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20.6.11

Aprendendiendo de quienes quieren aprender

Creo que el hecho de intentar descubrir el universo detrás del mundo que tengo como propio me ha permitido reconocer que me falta mucho por aprender y descubrir, algo que suelo olvidar seguido debido a mi interés por generalizar las circunstancias y convertirlas en extrapolables en otras más es que tengo que estar atento en todo momento para nuevos aprendizajes. Felizmente todavía tengo el privilegio de conservar mis sentidos responsables de una comunicación efectiva con el medio que me rodea y con las personas que conozco por primera vez. Lo siguiente sucedió hace poco y me ayudó a descubrir una dimensión del ser humano a detalle. Aún sé que no lo es todo, pero creo que tengo un buen comienzo.

Mi labor como profesional en psicología se realiza extraoficialmente en las actividades cotidianas que tengo que seguir mientras no estoy en el consultorio. G, quien también tiene la misma profesión me comparte sus experiencias en el área educativa haciéndome remembrar mi experiencia hace algunos años en un colegio. Claro está, el colegio donde ella ahora está tiene sus particularidades y eso enriquece sus y mis conocimientos respecto a la labor que nos corresponderá realizar, ya sea en un centro educativo, centro de salud, organización o empresa, actividad forense o comunidad rural y urbana.

G me pidió que le lleve un video que tenga el mensaje de las consecuencias del divorcio sobre los niños para un taller que llevaría a cabo en la tarde y aproveché la mañana para tener el video listo y visitarle por la tarde al colegio. Durante la mañana tuve lidiar con algunos imperfectos de mi computadora, una diligencia a la cual llegué tarde, aún así pude conseguir el video para llevarlo a tiempo en la tarde. G, me esperaba y pude llegar unos minutos antes que nos permitieron acordar la estructura del taller. Nos acercamos al recinto donde se realizaría el taller y me percaté que era un salón de primaria, por lo tanto las sillas eran pequeñas, al parecer se puede entender como un detalle mínimo de no ser porque tengo la costumbre de jugar con las sillas haciendo equilibrio. Estaba en calidad de apoyo, por lo tanto pensaba que mi labor cómo psicólogo aún no iba a ser requerida dado que G ya estaba cumpliendo este rol y mi manía de equilibrar la silla la podría realizar de no ser por su tamaño, decidí entonces mantenerme tranquilo y escuchar.

Empezó el taller y la totalidad de padres asistentes eran, en efecto, las madres de familia pues los padres, nos refirieron, trabajaban hasta tarde. Al tocar el tema algunas de las espectadoras, me pareció, empezaron a recordar experiencias suyas pues el video representaba las discusiones de pareja y las emociones que intervienen durante y después de aquellas. Al entablar conversación con ellas, empezaron a dar recomendaciones empíricas para mejorar la relación y así prevenir que las discusiones se agraven más, al oírles reconocí que en ella un claro indicador de que la necesidad de cambio es inherente a sus expectativas para el desarrollo armonioso de la relación de pareja. “Venimos de culturas diferentes, decían, por lo tanto debemos aprender a comprendernos”. Empezaron a expresar parte de lo que les sucedió, las discusiones no faltaron en muchos casos, luego como pareja tuvieron que reconocer que tenían que pedir ayuda y la solicitaron. Algunas parejas superaron la dificultad y se comprometieron con mejorar, otras estaban en proceso de separación dado que el intento había sido infructuoso, por lo tanto el tema que conversábamos era un aliciente para prevenir lo que pudiera acontecer con las emociones propias y las de sus pequeños.

Entre los comentarios encontré sumo interés a las creencias que cada madre aportaba a la conversación. Como baluarte esencial de nuestro profesión hemos aprendido que debemos aceptar a la persona tal y como es, así llegué a entender que ese bagaje de creencias que representaban su opinión estaba cargado en gran manera de las creencias de sus padres y estos a su vez de sus padres que les enseñaron cuando eran niños o cuando algunos problemas ocurrían cerca de la familia, por lo tanto entendí que la familia no sólo es portadora de soporte emocional y económico, sino también es portadora de creencias, frases marcadas en las mentes de sus miembros como un modelo a seguir. “Los varones trabajan, la mujeres se quedan en la casa”, “La mayoría de los varones tienen a ser infieles”, “No me deja trabajar y me pregunta ¿Qué te falta? Tienes todo, no hay necesidad de que trabajes y yo necesito sentirme útil” eran algunas frases que al ser contrastadas con la realidad en la que ellos se desenvuelven es verificable y hasta generalizable. Por lo tanto, cabía especial necesidad de aclarar algunas creencias, no todas pues el tiempo no hubiera sido suficiente sino sólo las más importantes. G con paciencia e interés de ayudarles, explicó cómo podrían proceder para no sólo entenderse sino también hacer frente a los problemas que puedan acontecer cuando la familia política desee dar su opinión respecto a la pareja y sus decisiones. Las conclusiones fueron prometedoras y el objetivo del taller fue conseguido, además que de una forma indirecta aprendí que no dejo de ser profesional cuando estoy cumpliendo otro rol y que puedo estar atento para aprender de personas que tienen la necesidad de cambio inherente a su actitud para tener una sociedad y una familia mejor.

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