocerlas como parte del pasado y no como un sueño, y no podía hallar la diferencia. Espero que en algún momento ella se encuentre con esta historia, y se comunique conmigo. Pienso en ella.
Gracias por publicar mi historia.
Atentamente.
Después de leer aquella carta encontré en la caja una hoja pequeña que decía: Uno nunca sabe lo que tiene hasta que lo pierde. Dije para mis adentros: Lo sospeché desde un principio. Sonreí y concluí en caminar una vez más para seguir atrapando historias al aire.
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