Viajando, es donde quiero estar
En este mundo pequeño
Pues aún siendoasí como es
Hay mucho que caminar
Despertar a tu lado. Ver el sol, las sombras se escapan de él, y cómo las flores y los árboles saludan el nuevo día. Algunas aves cantan a lo lejos, al parecer se avisan entre ellas que el día comienza. Te miro y sonríes. Tus ojos se mantienen cerrados, sé que estas soñando. Me cuestiono qué serán lo que ven tus ojos. Me recuesto a tu lado e intento escuchar lo que acontece.
Escucho el sonido del viento en los árboles, el aleteo de los picaflores cerca a los cipreses y el correr del agua por el riachuelo que surca alrededor de los campos de coliflor. En medio del campo, como subiendo la ladera, se ubica una casa... única, agradable, acogedora. Te acercas, la examinas, recuerdas cómo jugabas en ella. Todos los utensilios, muebles, objetos van apareciendo, cada cuál tomando su posición justo como antes, como siempre. Te salen a recibir personas a quienes quieres mucho, tus padres. Los abrazas con felicidad, les tienes mucho que contar.
Abro mis ojos y me encuentro nuevamente junto a tí, despierto. El día continúa lento, esperando que te despiertes para aumentar su compás. Veo los dedos de tus manos, se mueven un poco, se mueven como haciéndole caso a tus sueños.Intento no despertarte pues sé que sospechas que no estoy acá. O me haces creer que no sé que tu sabes. Me acerco a la ventana, puedo ver el horizonte, estamos de viaje, estamos juntos.
¿Dónde está el hogar?¿Dónde está aquel lugar donde uno se siente cómodo? Junto a tí. Camino por aquel lugar con olor a caoba o ¿Será canela? Sabes que no soy bueno para describir olores, ni colores, pero sé que condordamos en los gustos, la mayoría de ellos. Las sombras ocultas ya del sol nos advierten del día que se avecina tras las ventanas y detrás de la puerta. Es tiempo de hacer frente a la realidad, es tiempo de salir a descubrir lo que vendrá.
Te despierto con un beso y un susurro que dice Ich Liebe Dich. Tú lunar persigue tu sonrisa y se sitúa justo en tu mentón debajo de los holluelos en tus mejillas. Me miras como regresando del sueño. Me devuelves el susurro y sabes que es hora de salir a descubrir lo que nos depara el universo detrás de las paredes que nos refugian. De un salto, de pronto, me abrazas. Y en cuestión de cinco minutos estamos listos para salir.
Estando fuera, estando juntos, caminando de la mano enfrentamos el sol, a veces inclemente, a veces solidario, enfrentamos los vientos, a veces insistentes, a veces calmos, relajantes, enfrentamos, enfrentamos la lluvia que nos invita a refugiarnos bajo una sombrilla, que celebra caer sobre nuestros rostros, sobre nuestros hombros, sobre nuestros zapatos. Aprendemos del hecho de caminar juntos, aprendemos a apoyarnos si alguno de nosotros tropieza en un camino pedregoso, aprendemos a correr a la misma velocidad sin ánimos de ganar ventaja para llegar pronto a nustro destino. Frente al mar, a la inmensidad del mar. Donde nos vemos pequeños y apreciamos todo el universo a nuestro alrededor. En un ocaso que nos muestra los colores de la vida, que nos prepara para jugar con las estrellas dibujando contelaciones, contándonos historias.
Casa es donde compartimos instantes como estos, casa es donde estamos los dos, casa es donde la luz nos puede acompañar de día y de noche. Casa es donde podemos jugar sin pensar en el tiempo, casa es donde me puedes contar secretos donde te cuento los míos. Casa es donde sonreímos y lloramos juntos, casa es donde compartimos felicidad con las personas que queremos. Casa es donde quiero estar, casa es donde te puedo encontrar.
¿Dónde está el hogar?¿Dónde está aquel lugar donde uno se siente cómodo? Junto a tí. Camino por aquel lugar con olor a caoba o ¿Será canela? Sabes que no soy bueno para describir olores, ni colores, pero sé que condordamos en los gustos, la mayoría de ellos. Las sombras ocultas ya del sol nos advierten del día que se avecina tras las ventanas y detrás de la puerta. Es tiempo de hacer frente a la realidad, es tiempo de salir a descubrir lo que vendrá.
Te despierto con un beso y un susurro que dice Ich Liebe Dich. Tú lunar persigue tu sonrisa y se sitúa justo en tu mentón debajo de los holluelos en tus mejillas. Me miras como regresando del sueño. Me devuelves el susurro y sabes que es hora de salir a descubrir lo que nos depara el universo detrás de las paredes que nos refugian. De un salto, de pronto, me abrazas. Y en cuestión de cinco minutos estamos listos para salir.
Estando fuera, estando juntos, caminando de la mano enfrentamos el sol, a veces inclemente, a veces solidario, enfrentamos los vientos, a veces insistentes, a veces calmos, relajantes, enfrentamos, enfrentamos la lluvia que nos invita a refugiarnos bajo una sombrilla, que celebra caer sobre nuestros rostros, sobre nuestros hombros, sobre nuestros zapatos. Aprendemos del hecho de caminar juntos, aprendemos a apoyarnos si alguno de nosotros tropieza en un camino pedregoso, aprendemos a correr a la misma velocidad sin ánimos de ganar ventaja para llegar pronto a nustro destino. Frente al mar, a la inmensidad del mar. Donde nos vemos pequeños y apreciamos todo el universo a nuestro alrededor. En un ocaso que nos muestra los colores de la vida, que nos prepara para jugar con las estrellas dibujando contelaciones, contándonos historias.
Casa es donde compartimos instantes como estos, casa es donde estamos los dos, casa es donde la luz nos puede acompañar de día y de noche. Casa es donde podemos jugar sin pensar en el tiempo, casa es donde me puedes contar secretos donde te cuento los míos. Casa es donde sonreímos y lloramos juntos, casa es donde compartimos felicidad con las personas que queremos. Casa es donde quiero estar, casa es donde te puedo encontrar.