Es una rutina ahora, poder leer. El leer mientras hay tiempo y es lo que busco en cuanto esté libre de quehaceres, o cuando me obligue a pensar que estoy libre de quehaceres. En esta semana estuve con muchas ganas de escribir, como en muchas otras, en algún tiempo tuve aquella pausa para poder escribir lo que se venía a la mente en aquel instante y en otro tiempo sólo escribir lo que pensaba que debería ser escrito por simple necesidad de escribir sobre un tema específico. En muchas oportunidades en el texto que escribía dejaba plasmado deseos que muy pocas veces suelen ser expresados por la imagen que proyecto de ser reservado en asuntos personales, también escribí sobre mi querida sociedad, tan anhelada, tan utópica y tan al alcance de un cambio de perspectivas. Estas historias van a la par con mi vida, que se distingue por ser tan singular y tan común como las otras, es tal vez un sueño egocéntrico el querer pensar que soy único en algo, pero también sé que muchas personas lo hacen siendo esto parte de un colectivo ninguno de nosotros lo somos. Sé además que vivir con un libro bajo el brazo es relajante y me permite aclarar algunas ideas respecto a la opinión de los demás, algo pocas veces comprensible debido a mi vida intrapsíquica muy usada y autocomprendida. En algún momento me muestro tolerante y sé que eso se debe a la búsqueda de establecer vínculos normales en mi desenvolvimiento social y pienso que hago un buen trabajo, hasta donde puedo ver los resultados de mis interacciones. Es justo en esos momentos cuando el deseo de escribir estas experiencias es incontenible en mis puños cerrados pues me aferro fuertemente a mi casaca para poder no tener frío después de estar con los ojos acuciosos inmiscuyéndome y especulando en pensamientos ajenos.
El silencio es mi amigo inseparable, siempre que puedo le doy una visita. Recuerdo que en una entrevista de trabajo me preguntaron si podía trabajar en equipo, respondí que si me era posible siempre y cuando se tratara de pocas personas. Así como cuando le expliqué a G que me podía llevar mejor con una o dos personas en una conversación que con diez o grupos mayores pues no sabía a quien atender. Después de haber mencionado esas frases sentí que el silencio me daba palmadas en la espalda diciéndome muy fiel a su estilo con una mirada al horizonte que estaba muy bien lo que había hecho pues la sinceridad permitiría más espacios vacíos en las conversaciones y el silencio no podría sentirse dejado de lado también.
Recuerdo una conversación, la siento tan próxima, fue un dialogo que me dejó con muchos vacíos en la conversación pero me llenó de alegría y nostalgia haberla tenido. Las expectativas venían desde unos días atrás y cuando llego el momento pregunté ¿De qué se trata lo que me habías comentado? Ella bajo la mirada y recordó la historia tan próxima como si la viviera nuevamente, me odié por preguntar y dejar que se ensombrezcan sus ojos, pero la incertidumbre tampoco era justa para mi. Me contó como explicándome con palabras simples como para que no me chocara tanto como a ella, que le tocó vivir. Sentí que el tiempo iba mas lento y pude comprender no tendría un buen desenlace ¿era como suponía? No lo creo, sentí que la decisión que ella tomó después de haber conversado tuvo mucho que ver con el tiempo que nos dedicamos el uno al otro, supe que no era una decisión fácil y tampoco con las referencias que tiene acerca de mi, sentí que podía hacer algo pero me vi imposibilitado una vez que acabo de contarme, lo único que me la sostenía eran mis brazos alrededor de su tronco y no pensaba en dejar de abrazarle. Hubo una pausa mayor. Mis ojos se ensombrecieron junto con los de ella y supuse que no debía decir algo hasta que ella preguntó ¿y tú que opinas? Simplemente las frases se habían alejado de mi mente y quise saber si tendría que opinar algo positivo o negativo. Racionalicé. La amé. Y le agradecí mucho porque el tiempo que teníamos juntos era muy constructivo, conversamos nuestras inquietudes y eso nos ayuda a tomar decisiones de mejor forma. La abracé con mayor sentido de afecto y me prometí a mi mismo quererla aún más. Lo escribí.
foto de mandarinaAsesina
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