Libertad: Facultad natural que tiene el hombre de obrar de una manera o de otra,
y de no obrar, por lo que es responsable de sus actos.
No es libre el que puede hacer todo lo que quiere hacer
sino es libre el que puede hacer lo que debe hacer.
En esta reciente semana, he estado quedando con G en encontrarnos para tomar la combi de regreso a casa. Pocas veces llegué a tiempo y sabía que siempre iba a encontrar una sonrisa en su rostro como pidiéndome explicaciones sin decir una sola palabra. Es comprensible, pensaba. Claro quedas con alguien y por cuestiones de criterio de un señor chofer, es casi justificable tu tardanza. Bueno, al encontrarnos y dar una breve explicación de mi travesía hasta el punto de encuentro nos abrazábamos y continuábamos nuestra rutina por encontrar aquella combi en la cual pasaríamos por lo menos una hora y media (conversando, escuchando música, riendo, contando que nos pasó en el día o tal vez, durmiendo).
En una de que aquellas oportunidades nos encontramos con el tema de la marihuana pues ella está trabajando en un lugar donde se tiene que hablar del tema pues el objetivo de la institución es intervenir en casos de adicciones a drogas (sustancias psicoactivas, en nuestro idioma clínico). Para ser más exactos con el tema de la legalización del cultivo de marihuana. Me comentó que habían revisado algunas entrevistas hechas en televisión acerca del tema y de desde que perspectivas se intentaba darle un sustento al tema. Fue cuando me puse a pensar sobre la libertad.
He tenido oportunidad de conversar con personas que defienden la legalización y con personas que no la admiten como una actividad que afiance la seguridad de la sociedad, yo me encuentro en el segundo grupo debido a mi sistema de valores, lo cual no me quita el deseo de poder entender las perspectivas de primero. Bueno, consentí en informarme en lo posible del asunto y en parte pude observa una acérrima intención por que se cumpla lo que piden, que hasta cierto punto es bueno, pero algunas veces me parece peligroso. Por otro lado, mis amigos los antilegalistas, tal vez pensando en los riesgos que se corren al dar permisiones. Llegué a la conclusión de que hay todavía mucho por conversar y esperar de nuestra sociedad limeña que ya debe tener más de quinientos años pero aún sigue comportándose como adolescente.
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En la clase de Educación Cívica, una clase no tan favorita en la secundaria, lo más práctico que aprendí fue "los derechos de uno terminan cuando inician los derechos del otro y empiezan nuestros deberes". Comprendí entonces que la libertad no es simplemente realizar lo que nos plazca realizar, sino también saber hasta dónde podemos hacer algo nos permite reconocer que somos libres. Esa es la praxis de nuestra libertad, es ser esclavos de nuestra libertad. Algo que muy pocas veces solemos entender y que se explica de muchas maneras. Me gustaría algún día poder soñar siquiera que puedo participar de aquella sociedad que permita las libertades. Libertades acequibles al ideal civil. Que permita aquellas libertades por las cuales lucharon nuestros antecesores.
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