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23.4.09

Delirio de trasnoche

Hoy me dolió la cabeza como nunca antes, no fue un dolor intenso, pero tampoco fue uno que se podía ignorar, fue uno como lo es una chica de 22 años de edad, lo suficientemente hábil como para hacerte recordar implícitamente hasta el siguiente encuentro y no recuerdes su nombre más sí su rostro. Espero dejarme entender. Este dolor de cabeza empezó ayer en la mañana, debido a una imprudencia mía de estar viendo una película hasta muy entrada la noche. Pero, ¿Quién no mira una película hasta muy entrada la noche? ¿Quién es lo necesariamente temperante como para dejar de hacerlo? De haberlos, los hay, esto está muy claro, pero ¿están dispuestos a intentarlo una vez y llegar a la conclusión de que no es un autocastigo agradable? Claro esta, nuevamente, que llega a ser agradable cuando se realiza con patas (camaradas “como decían en mi época”), más todavía si se lleva a cabo con amigas (lo dejo a la imaginación de personas sin malicia. A las mentes con malicia: tómenlo desde el punto de vista tranqui, zanahoria, suave, etc.)…

Después de la película hubo tiempo, como en toda noche de película hay, para hablar de chicas, aquellas que no tienen 22 años pero que ya están obteniendo aquella extraña habilidad que aún no comprendo como funciona (valga la pena aclarar que, en el empirismo, me agrada conocer y describir las respuestas condicionadas y particulares en cada chica, con fines de comprender, si es que en algún momento llega a ser posible para un varón, aquella forma particular de pensar).

Empezó la clásica conversación de todos los lunes de noche: Y ¿cómo te va con Ella? - ayer la vi, broder, estuvo un poco seria, luego me comentó que estuvo un poco estresada con las tareas, y tu ¿Cómo vas ah? – Ahí pes, todavía no me decido, me falta conocerla un poco más creo – mmm… bueeeeeno…

Lamentablemente (para ellas), empezamos ha pensar en varias opciones y a ver los pro y los contra, fue en cierta forma gracioso y digamos algo futurista (ya deben imaginar a qué me refiero con futurista). La imaginación es un arma muy poderosa que hasta en algún momento, en especial de sueño a eso de la uno o dos de la madrugada, te empieza a causar estragos en la proyección y en la formulación de metas, cuánto más aún en lo que realmente importa: la valorización de la relación actual con la fémina elegida.

Vagando en nuestros delirios de trasnoche, llegamos al punto de reflexión, de resaltar las cosas que las hacían ver como diosas, sin embargo, era sólo para el interesado, pues el interlocutor cómo que no se percataba de eso dado que estaba, también, pensando en su Dulcinea (y me refiero a Dulcinea por la analogía de la situación). Es como un ángel cuando le llega la iluminación adecuada del ángulo adecuado – yaaa, eso no te creo broder – En serio… - entonces a Ella le tienen que hacer un trono con estrellas si tu flaca es un ángel – Ja, ja no te pases de chistoso ah?...

Poco a poco cuando la iluminación de la razón venía junto con el cielo sereno de las 4 de la madrugada nos dimos cuenta que eran conjeturas e imágenes superpuestas las que describíamos. Cuando en algún momento, tan de pronto, el silencio invadió la habitación y el sueño había ganado una vez más “la carrera de la trasnoche”. Unas cinco horas después el dolor de cabeza se hizo presente y lo relacioné con Ella, sonriendo y obteniendo esa extraña habilidad que en aproximadamente año y medio conseguirá dominar y me hará delirar y construirle un trono de estrellas durante cada sueño, que prometo será más frecuente, pues si realmente planeo iniciar algo serio, habrá que priorizar, más aún su tienes que dividir tu tiempo entre estudio, trabajo y amiga con derecho (posiblemente en una proximidad lejana: novia), las horas de sueño y de actividad.

zach.

Lima, 22 de abril del 2009

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