Primero
Buscaba programas entretenidos en la televisión, sin embargo en el recorrido hice una parada inusual, un talk show. El tema era inverosímil pero a la vez posible de observar en la sociedad, trataba de familias constituidas por situaciones críticas en las cuales la familia de origen suplía las necesidades económicas de la hija y su esposo, los cuales vivían en la misma casa. El problema no sólo quedaba ahí sino que también el esposo violentaba a su esposa aduciendo que como se casó con ella ahora ella era de su propiedad, como si fuera un objeto, incluso tomaba por explicación la siguiente frase: “así soy yo y no voy a cambiar”. El público presente en ese set de grabación le recriminaba su conducta y pensar con insultos, algo que no servía claramente para la solución del problema, simplemente un show de creencias irracionales y violencia que alimentaba sólo y únicamente al rating de la televisión de los años 90.
Segundo
Alguna vez, cuando estuve trabajando en un colegio, tuve una conversación pequeña con un padre de familia que deseaba reconstruir su familia ya fraccionada por decisiones que había tomado emocionalmente. Sus lágrimas parecían ser ya comunes, él buscaba lo mejor para su hijita, que había bajado su rendimiento académico, y admitía que él había hecho mal y que necesitaba que su esposa le perdonara, hecho que estaba lejos de ser realidad por las constantes decepciones que habían acaecido en el desarrollo del problema. Tuve la oportunidad de conversar con ambos y concluí en que la mayor dificultad en el ser humano suele ser la disposición al cambio cuando las emociones nos dominan.
Tercero
El evento que me hizo acordar las dos historias anteriores y otras más ocurrió hace poco. Me encontré con un amigo de la infancia y como suele ocurrir en las reuniones que tenemos después de un tiempo largo solemos conversar sobre cómo nos fue y sobre los planes que tenemos a futuro. En medio de la conversación me preguntó sobre qué temperamento observaba yo que él tenía. Me sorprendió la pregunta y procedí a explicarle sobre la teoría de los temperamentos y apoyo teórico al desarrollo de la teoría de la personalidad y que sería irresponsable de mi parte decirle cuál era el suyo pues podría faltar a mi ética pues es un amigo cercano, cuasi hermano para ser más exactos, además que necesitaría evaluarle con un test para determinar mis sospechas de algún pre-diagnóstico que tuviera. Luego le pregunté la razón de su interrogante y me contestó que deseaba entender cómo iba a actuar ya en su matrimonio dado que tenía planes de formar su familia. Le dije, entonces, que las personas cambian y que si se les determina una forma de actuar puede que lleguen a creer que no pueden salir de ese cliché. Si él deseaba ser una mejor persona para su futura esposa entonces tendría que evaluar sus puntos débiles y proponerse cambiar con metas claras y a corto plazo.
¿Soy así y nadie me va a cambiar?
A raíz de todo esto entendí, para mi mismo, que el cambio reside en la actitud con que decidamos establecer nuestros objetivos de vida y ponernos en acción para alcanzarlos. Creo que la frase mencionada por el señor del talk show era simplemente una excusa porque no tenía recursos para justificar su conducta que internamente consideraba negativa y malintencionada y que no podía negar debido al resentimiento por su crianza violenta. Felizmente todavía podemos decidir cambiar los que creemos que podemos ¿verdad?. Aloha.
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