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14.10.09

Inconsistencias... en mi sillón, en la sala.

Es interesante pensar en lo que ocurre con uno mismo. Y a las 4:00 am es mucho más importante dado que el análisis tiene su tiempo exacto. A esto se le incrementa el deseo irresistible de escribir, pero se limita en la claridad de luz que ocupa el recinto. El ambiente se llena de una brisa suave y serena que naturalmente avisa que es de madrugada y que es preciso abrigarse cuanto antes sea posible. Aquella brisa se posa sobre mi nariz y la enfría, dejándome oler un aroma que se interna en el camino a mi cerebro. Me siento en el sillón de mi sala, oscura vacía, y empiezo a pensar (una vez más). Recuerdo algún campamento cuando quedé en vigilia. Recuerdo los viajes durante la noche hacia el interior del país. Recuerdo el viaje a Brasil, hace unos 5 años aproximadamente (aún no puedo creer que haya pasado tanto tiempo). Me imagino en la silla de un bus mirando por la ventana el paisaje avanzando junto a la velocidad, cambiando a cada segundo. Regreso a la realidad y continúo estando en mi sala, en el sillón, pensando.

A raiz de recordar los viajes que hice, recuerdo lo que conllevó haber viajado, los lugares donde estuve, lo que hice donde estuve, lo que pensé cuando estuve allí. Recuerdo en Salta, Argentina, llegando a un hotel para pasar la noche en ese lugar y al día siguiente partir. Recuerdo una vez más que aproveché para sentarme en la sala de estar de aquel hotel, a mi lado alguien a quien aprecio, y eché un vistazo por la ventana al paisaje de luces que ofrecía la ciudad y sentí la brisa lejana que venía hacia mi cruzando la ventana de madera abierta de par. Aquel recuerdo de la brisa una vez más me trae a la realidad y regreso a mi sala, en el sillón, pensando

El hecho de pensar en Argentina me trae al presente el recuerdo de las personas que están lejos de mi, de mi amiga en USA, de R, cuando solíamos conversar, jugar, vagar y caminar, caminar y reir. La extraño y pienso otra vez, en mi sillón, en la sala. También recuerdo a M, otra amiga que conocí cuando éramos niños y jugabamos cualquier invento que la imaginación nos permitía pensar. Recuerdo a S, con quien compartimos la secundaria y recuerdo sus abstracciones y análisis de la realidad peruana y de la sociedad que vivíamos. Recuerdo a alguien con quien pasé poco tiempo y que lo conocí más en historias de generación, mi abuelo, él está lejos, muy lejos. Recapacito una vez más en mi sillón, en la sala, el recinto oscuro con una ventana amplia que deja entrar algo de luz del amanecer azul.

Pienso en el tiempo, en lo que puede estar ocurriendo al mismo tiempo en muchos lugares que visité, imagino qué debe estar ocurriendo y esbozo una sonrisa y un lágrima fluye en mi interior. Pienso en los momentos, en las ciscunstancias, en las acciones, en las decisiones, en el tiempo de vida, en el privilegio de vivir y sentir el mundo. Sentimientos encontrados que me devuelven una vez más a la realidad que me hace consciente de que estoy dormido en mi sillón, en la sala.

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