Páginas

11.9.11

Beso

Los días siguen su curso
Me acompañas en todos ellos
Te sigo
Sabes que estoy contigo
Sabes que siempre estaré

Aquel día llegué a tu puerta. Aquel día tus ojos se encontraron con los míos a través de la rendija de aquel dintel. Aquel día puede ser hoy. Aquel día podemos repetirlo. Me sonreíste todavía mirándome a través de aquella rendija. Y al mismo tiempo sabía que tu manos se acercaban para abrir la puerta. Te miré, dibujé tu sonrisa en mi memoria. Extendiste tus brazos y correspondí. Pronto el tiempo se detuvo, pronto el universo se recontruyó, pronto nuestro abrazo eterno, en un segundo.

Me encuentro en medio de las sombras, sé que debo ser silencioso. Tu me miras y sonries como si supieras qué vendrá después, lo sabes y no me lo dices. Te busco, te dejas encontrar y pronto te escondes otra vez. Me miras de reojo. Y entiendo que deseas jugar. Jugar a que podemos olvidarnos de todos los temores, a que los deberes culminaron con el día y que lo que venga mañana se le asignará su responsabilidad en su tiempo. Jugar a ser niños o a no serlos también. Conversas conmigo, me cuentas lo que te aconteció, historias llenas de emociones, historias que te atrapan y no te dejan ir hasta que una solución avisore su final. Me gusta escucharte.

Hemos compartido muchos episodios de nuestras vidas. Es probable que ya hayamos hecho un hábito nuestra compañía y de eso hay mucho que agradecer. Sé que el camino no ha sido fácil, sé además que nos falta mucho por avanzar, pero considero que hoy en una pausa en nuestro andar podemos sonreir, aferrarnos en nuestras manos y mirarnos frente a frente, fíjamente a los ojos, y ambos sabremos que no habrá problemas en recordar cuántos lugares hemos visitado, cuántas conversaciones de ánimo nos hemos compartido, cuántos abrazos infitos nos hemos dado, cuántos sueños hemos contruido. Ahora en una etapa más, los planes se mantienen intactos y se adhieren otros más a nuestras vidas. Ahora ya podemos estar seguros de que nuestros años de estudio pueden materializarse en el ejercicio de nuestra profesión y en el quehacer cotidiano. Ahora con mucha fe en el futuro puedo tener la certeza de que quiero compartirlo contigo. Es una reafirmación de cuanto puedo hacer por tí y de cuánto deseo planear para tu felicidad.

Y así viéndonos cara a cara, como aquel día que con temor me acerqué a darte un beso y tu lo correspondiste haciendo de ese día un hito de felicidad en nuestra relación. Hoy deseo hacerlo nuevamente seguro que se reafirman nuestras convicciones y nuestros motivos para pensar en un vínculo fuerte que se mantiene a través del tiempo. Te agradezco por soportarme en mis malos ratos, te agradezco por comprenderme con mi malos hábitos, te agradezco, además, por hacer de mi vida un medio para superar obstáculos y seguir adelante. Te agradezco por darme energía para enfrentar los días y apoyarme en mi aún onírica labor de escritor.

Ich Liebe Dich G.

No hay comentarios.: