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26.4.11

Quiero ser grande...

Quiero volar contigo, quiero ir a pasear, a jugar a que somos grandes, a juntar piedras y madera y construir una casa del árbol, quiero tomarte de la mano y sonrojarme. 

Quiero saber que podemos tomar leche juntos, que compartiremos las galletas de chocolate y las de vainilla, también. 

Quiero pensar que no tendremos límites de tiempo para nadar en la piscina, que podemos jugar a las escondidas y yo te buscó y luego tu me buscas. 

Quiero ir a donde tu vives llevando algún regalo de cumpleaños, y cuando sea mi cumpleaños tu llegues con un abrazo y un beso envuelto en papel de regalo y con una nota que diga "Ich Liebe Dich". 

Quiero salir a caminar al parque, a sacar a pasear al labrador y al siberiano, quiero jugar al trompo y a las canicas si tu quieres, quiero regalarte una rosa o un geranio escapando del perro del vecino y habiendo corrido por dos cuadras después del susto. 

Quiero ver tele contigo y contarte los cuentos que aprendí en la escuela. 

Quiero salir al recreo temprano e invitarte mi lonchera, quiero dejar que te copies mi tarea, quiero que me manches con tempera y yo pintarte los dedos con plumones.

Quiero verte por la ventana de mi casa cuando me castiguen, quiero saludarte y llevarte una manzana cuando te toque a tí estar castigada. 

Quiero saber que el tiempo no avanza cuando reímos, que te protejo de las olas del mar, que las gaviotas son como aviones, que los cangrejos son fáciles de atrapar, que las estrellas de mar duermen, que los delfines existen, que podemos armar un castillo de arena, que el atardecer se ve bonito.

Quiero comprar un carro para pasear por la ciudad, para ir a las tiendas a comprar ropa, quiero verte con lentes de sol y sombrilla, con saco de invierno y bufanda.

Quiero ser grande para ya no jugar de mentiritas, quiero ser grande para darte todo cuanto necesites y ser felices y comer perdices, o a lo mejor pollo.

16.4.11

Pa

Mamá está de viaje, visitando a mi abuela, acompañándole y apoyándole en sus quehaceres. Viaja cada cierto tiempo y regresa muchas veces con muchas noticias sobre su visita. Durante la escuela, el colegio y la universidad pensaba que siempre me podría dar tiempo para acompañarle en el viaje para visitar Huancayo, pues ahí nací, ahí vive mi abuela, ahí están los recuerdos de mis ancestros e historias muy interesantes que no escuché cuando niño pues ya vivía en Lima y el tiempo en el que llegaba de visita no era tan largo o suficiente. El viaje de mi mamá, nos dejó con el privilegio de acompañarnos mi padre y yo.

Me lleva muchos años y tiene algunas canas ya pintadas sobre sus sienes. Yo nací a fines de su carrera profesional y sus ánimos de vivir se fortalecieron para enseñarme sobre la vida desde cero, me pongo en su lugar muchas veces y sé que sus convicciones y expectativas sobre mi desarrollo fueron cambiando conforme me conocía, conforme aprendía a ser padre y yo a ser hijo. Ahora tengo veintidós años y ya terminé la universidad, estoy en el camino de insertarme en el mercado laboral, mientras tanto apoyo y aprendo las ritunas de casa. Hace unos días atrás decidímos ir de paseo a Chosica, a realizar algunos trámites bancarios y conversar sobre algunos planes que tengo para mi futuro.

Durante el viaje no conversábamos mucho, algo que no cultivamos mucho durante mi adolescencia y que en muchas oportundiades nos causó algunas discusiones, sin embargo pudimos hacerle frente mientras yo maduraba y el comprendía que ya no podía tratarme igual que como me trataba algunos años atrás. En muchas oportunidades sus frases siempre fueron cortas pero que contenían en ella muchas recomendaciones implícitas luego culminaba con "tu eres inteligente" como dejándome tarea de comprender y desentrelazar sus frases, lo admiro cuando me explica palabras nuevas en mi vocabulario y que el las usa normalmente en sus conversaciones, me dijo que tuvo un gusto por la lectura diaria desde pequeño "y esas eran lectura buenas, no como las de ahora" lo complementa. Nuestras discusiones en mi adolescencia, se debieron mucho a mis fluctuantes cambios en mis preferencias, creo que era el hecho de querer parecer mayor o de aparentar el deseo de libertad, él por su parte en algunas circunstancias se negaba a aceptar que yo estaba creciendo, que pensaba diferente, otras veces me tenía paciencia y yo aprendía mucho de su silencio. Aquel día llegamos a Chosica, entró al banco, le esperé y al salir decidimos caminar mientras me preguntaba sobre las opciones de trabajo de las que estaba esperando respuesta. Caminamos unas pocas cuadras, y comimos helado. Conversamos sobre política, sobre la familia, sobre mi sobrino que se queda con él las tardes en la semana. Y ya casi regresando a casa, en el carro, le pregunté sobre cómo era el Perú en los años cincuenta, durante su niñez.

Pensó y recordó, me dijo que lo gobernaba Odría quien había dado un golpe de estado pues el presidente anterior había hecho malos manejos. Sus palabra me hicieron acordar aquella novela que estoy reescribiendo y que él no sabe de su existencia, y espero que no sospeche hasta que esté lsita para publicarse, así que indague un poco más. Conversamos también sobre la música de entonces, "no escuchábamos mucha música, salvo en los compromiso que tu abuelo iba y nos llevaba, luego el tiempo lo dedicábamos a jugar" me respondió. Recordé algunos recortes de periódico que conserva en su baúl donde se le ve posando como arquero de un equipo de mayores, me asombré la primera vez que vi aquellas noticias en sepia. En casa, me contaba historias de sus partidos, creo que siempre quiso que le siguiera los pasos, sin embargo tuve preferencia por otros deportes qué por cierto él también me los enseñó. Basket, ping pong, natación, entre otros. Al regresar a casa nos pusimos a ver deporte, un tema en común uno de los pocos. A veces cuando conversamos de tecnologías o de psicología sólo me escucha y asiente, o cuando conversamos de las películas mejicanas o de algunas series westerns de hace algunas décadas me toca sólo escucharle, pero creo que con el tiempo hemos aprendido a comprendernos. Siento que estos días de compartir labores de casa y conversaciones de muchos temas que antes no conversábamos nos han llevado a valorar más nuestra relación padre-hijo, y esto es un gran privilegio.

13.4.11

Mis razones, mis motivos

Me tomaste de la mano, comprendí que no todo había acabado. Tus lágrimas no deseaban ser más de tristeza, buscabas la felicidad. Te pedí perdón, supe que no debía haberlo hecho y comprendí que me perdonaste cuando pude recostar mi cabeza sobre tu hombro. Apredemos juntos, comprendemos que no podemos ser iguales, entendemos que necesitamos conversar y aclarar nuestras dudas y cuánto más fuera posible valorarnos el uno al otro. Comprendí que en nosotros no reside el problema y que podemos reconocer que un desacuerdo tiene solución siempre y cuando deseemos encontrarla.

Te tomé de la mano, y me dijiste frases que no deseo olvidar. Porque yo tampoco puedo vivir sin tí. Creo que hay razones que me confirman que estoy donde debo estar, que mis decisiones no están hechas sobre especulaciones, sino sobre proyecciones factibles y viables. Creo que hay motivos que me confirman que podemos continuar, uno de los cuales tu sonrisa al despertar. Hoy conversamos, nos dimos nuestro tiempo para ampliar algunas inquietudes y contar algunas anécdotas, eso fortalece nuestro vínculo sentimental. Te agradezco por compartir tiempo conmigo. Hoy escribo para tí y sé que mañana estarás leyendo estas líneas antes de que te visite. Sé que tal vez no me menciones nada de lo que te digo hasta que después de haber conversado sobre nosotros por media hora y algo más y luego me traigas la noticia de que si te gustó o no lo que escribí, por cierto me grada cuando me sorprendes así.

Cada día tendremos nuevos retos, algunos más exigentes que otros, pero creo que podemos estar preparados ante cualquier eventualidad siempre y cuando mantengamos una comunicación abierta y de confianza. Eso lo aprendo de tí cada día un poco más. Siento que comunico más cuando te escribo y es que las frases pueden estar mejor elaboradas, más pensadas, sin embargo en muchas oportunidades tu me pides que te lo diga, que lo comente y es un ejercicio al que no estoy muy acostumbrado, pero aprendo a darle uso a mis cogniciones cuando hablo, son cosas que no se puden hacer solo porque siempre es necesario cerciorarse si el mensaje llegó claro. Te agradezco también por eso.

Así como retos también tendremos oportunidades de recreación, se avecina una para la siguiente semana. Tendremos mucho tiempo para jugar. Creo que es muy importante jugar, pues así canalizamos nuestras represiones en algo más productivo y saludable. Faltan pocos días.

Hoy, de regreso a casa, estuve pensando en lo que se viene, en los planes que se avecinan en nuestras esferas sociales. Creo que llegará un momento de tranquilidad, estabilidad quizás, aunque siempre alertas pues las decisiones frente a las oportunidades se presentan raudas y hay que tomarlas pronto, sobre todo ahora que podemos mirar al frente y sin temor aceptar que queremos ser felices. Por estas razones y por estos motivos, sabiendo que no son todos, quiero que recuerdes que Te Amo.

10.4.11

Solo...

Llegó el momento, no puedo negarme más. Estoy oculto, estoy en mi fuero interno, guardando sombras que no deseo que estén acá, buscando luces que no me alumbran cuanto deseo. Tristeza, a eso se reduce, muchas situaciones acaecieron, imcomprensibles, incontenibles, inprocrastinables. Fui yo quien lo inició y no puedo aceptar que me lastimo negándolo. Intento continuar, no puedo ya, tal vez no sea lo suficientemente tolerante, tal vez mi orgullo no desee hacerme consciente de lo que hice. Sé que estás ahí leyendome, sé que puedo escribir para tí pero me siento incapaz. No tengo razones para explicarlo, sólo no puedo escribir ahora para tí. Aún así tengo ganas de escribir y si lo llegas a leer entenderás que no busco compasión, no busco perdón, sólo busco entender, algo que siempre quise hacer respecto a mi, entender qué me pasa, qué hago para seguir negándome y por qué.

¿De dónde vienes? 

Aquella pregunta se mantuvo en aire unos minutos y nos llegó como queriéndonos acuchillar. Éramos unos chiquillos que recién empezábamos la secundaria y ya teníamos miedos existenciales albergados en lo profundo de nuestros olvidos voluntarios, aquellos que no se olvidan por completos, sólo se desvanecen por ratos para dejarnos vivir un momento feliz y luego quitarnos el sustento de saber qué decir o hacer, sólo convertirnos en errantes pensativos. Vengo de un átomo le dije, muy concreto aún, el profesor me miró con aires de preocupación y me preguntó ¿Estás seguro? Con eso morí, y tuve ánimos sólo de respirar para regresar a mi asiento.

¿Quién eres?

Sólo duró algunos segundos preguntándome con sus ojos abiertos, amplios aunque alargados, luego sonrió como aceptando nuestros miedos y dijo: No pienses en eso de nuevo, puede que no encuentres la respuesta que esperas. Había una vez una gaviota que quiso volar muy lejos, se llamaba Juan Salvador. Y sólo pudo conocer quién era hasta cuando estuvo sólo, cuando buscó dentro de sí la energía para ser quien quería ser, y hacer lo que soñó siempre hacer, volar. Tal vez debas no debas mirar afuera, tal vez debas intentar viendo dentro de tí.

¿A dónde vas?

Me rodeó con la mirada y susurró: No vayas a estar dando vueltas en círculos, haciendo lo mismo una y otra vez y luego te niegas y admites que nunca pasó y vuelves a caminar el mismo camino. Recordar no es malo, vivir lo que recuerdas te hace olvidar el presente, eso si es malo. Fíjate un objetivo, y percibelo como próximo luego búscalo. Eso es, tienes que buscarlo pues no todo está donde quieres que esté. ¿Dónde quieres estar tú?

Luego se fue como desaparecen los deja vu, olvidándose lo que me dijo, dejándome el legado de la intriga y la estupefacción continua. Caminaba con tranquilidad y sin preocupaciones pues lo opuesto me lo había dejado encargado. La imagen de sus cabellos blancos y su piel arrugada aún permanecen en mi memoria como cuando una canción de cuna deviene en una remembranza cuando el silencio inunda nuestras almas. Luego sólo pensé: ¿Quién soy? Soy quien deseo ser o ¿seré quien los demás quieren que sea? De ninguna manera, todavía puedo elegir.