Las mañanas brillantes, cálidas, radiantes
Se fueron
Los trinos matutinos de algunos pajarillos
Cada vez se escuchan menos
Los árboles danzan en sus ramas
Silentes móviles
Las hojas susurran llevadas por el viento
Llaman la lluvia
Las nubes se acercan, oscuras, sigilosas
Suspicaces, reprimidas
Silencio y un suave canto invade mi alma
Todo se resume en unas gotas callendo
Caen libres
Sosegadas
Felices.
***
Creo que las imágenes soleadas, brillosas, sólo se pueden entender en fotos, se me hace difícil escribir sobre ellas. Siento que mis frases le dan un ámbito triste a las historias, le ponen su color. Tal vez sólo sea mi imaginación, tal vez deseo ver las cosas así, y así las dejo, tristes. Aunque todavía recuerdo historias alegres que me acontecen, sonrío para mí pero no puedo escribirlas, sólo las guardo en mi memoria para no olvidarlas (incluso si me golpearan la cabeza con un mazo). Estos días no han sido los mejores, mi entorno ha sido un cúmulo de emociones que suelen cambiar antes que el clima. Son situaciones que uno no espera, o quizás uno las propicia, que con paciencia puedo asimilarlas. Quizás puede funcionar algo parecido con aquellas frases tristes que escribo queriendo escribir cosas alegres.
Tengo momentos de reflexión. La oscuridad imperante en el recinto que me acoge me libera del ruido del día, pienso que las inquietudes que me aquejan nacieron en algunas actitudes mías, me gustaría que no hubiera sido así pero es parte de hacerse cargo, de hacerse responsable. No quiero buscar explicaciones a lo que hago, pero necesito entenderme, más allá de todo cuanto pueda encontrar, todavía hay tiempo para instrospectar. Huir no es la solución sino sólo empeora las cosas, me repito. No quiero mezclar cuanto pueda suceder aquí o allá. Sólo pido tranquilidad, tres infinitos segundos a su lado, eso, exactamente eso. Nada más. ¿Hay algo de malo en aquello?¿Acaso es demasiado lo que pido?¿Acaso no es difícil llevar la tristeza en un baúl que sólo se destapa por la noches?
Tengo momentos de libertad. Claro, la libertad es relativa. Ocurre algo parecido con la atención. Uno desatiende algo para atender algo más, uno deja de ser libre en algo para ser libre en algo más. Soy libre cuando estoy a su lado, pues llego a ser yo, llego a ser aquella persona que se esconde detrás de la mirada acusiosa, de los labios silentes, de los oídos atentos pues dentro sé que quiero ser visto, que quiero hablar, que puedo ser escuchado, que puedo ser libre o simplemente saber que estoy donde prefiero estar.
Tengo momentos de cordura. También me acontecen momentos de locura. Lozanos pensamientos que se iluminan con frases concluyentes y que corroboran largos soliloquios que redundan en sugerir nuevas ideas con las mismas palabras.
Llegaste Otoño, te estaba esperando, me digo como en secreto. Esperaba la brisa fugaz, esperaba el sueño reflejado en las estrellas y dibujado en la luna, esperaba a los árboles mecerce, esperaba el tiempo diluirse, esperaba los caminos cubrirse de hojas, esperaba la libertad de tu expresión emocional, no estás alegre, ni triste, no eres ni pretendes ser alguien, sólo eres quien debes ser. Por eso te esperaba, porque puedes hurgar en lo profundo de los rostros humanos, porque puedes inmiscuirte en sus secretos, porque sabes cuan difícil es para cada cual conseguir entender el universo que le rodea, porque te gusta silbar a pesar que el frío te agobia por ratos. No te desanimas pues tienes algunos días soleados todavía, además aceptas la nostalgia con tus días nublados. Te esperaba cuando reúnes niños en el parque y les dejas jugar hasta que sea hora de comer las galletas de la abuela, te esperaba cuando las familias se reúnen sin ningún motivo obligado, sólo por echo de sentirse juntos. Te esperaba porque sabes que la vida no es fácil pero puedes ser feliz. Te esperaba porque puedes dar un toque de sepia a las fotografías que se toman las parejas sonrientes y les das un toque de privacidad a las parejas que se sienten tristes. Te esperaba porque sabes que somos parecidos, porque sabes que no podemos negar que nos emocionamos, porque sabes que podemos decidir, porque existe un tiempo para razonar y otro para pensar.
Tengo momentos de reflexión. La oscuridad imperante en el recinto que me acoge me libera del ruido del día, pienso que las inquietudes que me aquejan nacieron en algunas actitudes mías, me gustaría que no hubiera sido así pero es parte de hacerse cargo, de hacerse responsable. No quiero buscar explicaciones a lo que hago, pero necesito entenderme, más allá de todo cuanto pueda encontrar, todavía hay tiempo para instrospectar. Huir no es la solución sino sólo empeora las cosas, me repito. No quiero mezclar cuanto pueda suceder aquí o allá. Sólo pido tranquilidad, tres infinitos segundos a su lado, eso, exactamente eso. Nada más. ¿Hay algo de malo en aquello?¿Acaso es demasiado lo que pido?¿Acaso no es difícil llevar la tristeza en un baúl que sólo se destapa por la noches?
Tengo momentos de cordura. También me acontecen momentos de locura. Lozanos pensamientos que se iluminan con frases concluyentes y que corroboran largos soliloquios que redundan en sugerir nuevas ideas con las mismas palabras.
Llegaste Otoño, te estaba esperando, me digo como en secreto. Esperaba la brisa fugaz, esperaba el sueño reflejado en las estrellas y dibujado en la luna, esperaba a los árboles mecerce, esperaba el tiempo diluirse, esperaba los caminos cubrirse de hojas, esperaba la libertad de tu expresión emocional, no estás alegre, ni triste, no eres ni pretendes ser alguien, sólo eres quien debes ser. Por eso te esperaba, porque puedes hurgar en lo profundo de los rostros humanos, porque puedes inmiscuirte en sus secretos, porque sabes cuan difícil es para cada cual conseguir entender el universo que le rodea, porque te gusta silbar a pesar que el frío te agobia por ratos. No te desanimas pues tienes algunos días soleados todavía, además aceptas la nostalgia con tus días nublados. Te esperaba cuando reúnes niños en el parque y les dejas jugar hasta que sea hora de comer las galletas de la abuela, te esperaba cuando las familias se reúnen sin ningún motivo obligado, sólo por echo de sentirse juntos. Te esperaba porque sabes que la vida no es fácil pero puedes ser feliz. Te esperaba porque puedes dar un toque de sepia a las fotografías que se toman las parejas sonrientes y les das un toque de privacidad a las parejas que se sienten tristes. Te esperaba porque sabes que somos parecidos, porque sabes que no podemos negar que nos emocionamos, porque sabes que podemos decidir, porque existe un tiempo para razonar y otro para pensar.