Hay algunas oportunidades en las que el encuentro con el pasado se describe como una suave tela que te envuelve y luego te deja una sensación de que algo falta. Tal vez el vacío se manifieste en la garganta, tal vez en la espalda, al vez en las plantas de los pies. Sea donde fuere esa sensación te impide sentirte cómodo y sólo esperas alguna oportunidad para encontrarte nuevamente con el pasado y hacerle frente, o en el peor de los casos lo olvidas y te acostumbras a aquella incomodidad, que pronto deja de ser inconfortable. En muchas oportunidades, el pasado tampoco viene a nuestro encuentro tal y como lo esperamos. Viene envuelto en paquetes de regalo, o nos espera en lugares infrecuentes, más aun nos podrían encontrar en personas que conocemos recién, y también en algunas historias que escuchamos de alguien. Es así como no nos podemos anticipar a esto, es así como debemos aprender a reconocer cómo nos encontramos anímica y psicológicamente para afrontar este encuentro inesperado con algo que ya fue escrito por nosotros mismos sin la intención que sus consecuencias nos alcancen.
Me encontré con ella por internet. Me preguntó si podía llamarme, como solía hacerlo hace mucho. Accedí. Me pareció gracioso, saber que era la primera vez que esperaba su llamada y sabía que iba a durar mucho, pues solía ser también así. Pero ahora las cosas habían cambiado tanto. Ella se había casado y ya tenía su bebé, una linda bebé que crecía rápidamente y que sólo la conocí cuando estaba aún formación, aunque desde ya era un poco inquieta. Por mi parte, aún estoy terminando mi carrera, tengo una relación que me impulsa a esfrozarme cada día más y cumplir tanto como sus objetivos los míos también y todavía no pienso tener hijos, el futuro se presenta como un papel en blanco pero hay algunas que cosas que ya estoy seguro haré por allá. Escribir y abrazar, es suficiente saber esto para mi curiosidad.
Me contó muchas cosas que desconocía desde su viaje a donde reside actualmente. Los problemas que tiene que enfrentar alguien foráneo en un lugar donde todos están con la vida escapándose a la vuelta de la esquina, tuvo que aprender muchas lecciones apresuradamente y asumir roles que en el tiempo que la conocí no pensaría a desarrollarlos tan rápido. Por acá las actividades se delimitan a viajar en carro durante algunas horas con la certeza que todo estará tal y como quedó en el momento que partiste. Fue muy agradable saber que ella ya está más estable después de todo y que está disfrutando de la alegría de criar una bebé en la cual forjar un futuro con mayores espectativas.
Al ponernos al día sobre nuestras vidas comprendí que ella necesitaba ser escuchada sobre algunos problemas que le aquejaban y que naturalmente no podían ser controlados sólo con actitud pues involucraba parte de su familia. Supe que las decisiones que se tomarían serían cruciales para su bienestar emocional y pensé en que podría mejorar su actitud siempre y cuando esperara en que el desenlace sería positivo. Sólo escuché y le di mi opinión, no podía hacer más. Aunque me hubiera gustado influir sabía que no debía. Eran sus decisiones las que le debían ayudar, no mis intenciones. Creo que lo mismo me correspondería a mi hacer si en todo caso avisorara algún problema próximo. Tal vez sea momento de una introspección.
Me encontré con ella por internet. Me preguntó si podía llamarme, como solía hacerlo hace mucho. Accedí. Me pareció gracioso, saber que era la primera vez que esperaba su llamada y sabía que iba a durar mucho, pues solía ser también así. Pero ahora las cosas habían cambiado tanto. Ella se había casado y ya tenía su bebé, una linda bebé que crecía rápidamente y que sólo la conocí cuando estaba aún formación, aunque desde ya era un poco inquieta. Por mi parte, aún estoy terminando mi carrera, tengo una relación que me impulsa a esfrozarme cada día más y cumplir tanto como sus objetivos los míos también y todavía no pienso tener hijos, el futuro se presenta como un papel en blanco pero hay algunas que cosas que ya estoy seguro haré por allá. Escribir y abrazar, es suficiente saber esto para mi curiosidad.
Me contó muchas cosas que desconocía desde su viaje a donde reside actualmente. Los problemas que tiene que enfrentar alguien foráneo en un lugar donde todos están con la vida escapándose a la vuelta de la esquina, tuvo que aprender muchas lecciones apresuradamente y asumir roles que en el tiempo que la conocí no pensaría a desarrollarlos tan rápido. Por acá las actividades se delimitan a viajar en carro durante algunas horas con la certeza que todo estará tal y como quedó en el momento que partiste. Fue muy agradable saber que ella ya está más estable después de todo y que está disfrutando de la alegría de criar una bebé en la cual forjar un futuro con mayores espectativas.
Al ponernos al día sobre nuestras vidas comprendí que ella necesitaba ser escuchada sobre algunos problemas que le aquejaban y que naturalmente no podían ser controlados sólo con actitud pues involucraba parte de su familia. Supe que las decisiones que se tomarían serían cruciales para su bienestar emocional y pensé en que podría mejorar su actitud siempre y cuando esperara en que el desenlace sería positivo. Sólo escuché y le di mi opinión, no podía hacer más. Aunque me hubiera gustado influir sabía que no debía. Eran sus decisiones las que le debían ayudar, no mis intenciones. Creo que lo mismo me correspondería a mi hacer si en todo caso avisorara algún problema próximo. Tal vez sea momento de una introspección.
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