Escribir y dejarlo inconcluso. ¡Qué dolor!... la inspiración e imaginación tan cortas, disminuidas a falta de ejecicio, una obra que pudo haber sido agradable, bien escrita, sintácticamente apreciable, ordenada, y sin subterfugios que alborotan el pensamiento tratando de desentrelazarlos. A veces el momento no puede ser el correcto y por aquella ansiedad de liberar estrés, empiezo a escribir sabiendo que puede ser poco tiempo, sabiendo que no podré terminar. ¿Acaso estoy demasiado estresado? ¿Acaso es un pretexto de procrastinación? ¿Acaso tengo que hacer lo que debo hacer sin opción a reclamo? y dado que sé que el reclamo muchas veces puede caer en mal lugar, definitivamente no lo hago y se aprisiona todo en mi inconsciente. Luego todo cambia de motivación y busco posponer lo imposponible. La respuesta que necesito la tengo en mente, no la escucho, porque me niego a aceptarla. Puedo intentar rebuscar alguna otra pero aquella siempre estará presente. Negando me desgasto y envejezco.
Hoy estuve pensando en ponerme en orden, como suelo hacerlo cada que empiezo el bimestre o trimestre según el ciclo de proyectos que me proponga. En estos días acabó un proyecto, es hora de cambiar ¿verdad? el problema incial es que se ha cruzado con otro que inició en la mitad del primero, esto implica que tengo que continuar esta rutina hasta que termine el siguiente que según como ha ido el año, no terminará hasta que inicie otro. Y hasta eso habré escrito muchos textos incompletos y habré tenido que completar algunos a la fuerza o simplemente en un arranque de emoción haber escrito dos o tres artículos en continuo. Esos momentos son geniales. Pero, son esporádicos y suelen ocurrir después de una agran emoción previa cuando salgo, recurre en las noches de insomnio, y en las que no, bueno pues las transforman en noches de insomnio también. Otras oportunidades, no soporto más y duermo esperando que en el agún momento mi memoria episódica aunada a la memoria espacial me den un apoyo en recordar y ampliar la idea para luego escribirla en papel. En resúmen, algún día según la memoria e imaginación me propondré terminar lo inconcluso, ojalá no sea demasiado tarde.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario