Si Romeo no hubiera muerto. Sería viejo y amargado. Si los Montesco no hubieran pensado en comunidad, no hubieran terminado en el olvido oscuro. Si la codicia no les hubiera carcomido el alma, no estuvieran donde creyeron no estar. Si Romeo no hubiera sido tan soñador no hubiera querido solucionar las cosas por las buenas, tan solo las hubiera dejado ahí y no hubiera muerto. Pero murió, se mato por aquel sincero amor que pensaba guiaba su vida. Si hubiera sopesado con la razón entonces sería viejo y amargado, como lo son todos los viejos que vivieron bien y sienten que ya no pueden hacer lo mismo. Si los Capuleto hubieran pensado diferente… si tan solo hubieran pensado diferente…
Si Julieta no hubiera esperado en el balcón, sería una viejita amable que prepara galletas para sus nietos, los Montesco Capuleto y toda la prole de ellos. A pesar de la incomodidad que hubieran sentido sus ancestros por juntar aquellos apellidos, ella sería feliz pues sabría muy en fondo de sus sentimientos, en lo profundo de su corazón que habría hecho lo correcto. Que las novelas de caballeros medievales, son historias de mentira, ideadas para idealizar la valentía del ser humano. Podría estar escuchando las canciones de su juventud en aquel viejo tocadiscos, ya con el sonido arrastrado por el tiempo, ya con las dificultades que devienen en la entropía, pero música agradable al fín, música que invoca recuerdos, música que relata lo que pasó. Lo que se hizo bien y lo que se hizo mal. Si los Capuleto hubieran sido un poco más tolerantes. Si las razas y los apellidos no hubieran tenido el valor que le solían dar.
¿De qué sirve ser Capuleto o Montesco, o Del Valle o Del Bosque, o Villavicencio o Villarroel? ¿De qué sirve tener un nombre sino se le da el valor al ser humano? ¿De qué sirve hacerse llamar Romeo o Julieta, o Luis o Mariana, o Damián o Silvana? ¿De qué sirve pensar que somos lo que pensamos que somos y no lo que queremos ser? ¿De qué sufre el ser humano por tener la piel más oscura que la del otro, o por tener el cabello más liso que del otro, o por tener menos dinero que el otro? ¿De qué se trata el hecho de ser divergentes en pensamiento, de no entender que nacimos gregarios, de querer vivir en un solo lugar y no querer ir más allá del horizonte porque parece peligroso llegar por allá? ¿De qué sirve tener recuerdos dolorosos sino estamos dispuestos a dejar la carga a un lado y avizorar el futuro como una oportunidad para hacer de aquellas circunstancias recuerdos sanadores, recuerdos alegres, recuerdos de compartir lo que sabemos, de vivir en sociedad?
Si Romeo no hubiera muerto, hoy sería sólo uno más del montón. Si Julieta no hubiera muerto, hoy sería la matriarca de una familia numerosa y feliz. Si las familias Montesco y Capuleto hubieran estado dispuestas a conocerse y concertar hubieran sido una familia de bien, y hoy serían unos más del montón… del montón de familias que hubieran visto su ejemplo, porque lo bueno se comparte, porque la alegría irradia alegría… del montón de personas que compartirían su cultura familiar con otras más… pero eso es sólo una utopía. Romeo murió y dejó un camino inútil el cual seguir cuando los varones tristes se sienten rechazados. Julieta murió recorrió el camino antes que Romeo, como un acto de lo que llamaba amor, pero que sólo se trataba de un cúmulo de emoción aprendida de historias de caballeros medievales y doncellas en peligros. Si no hubieran muerto, la utopía tendría un ápice de esperanza de materializarse… un ápice en los corazones de las personas que aprenden a sopesar las emociones con la razón.