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31.12.10

El año que pasa

Este es el último día del año, según mi calendario. Es el acuerdo estandarizado en esta parte del mundo. Y es usual que se haga un repaso de todo cuanto sucedió. Este fue el segundo año en el que sigo manteniendo este blog, claro en este año la actividad con la que lidiaba entre escribir y ser responsable no eran las clases, fue el trabajo. El tiempo con G fue especial y creo que nos vimos casi todos los días del año, o por lo menos estableciamos una forma de comunicarnos. Estuve en el proyecto de escribir el guión para una película que se quedó sin presupuesto pero sigue siendo un pendiente para cuando tenga los medios para llevarla a cabo, junto con esto se unió el gusto por leer mientras viajaba en el transporte urbano hacia el trabajo, habré leido muchos libros y disfruté quedarme dormido hasta el paradero como para probar mi capacidad de organización. Pocas veces me pasé. Recordé también el viaje sobre luciérnagas en un crepúsculo de vainilla.

Hace poco busque a G a la salida de su trabajo, le propuse pasear cerca al mar. Casualmente el clima, últimamente está tornándose más cálido y veraniego y recordamos, estándo de la mano frente al mar en un atardecer infinito,  el año pasado cuando recién nos empezábamos a conocer y todas las frases que nos decíamos y nuestra sonrisa compartía complicidad. También recordamos a algunos amigos y sobre algunas actividades que realizábamos para divertirnos después de clases. Alguna vez decidimos estar solos, tal vez. Pero lo agradable era que siempre teníamos de seguro una persona a nuestro lado cuando la soledad se hacía insoportable también. Este año que pasa se lleva consigo recuerdos e historias ajenas y propias que condensaron nuestras vidas haciéndonos más maduros para enfrentar lo que se viene. Espero que contigo haya sido también una lección de vida.

A través trabajo que me tomaba gran parte del día y llegaba a casa muy cansado pensando en los pendientes del día siguiente, conocí Lima de una forma inverosimil, pero por lo menos mis probabilidades de perderme disminuyeron. Estuve pensando en muchos planes futuros y en lo que vendrá este año, esperando que las nuevas actividades no absorban mi tiempo al punto de dejarme sin conocerme o sin hacer un poco de catarsis escribiendo o dibujando. Hoy, encontré una pintura que hice hace dos años y decidí colgarla en mi habitación, extrañamente en esa pintura utilicé algunas tonalidades que conbinaron con la pared que pinté hace un mes. Recordé cuando visitamos con G un lugar donde se expendían pinturas de diferentes formas de expresión.

Esta es una oportunidad para recordar lo que pasó y proyectar lo que vendrá. Escribiré un libro y viajaré... espero. Aloha.

29.12.10

Después de todo... continúa...

Hace poco Josh criaba una paloma africana. Un frágil animal que cantaba todas las mañanas y cuando tenía hambre. Tenía su plumaje entre gris y marrón y una linea fina que dibujaba un collar blanco sobre su cuello. Siempre que llegaba del trabajo miraba a Josh intrigado en el cantar de aquella ave. Era un espectáculo lleno de interés y tranquilidad. Observar a un niño de siete años analisar a su mascota, abrazarla sin apretar mucho, ver al animalito mover su cabeza ritmicamente y caminar sobre sus patas haciendo equilibrio con sus alas. Josh, cuando llegaba, me empezaba a contar qué cosas había aprendido el ave. A caminar sobre un palo de escoba dispuesto en un esquina del patio como una rama, bañarse en una tina, a veces la paloma al momento de comer prefería echar al piso el alpizte y esparcirlo, ocasionalmente venían dos aves más pequeñas y comían junto con ella en el piso del patio con el atardecer naranja sobre las paredes. Me sentía agradecido con la Naturaleza por el espectáculo tan vistoso que nos regalaba en medio de nuestra selva de cemento. Josh festejaba la llegada de sus acompañantes e incluso decidía acercárceles, naturalmente las avecillas salían volando raudas hacia una parte alta y esperaban a que nadie quedara en el patio, yo les veía desde la ventana que daba al patio convertido en centro de convenciones aviares.

Un día llegué tarde, la noticia de que Josh se mudaría a su nueva casa estaba estrechamente relacionada con el ambiente un poco desordenado de cosas embaladas y algunas cajas vacías que se cruzaban en mi práctica arragiada de caminar sin hacer el menor ruido posible. Me percaté que las luces del patio estaban encendidas y que aún Josh estaba despierto. Me pareció extraño, pero recapacité en que ya era el fin de clases y por ser el último día el tendría licencia de quedarse despierto al menos una hora más de la acostumbrada. Me acerqué saludé a todos y lo noté muy hablador y hasta jocoso con algunas frases. Sentía que estaba ansioso por los eventos temporales: su mudanza, el fin de clases, navidad. Llegué y vino a abrazarme como solía acerlo cuando llegaba tarde y lo encontraba despierto y luego se iba a jugar con sus carros de Hot Wheels, y con unos muñecos multiformes, Gogos.

Esta vez cené en el tiempo que mi hambre me lo permitió y me dispuse a enterarme de las últimas noticias que acontecieron en el día o pensar en qué podría escribir por navidad en unos días adelante, tal vez contar sobre cómo pasé alguna navidad en mi niñez o tal vez sobre otra cosa. Entonces se me acercó Josh y me empezó a contar. Me dijo: Zach, hoy saqué a mi paloma de su jaula para que pasee, se iba del palo del patió al lavadero luego se subió a un cordel y en eso vino un gato y la espantó. Se fue volando lejos, hasta ahora no regresa. Mi mamá dice que parece que no va a regresar. Pensé en Kafka. La mamá de Josh, mi hermana, se preocupó un poco al otro lado del recinto donde estabamos conversando, me miró y yo entendí que la paloma no se había ido volando sino que había sido presa de las fauces felinas de aquel visitante oscuro que llega en las tardes o en algunas mañanas aún hasta este días. Y me convencí de que debería explicarle muchas cosas que a veces para los niños se hace dificil de procesar debido a que la palabra "muerte" no se suele mencionar mucho o se prefiere evitar el tema algunas veces también.

Josh, me llevó a su cuarto y me enseñó el recuerdo de aquella frágil ave, unas plumas que había recogido luego de su ataque y supuesta "huída". Al momento de entregarme aquellas plumas, grises con un poco de marrón, el cuerpo de mi sobrino infante se empezó a desencajar y la lagrimas comenzaron a brotar de debajo de sus ojos. Me abrazó fuerte. Entendí que antes sólo estaba buscando olvidarse del tema o tan sólo no darle vueltas a la idea de la pérdida de su mascota alada. Le abracé también y quise explicarle sobre qué pasa con los animales cuando mueren, pero me quedé atrapado en mis pensamientos al momento de explicarle de la manera más facil y con palabras no tan complicadas lo que significa la muerte para cada persona y cómo sería una reacción "normal". Pero decidí que primero segregue sus emociones, lo acompañé en su tristeza y en su dolor. A pesar de ser un animalito que nos acompañó por un año, tal vez un poco mas, reconocí también que la noticia era un detonante de tristeza. El duelo tendría que pasar. Lloró por un tiempo prolongado, mientras me escuchaba la explicación de porqué las aves tienen alas, sé que no era la más adecuada tal vez pero era la única que se ocurría en ese momento una explicación racional y simple para que sus ideas no le traicionen en el futuro. Las palomas fueron creadas con alas para que puedan volar, no fueron creadas para tenerlas en cautiverio, tal vez ahora tu paloma debe estar encontrándose con sus pichones, o llegando a su nido (sabía que la verdad era otra, más cruda y tal vez le podría lastimar más). Sus ojos empezaron a calmarse mientras le iba contando la historia de aquella paloma que se encontrba con los suyos y recuperaba su vida anterior. Él, ya con sus lagrimas secas sobre sus mejillas, me preguntó: Entonces, por qué llegó acá, porqué ese día me esperó en la puerta. No supe qué decirle, sólo: Tal vez porque necesitaba nuestra ayuda. Nosotros tenemos una responsabilidad con los seres que nos acompañan, con los animales, tenemos el deber de cuidarlos. Tal vez por eso llegó ese día a nuestra puerta para acompañarlos. Luego me dijo: Ahora, debe estar acompañando a sus pichones que le debieron haber extrañado ¿no?. Sólo le contesté: Tal vez.

Nuestras actitudes hacia el universo redundan en nuestras actitudes hacia nosotros mismos. Espero que, estando proximos a cerra el año, estemos dispuesto a mejorar (siempre hay algo qué mejorar) en algún aspecto de nuestra vida. Hagámonos una autoevaluación. Aloha.

24.12.10

Abeto

Mis ojos se abren a un universo nuevo. Estoy dentro de un universo blanco, con las manos y nariz frías, intentado caminar pues el abrigo que llevo puesto es muy grueso, tan grueso como mi pantalón y mis botas. La nieve atrapa mis pies y luego los libera a cada paso. Sólo quiero caminar.
***
Empuño mis manos y pienso en un lugar lejano. Las cosas por acá están muy bien, salvo algunos malentendidos y las sombras del día ya no están más. El sol irradia felicidad y puedo asegurar incluso que pronto estaré descansando o a lo mejor en una caminata después de un viaje largo. Sólo quiero terminar con esto y ya saldré.

*** 
Escuchar radio, salir de compras y caminar hasta no dar más. Luego llegar a casa y encender la chimenea e intentar pensar en nada. Apagar las luces y prender las del árbol. Eso nada más.

***
Luis, Ricardo y Sofía. Todos lejos. Cada quien en su ciudad favorita. Disfrutando de su juventud y haciendo sus planes para Navidad. Extraño cómo ellos llegaban a mi regazo y me preguntaban cuándo llegaría Papa Noel, sus ojos brillaban y yo les proponía contarles un cuento mientras ellos se distraían. Es interesante que ellos aún gusten de mis cuentos. Recuerdo cuando Fabiana preparaba galletas con forma de hombrecillos, les llamaba galletiduendes y todos sonreían cuando llegaban recién salidas del horno. Siempre Luis, impulsivo él, los cogía primero y Fabiana le recordaba que todavía estaban calientes que debía esperar a que se enfriaran un poco. Todavía recuerdo aquella navidad en que me miró aquellos ojos de miel, con la mirada que las esposas saben mirar y me dijo: A veces siento que te haces un niño más cuando les cuentas cuentos al lado del arbol frente a la chimenea. Y tenía mucha razón, me convertía en uno de ellos y compartíamos rostros de asombro, suspenso y sorpresa cuando les contaba la historia de el Algarrobo, o de un amigo mío que vivió en Corleone, cuando fueron un poco más grandes les contaba sobre algunos cuentos europeos que había escuchado cuando me llevé de viaje a Ricardo y visitamos Copenhagen. Siempre disfrutábamos de aquellos cuentos en Navidad y otras fechas. Fabiana año tras año se sorpendía que me las arreglaba por tener consecuentemente un cuento nuevo. Al parecer habian algunos que conocía también y los arreglaba con una frase siempre precisa cuando me perdía en la hilación de la historia.

Con Luis viajamos antes que con Ricardo, a él lo llevé a Nueva York, pero el disfrutaba más de casa. Y Sofía mientras era pequeña me acompañó a Tokyo, Nueva Delhi y El Cairo. Creo que fue ella quien más se acostumbro a viajar. Luis a pesar de ser impulsivo, le gustaba quedarse en un sólo lugar. Ricardo era el intermedio entre Luis y Sofía, no sólo en orden de nacimiento, sino también en temperamento. Sofía, la pequeña engreída, mi sobreprotegida y siempre curiosa, nunca estuvo quieta y siempre deseaba que todo saliera perfecto, tenía esos móviles femeninos de querer todo bajo control. Sé que le va bien en Nueva York, donde trabaja como diseñadora de una revista. Ricardo se dedica a los negocios interacionales y tiene que estar en su oficina y periódicamente ir a visitar a su hermana y a Luis cuando el itinerario le permite. Luis está en Londrés, fue destacado a traducir en las reuniones en de diplomáticos y a enseñar Literatura Hispana en sus tiempos libres en un instituto. También le va bien pero todavía no se acostumbra al frío que hace por estas fechas. Puedo descansar tranquilo en este sillón pues siempre que puedo recuerdo algun cuento que les contaba y el abeto de Navidad refleja todavía sus ojos brillantes y los adornos navideños aún conservan el aroma de las galletiduendes. Fabiana me mira con la mirada que las compañeras de toda la vida saben hacer y tienen la osadía de deterner el tiempo al rededor para regalarme un beso tierno, con nuestros labios llenos de vejez y el agradecimiento de haber transcendido en la vida de nuestros hijos. Sueño con el día que aquel abeto que nos acompaña, acompañe a nuestros nietos, el día en que o Luis, o Ricardo, o Sofía recuerden mis cuentos y decidan contárselos. Sueño con estar ese día y ponerme como uno de ellos y dejar que mis ojos brillen, y asombrarme con ellos, estar en suspenso y sonreír con Fabiana recordando las Navidades juntos.

Por cierto, hoy le entregué a Fabiana aquel recuerdo de la universidad, aquel que ella escribió y decoró con su lazo. Aquel día que nos conocimos. Cuando no imaginábamos que compartiríamos muchos episodios juntos a lo largo de nuestra vida. Ella me regaló una chompa, porque sabe que me gusta la playa, un cuaderno, porque sabe que me gusta escribir, un libro, porque sabe que me gusta leer, y un abrazo, porque sabe que me gusta amar. Feliz Navidad.

***
Ring, ring...

¿Aló?... Si... ¡Luis! Hijo ¿Cómo estás?... ¡Qué! ¿En serio?... Je, je... 

¡Fabiana! ¡Seremos abuelos!

22.12.10

Encore

Es de noche y estoy en medio del tráfico esperando que las horas pasen y pueda llegar a mi destino en el menor corto tiempo posible, las luces de la calle se ven tenues y el andar de los carros es más lento que los de a pié. Poco a poco se va descongestionando la vía. En medio de la desazón del viaje mi celular anuncia que tengo un mensaje. Lo reviso. Es G que me dice que me espera en su casa para conversar. Esbozo un sonrisa.


Al llegar a su casa, después de un viaje no tan corto, la saludo y conversamos de todo un poco, de cómo nos fue en el trabajo y de los proyectos que se avecinan en los meses siguientes. Es como un repaso sólo para saber que los planes siguen siendo los mismos. O tal vez para dar una opinión sobre cómo pueden estar mejor, o simplemente para esucharlos y saber que están ahí latentes, esperando atención. Le cuento sobre los preparativos para Navidad en el trabajo de la decoración de la oficina y de los planes después de fin de año. De la posibel renuncia y de una que otra historia que me acordé de cuando era niño. Ella hace lo propio con las noticias del trabajo y con los proyecto para el año siguiente. Nos parece que el tiempo diluye en la noche y sospecho que ya es un poco tarde. Ella me pregunta ¿Desde cuando emepcé a escribir? Le respondo que fue hace algunos años en el colegio, cuando una profesora nos podió que escribiéramos una historia que contenga varios capítulos. Una historia consistente y novedosa, en la medida de lo posible. Fue ahí cuando me interese en escribir historias que cuenten procesos intrapsíquicos y expresiones, actitudes y/o frustraciones tal y como se presentan y luego concluir con una frase que promueva el cambio. Aquella primera historia trataba sobre un hombre que conocí en Chiclayo, en Puerto Pimentel con quien conversé y me contó parte de su vida, de aquellos episodio trató aquella narrativa escolar. Luego escribí otros cuentos más. Uno de terror que no fue muy largo y otro sobre mis anédotas después de mi viaje a Brasil. Ella se quedó pensando en la historia que le habñia contado a grandes rasgos y en aquella canción en la que había basado toda la historia del encuentro con aquel señor. Le gustó el hecho de que haya empezado a escribir historias de ese tipo y me imagino que quiso echarle un ojo a mi narrativa de ese tiempo. Pero le comenté que ese ejemplar no lo tenía yo y que sería un poco difícil encontrarlo por los vaivenes que perdieron de mi vista su destino. Entonces se le ocurrió que pudiera recordar aquellas historias y las pudiera escribir, intentando recordar algunos detalles o incrementando incluso un poco de datos que le otorguen mayor interés. Me pareció interesante el hecho de seguir escribiendo y qué mejor que algunas historias que se perdieron en el tiempo y que pueden ser recuperadas ahora que mi memria todavía no me traiciona mucho.


Espero tomarle tiempo a esta nueva tarea, tal vez para catarsis, tal vez como repaso y remembranza de cosas que me acontecieron hace algunos años y que me ayudaron a gustar de escribir como una actividad para promover la reflexión sobre las interacciones humanas y sobre el conocimiento del self.

Parámetros

Al momento de encontrarme solo, puedo entender entonces de qué se trata este silencio. En qué consiste el afán de querer tener tu propio espacio y desplazarte en la suave iluminación que ingresa por la ventana y que convierte al aire en un elemento de compañía y color sobre el ambiente, tan etéreo y enteramente transparente. Hace mucho tiempo que no disfrutaba de la soledad, o mejor dicho, hace mucho que no me percibía en este espacio. Suavemente me recuesto sobre el aire y siento que puedo volar. Las sombras invaden el umbral de mi visión y siento que estoy despierto en medio de un sueño. Las formas que observé a partir de entonces fueron mitad realidad y mitad sueño.


Me encontré en un recinto amplio de paredes naranjas, el piso como un tablero de ajedrez, con una cama en el centro y un mueble a unos pasos de él. Lo demás podrían ser papeles flotando o restos de rayos de luz detenidos en el espacio y tiempo. El sonido del viento sobre la lluvia se llenaba en el ambiente pero nada parecía estar mojado, menos parecería que hubiera un cielo. Estas imágenes se quedaron marcadas en mi memoria pues evidentemente se verían involucrados algunos procesos oníricos en la superposición de la realidad observable, claro está, si en verdad la estaba observando.


Me propuse, entonces descubrir si mi estado de vigilia me permitiría por un momento reconocer qué es realidad y que no. Supuse que el sonido y la constratación con lo tangible sería un buen método de reconocer qué cosas a mi alrededor pueden formar parte de lo que todos ven y califican como real. Poco a poco, mientras iba descartando las opciones de mi imaginario y las separaba de lo aparentemente no-abstracto me sorprendió darme cuenta que la lluvia si era real y que las paredes que limitaban el recinto donde me encontraba iban desvaneciéndose con el viento que se las llevaba como arrancándolas de suelo y reemplazándolas por naturaleza. En unas horas ya todo estaba cambiado y mis delirios ya no estaban, al menos eso parecía.


Decidí dar un paseo por este nuevo mundo y me dí cuenta que todo cuanto había soñado tener estaba al alcance de mi voluntad. Sospeché que en vez de descartar lo imaginario había descartado la realidad y me vería perdido en mi propia realidad onírica, pero luego de varios pellizcones me dí por vencido, y concluí que esa era la realidad y que estaba despierto.


***
Algunas veces tenemos creencias que rigen nuestra vida, ideas que nos hacen tener reacciones prediseñadas a diferentes situaciones que enfrentamos y valoramos según nuestro juicio inmediato. ¿Y si decidimos contrastarlo con la realidad? Tal vez descubramos que lo que pensabamos que era un sueño, quizás era realidad. Tal vez nos demos cuenta que lo que creemos no siempre es lo correcto.

19.12.10

Cambio y persistencia

Esta semana fue de sinceridad. Tuve que tomar decisiones que cambiarán mis planes, y algunas decisiones de algunos me animaron a realizar otros planes más. Dije cosas sin darle muchas vueltas y aprendí a escuchar y luego dar mi opnión (intentando dar un mensaje simple, sin muchos enredos).

Ese día ya había quedado en conversar con ella, mi jefa. Aunque no estaba aún seguro de lo que podría decir, estaba seguro de que lo diría sin importar otros factores. El hecho de haber pensado las cosas de una forma práctica no me dejaba opción a pensarlo dos veces. Era simple, tendría que dejar el trabajo pues algunas responsabilidades postgraduación me están por absorber el tiempo y dedicación, esto por consiguiente me haría faltar al trabajo y no podría cumplir ni con la primera responsabilidad, ni con la segunda. Fue rápida la conversación y con explicaciones cortas.

"Sabes, estaba pensando seguir con mis labores hasta finalizar este mes, pues tengo que terminar con algunas responsabilidades en la universidad y eso me va a tomar tiempo." Lo dije pensando tranquilo en cada palabra, intentando no usar ninguna palabra de más ni tampoco enredarme en frases largas que al final no digan lo que pretendo decir. Me miró y me explico las implicancias del hecho de ya no trabajar más en ese lugar hasta otra oportunidad y confió en que mi decisión estaba ligada a un acto reflexivo que tuvo lugar unos días antes. Me sentí cómodo con esas frases pero no fueron suficientes como saber que en realidad estaba fuera. Sino que había una pequeña posibilidad que mi comunicado de no poder seguir trabajando por motivos académicos se pierda en el camino de la presentación de cartas de renuncia y firmas de constancias. Sólo queda esperar, pero me alegra saber que pude decir lo que quería mientras intentaba no enredarme en palabras de más de tres sílabas que interrumpan el sentido de mi hablar.

Al llegar a casa, me enteré que parte de mi familia se iba a mudar a un departamento. Así que existía la posiblidad de extender mi jurísdicción en la búsqueda de un espacio personal que por motivos de cooperación familiar había perdido hace unos años y que estaba latente, mi reposición. Bueno esa latencia estaba por terminar con el informe de mudanza. El día llegó y el ambiente quedó vacío, mis emociones no me traicionaron pues la lejanía de mis parientes no va más de unas cuadras y que distiende un poco el ambiente de convivencia. Me tocaba retomar mi espacio y consentí entonces en ponerle un toque mío para empezar. Decidí darle un toque de naranja a las paredes y descubrir mi potencial de meditacion una vez que la pintura seque. Lo primero me tomó todo el día, mañana intentaré lo segundo. Algunas cosas regresan a su posición inicial pero de otra forma y con otras cosas sumadas, tal vez de eso se trate la homeostasis ¿no?. Todo se desordena y se vuelve a ordenar un tiempo después, sólo que nuna llega a ser lo mismo de nuevo, sólo tiene un parecido cercano.

Tal vez sea buena, tal vez no. Todo dependerá de la actitud que le ponga y de los resultados que obtenga.

14.12.10

Silencio y alegría

Los haces de los rayos solares juegan a ser lámparas sobre nuestra piel
Sonreímos y corremos tomados de la mano
Sin más, llegamos a un lugar donde las plantas son llevadas por la brisa
El cielo está despejadoy nos damos cuenta que estamos solos
Tus ojos parpadean al encontrarse con la brisa
Sujetas tu cabello
Te miro y pienso que estamos en el momento indicaco
Imagino que pronto llegaremos
Insisto en disfrutar del entorno
Insistes en dejarte llevar por la brisa
De pronto, nos vamos.
Es de noche
Hay luna llena
Truenos a lo lejos, en el horizonte
Cabaña
Cena de frutas
Luego, despierto
Te busco a mi lado, no estás.
Recibo una llamada
Eres tú
Te cuento mi sueño
Ríes en el auricular
Me dices que has soñado lo mismo.
Me cuentas al oido que hay muchos planes para la semana
Sonrío
Concluyo en hacer míos esos planes y compartir contigo nuestro valioso tiempo.
Así me conoces
Así te conozco.
Hitos de silencio y alegría.

Ich Liebe Dich.
After One Year and more...

Oportunidades

Era invierno del año pasado, G y yo recién nos conocíamos y de vez en cuando encontrábamos un pretexto para abrazarnos por mucho tiempo. Era como si estuvieramos calculando cuánto tiempo podríamos quedarnos así, abrazados. Nuestra amistad se hacía más cercana y jugábamos a demostrarnos afecto "como amigos". Y lo éramos, y lo seguimos siendo. y también algo más (XD). Fue por esa época que me enteré de una noticia agradable sobre la visita de un personaje que se presentaría en Miraflores por única oportunidad después de mucho tiempo. Lo recuerdo todavía, el evento sería en el Pasaje El Suche. Ahí se presentaría, ahí estaría François, uno de los mejores narradores de cuentos, cuentos que ejercitan la imaginación, cuentos que te hacen pensar en lo cotidiano y en lo abstracto de nuestra interpretación de la realidad. Naturalmente, le propuse (como un comentario libre) ir a ver ese espectáculo. Ella me comentó que tal vez no podría por los exámenes que se aproximaban y que en mi inconsciente también sabía que yo tendría que estudiar pero inmediatamente me repetía que algunas oportunidades se presentan y son tan reconocibles que no tienes tiempo para pensar en dos opciones, aseveraba incluso que esta era una de aquellas oportunidades.

Decidí ir de todos modos, a pesar de saber que el día siguiente tendría que evocar a mi más remotp recuerdo sobre el tema de examen, y por cierto era un tema que podría complicarse con otros temas más, pues mi "apreciado" profesor era, digamoslo siendo eufémicos, un poco "ecléctico". Entonces, un tema se podría amalgamar con otro sólo por el simple hecho de parecerse. Pensé en estudiar en la mañana del día siguiente, pero me conozco así que poco o nada iba a ser verdad cuantas veces me lo jurase. Aún así fui. Fui de puro gusto, de rebeldía si cae mejor la explicación. Recuerdo que la llovizna tímida de Lima caía mientras iba en el carro por la Av. Angamos mientras recordaba algún tema del examen del día siguiente y las gotas diminutas formaban oblicuas en la ventana. Llegué a donde se suponía debía llegar para caminar una cuadras. Revisé mis pertenencias, todas estaban en su lugar. El celular, Ok. La billetera, Ok. Llaves, Ok. Me dispuse a acomodar mi chalina de cuadros blancos y celestes y caminar según mi mapa mental, después de cinco cuadras, dí vueltas sobre mi mismo para darme cuenta finalmente que estaba perdido. Sospeché que estaba cerca, pero no calculaba cuánto.

Pregunté sobre dónde quedaba aquel Pasaje El Suche, me dijeron que estaba media cuadra adelantado. Retrocedí en mis pasos y me encontré frente a una casona. Empecé a investigar por las ventanas y reconocí que eran diferentes restaurantes y bares que se habían distribuido en las habitaciones de esa casa particular en medio de la cuadra. En el fondo de uno de ellos pude observar a través del dintel de la puerta el rostro de François. Me percaté también que el ambiente estaba lleno y que ya había empezado un cuento, que al acercarme pude escuchar la mitad y la mitad reflexioné. Luego vinieron dos cuentos más y una pausa para continuar con dos cuentos más. Mientras escuchaba, me divertía escuchando sus frases. Todo estaba bien hasta que me empezaron a doler las piernas pues me había quedado mucho tiempo de pie. Sucedió que una señorita se me acercó y me dijo que podía ingresar y sentarme en un lugar que estaba cerca al personaje. Me agradó la idea de conocerlo en persona. Pero decliné la oferta pues estaba indeciso de poder quedarme más tiempo. Incluso, sólo saber que era tarde me daba pereza el hecho de pensar en el viaje de regreso. Así que le agradecí y decidí que volvería a verlo la siguiente vez y esa vez sería cuando lo conociera. Luego me repetí: Algunas oportunidades se presentan y son tan reconocibles que no tienes tiempo para pensar en dos opciones, pero lamentablemente lo hice.


En fin. Ese día terminó tarde en mi casa, en mi dormitorio, en mi cama. Pensando y recordando los cuentos, aquellos cuentos que sólo pueden transmitirse por lo buena que esté tu memoria y la facilidad de hilvanar palabras. Repetía los cuentos y me divertía pensando en su contrastación con la realidad. Al día siguiente, llegué al examen y no pensé más en que si lo había hecho bien o mal, incluso terminé primero. Al salir del salón después del examen, saludé a G con una sonrisa y un abrazo infinito que duró medio minuto. Ella se sorprendió pero correspondió mi abrazo. Y pensé: Algunas oportunidades se presentan y son tan reconocibles que no tienes tiempo para pensar en dos opciones.

***
P.S.: Recordé este episodio de mi vida pues hoy hizo el mismo clima que aquella noche, sólo que de día. XD.

9.12.10

Cuenta conmigo

Si alguna vez te encontraste atascado en el medio del mar, navegaré el mundo hasta encontrarte. Sia lguna vez te encontraste perdida en la oscuridad y no puedes ver, seré la luz para guiarte.

Descubre cómo hacemos cuando somo llamados para ayudar a nuestros amigos en necesidad.

Puedes contar conmigo, como uno, dos, tres. Estaré allí. Y yo sé que cuando te necesite puedo contar contigo como cuatro, tres, dos. Y tu estarás allí. Porque eso es lo que los amigos hacen ¡oh sí!

Si giras y das vueltas y no puedes dormir. Cantaré una canción a tu lado. Y si tu alguna vez olvidas lo mucho que significas para mi. Todos los días te lo recordare.

Descubre cómo hacemos cuando somo llamados para ayudar a nuestros amigos en necesidad.

Puedes contar conmigo, como uno, dos, tres. Estaré allí. Y yo sé que cuando te necesite puedo contar contigo como cuatro, tres, dos. Y tu estarás allí. Porque eso es lo que los amigos hacen ¡oh sí!

***
Está cerca navidad, es tiempo de ramas verdes, pinos, papa noeles, luces de navidad y deseos de paz. Antes creía que si deseaba muy muy intensamente caería nieve del cielo y podría jugar con ella (así como en los episodios de navidad de Hey Arnold!). Desee mucho y no cayó ni hielo de la nevera. Luego en mi afán por buscar explicaciones encontré que por el contrario, empezaría a hacer calor pues el verano estaba próximo. Naturalmente al otro lado del mundo si estaría nevando, pero no en tooodo el otro lado del mundo, sino en sectores más al norte. Me agradó darme cuenta a tiempo de no estallar en huelga. La nieve sólo formaría parte de algunos sectores de la sierra en épocas de medio año más no en navidad y somplemente me conformaría con usar bolas de tecnopor para argumentar a mi imaginación que mi sueño está parcialmente hecho realidad.

Bueno, fue entonces cuando empecé a cuestionar lo que hasta ese entonces consideraba un ser enigmático y extrañamente mágico. Por creencias familiares no fuí criado con la ideas mágicas, aunque lo sobrenatural si esa consebible sobre todo si las circunstancias se presentaban muy adversas. Y el hecho de no tener regalos era muy adverso para mi agoismo infantil, entonces llegaba Noel (siempre en mi rebeldía prefería quitarles los títulos exacerbantes  a lo que los demás le debían respeto sin base racional, de ser humano claro está) con su saco lleno de juguetes y sorpresivamente desaparecía. Luego llegaba papá de la calle y le decía que se había perdido de conocer a Noel. Él sonreía y me cambiaba de tema preguntándome sobre mis juguetes, obviamente no le hacía creer que yo me daba cuenta que no quería hablar del tema y le mostraba mis juguetes nuevos. Una vez tuve una carretera de carros de carrera a control remoto.

Decía que me empecé a cuestionar estas implicancias de magicas actuaciones lúdicas con aquel personaje buenagente. Pronto descubrí que el Noel de la calle no era el mismo que el de la tienda, menos se parecía al de la propaganda de Coke. Y mi papá ya no me podía engañar que se iba a comprar pan para luego esconderse y llegar vestido de Noel. Todo era una farsa. Una farsa que me gustaba creer por unos tres años con total consentimiento de causalidad. Al cuarto año, ya me sentía mayor y los signos de pubertad se hacían reconocibles. Noel se esfumó y los regalos aparecían de un día a otro en la base del árbol de navidad. ¿Acaso hubiera sido menos divertido si aparecían ahí desde un principio?

En fin, navidades detectivescas aparte. Hace unos días mientras disfrutaba de jugar basketbol con G una mañana, la abracé y le pregunté que planes tenía para realizar en la tarde. Ella me dijo que yo propusiera y le dije que sería divertido jugar UNO, después de hace mucho tiempo que no jugabamos. Consentimos en reunirnos en la casa de unos amigos y jugar y tal vez ver una peli después de reír un rato mientras intentábamos quedarnos con el menor número de cartas posible. Fue así.

Esa tarde vimos una película graciosa, sobre la vida de las tortugas del Pacífico Norte. En una parte de la pelicula, escuché una canción que me pareció conocida y supuse que la cantaba Bruno Mars. G me dijo que si parecía pero que no había escuchado la canción. Nos propusimos, en silencio, buscar la canción en cuanto tengamos acceso al internet. No em equivoqué, si era la canción. Y tiene una letra sencilla y sincera, a mi parecer, incluso encierra parte de mi relación con G, pues somo muy buenos amigos y puedo contar con ella así como ella conmigo. Felices preparativos para Navidad y Gracias por tu amistad y por leer el blog (XD). Aloha.

6.12.10

Una vez más, y siempre

Viernes, de noche.

La llovizna cayó como una sábana sobre un lecho. La vi desde lejos, debería haber estado a su lado, pero también me sentía privilegiado viéndola desde mi lugar. Su sonrisa me daba paz, me calmaba. Sentí que podíamos comunicarnos tan sólo con miradas. 

Sábado, de mañana.

Nos sentamos juntos, nos tomamos de la mano y oramos. Sus ojos me fortalecían, me hacían sentir que el futuro estaba próximo, muy próximo. Los ojos de de su abuelito, me observaban también, de lejos. El discurso lo entendímos, lo aprendimos y una vez más oramos con las manos juntas.

Sábado, de noche.

Quedamos en encontrarnos en el lugar de siempre, esta vez ella conocería a mi abuelita. Aquella mujer con quien conversó por teléfono alguna vez y las dos rieron. Se encontraron y yo sonreí con ellas. Mi abuela dijo: Hija, esperaba conocerte con muchas ansias. Me encantó ese cuadro y mis convicciones se hicieron tangibles como si pudiera tocar el futuro en un espacio pequeño sobre las yemas de mis dedos. Ella conversó mucho con mi abuela y nos enteramos que su cumpleaños era el mismo día de nuestro aniversario. Sonreímos en nuestros corazones y una vez más nos tomamos de la mano.

Domingo, al mediodía.

Le dije para tomarnos fotos, salimos del tumulto, aún con nuestros uniformes y la alegría en los ojos. Mi hermana se acercó la saludo y le dijo que nos tomaría varias fotos. Ella accedió y sonreímos. La abracé, todo cuanto soñamos parecía muy cerca.

Domingo, unas horas después.

Ella había ido con su familia y yo le había perdido de vista. Estaba con mi familia y de pronto apareció. La abracé. Nos tomamos fotos, otra vez. Nos besamos. Era tiempo de despedirnos.

Lunes, en la tarde.

Era tiempo de encontrarnos. Nos encontramos en el metro. Nos besamos, una vez más. Le conté lo que había pasado en la mañana. ella tenía el brillo de siempre en sus ojos. Me contó también lo que pasó, en parte. Viajamos.

Lunes, en la noche.

Conversamos sin conciencia de final. Su cuñado quien nos acompañaba en la conversación nos comentó muchos detalles que yo no conocía sobre su suegra, mi suegra también. La conocí más a través de la percepción de ellos. Agradecí en mi corazón el hecho de hacerme parte de la familia. La tomé de la mano, una vez más. La abracé, una vez más. La besé, una vez más. Nunca será suficiente, siempre será necesario. Ich LIebe Dich G.

2.12.10

Fin de ciclo, fin de carrera, más no de nuestra amistad.

Llegué corriendo al trabajo. Subí las escaleras y todo estaba tranquilo, las oficinas aún no estabas todas abiertas y pense en regresar pues había llegado muy temprano. Sin embargo, me encontré con algunos compañeros de trabajo que me dijeron que el décimo primer piso estaban preparando lus últimos detalles para el desayuno con los empresarios que vendrían de visita. Ocurrió como menos se esperaba pues algunos empresarios tuvieron algunos contratiempos y llegaron con demora. Aún así los objetivos de la reunión se cumplieron y las conclusiones nos ayuadron a obtener una mejor visión de los servicios que podemos otorgar como empresa.

***
Llegué caminando al trabajo pues sabía que el día se avisaraba con compás moderado. Consentí conmigo mismo en darme el gusto de comer galletas saladas y observar el claro de la mañana desde la ventana de la oficina. Todo surgió como se esperaba y sólo pensaba en que termine el horario de trabajo para ir  a la universidad y encontrarme con G, conversar y contarle sobre el desayuno empresarial que tuvimos el día anterior. El tiempo pasó rápido a pesar de salir de comisión y estar en trasporte urbano por dos horas. Luego, sólo esperar que llegara el fin del día laboral e ir lo más rápido posible a conseguir un vehículo que me llevara a la universidad, a una hora u hora y media de mi centro de trabajo. Fueron dos, por el tráfico. Llegué después de una siesta confiada en que el conductor no estaba mal de los reflejos. Entré por la puerta saludé al señor de seguridad y corrí por la vereda para llegar al pabellón donde me esperaba G. La encontré y la abracé como si no nos hubieramos visto por meses (fué un día y medio), aunque sí nos habiamos escuchado. Toqué su espalda y ella sonrió recostada en mi mejilla. 

Entré al salón donde me esperaba el último examen de la carrera de pregrado. G ya lo había dado por eso la encontré afuera. Reconocí los rostros de mis compañeros de clase mientras ellos pensaban. Me apresuré por leer, comprender y resolver la prueba. Una vez que entregué mis respuestas olvidé las preguntas. "Será lo que tenga que ser" me dije y salí. Nos tomamos de la mano y caminamos.

El salón de cuarto año había preparado una cena de "despedida". Aún no entiendo el objetivo, me imagino que debe ser saldar las cuentas pasadas o por primera vez encontrar dos salones de clases que tuvieron comunicaciones esporádicas e intrincadas para aprender el valor de amistad a través de el uso de la memoria en honor a los cinco años de estudios. Tal vez eso o tal vez me equivoque. En fin, la cena estuvo servida mientras, nosotros, los invitados llegamos. Nos saludamos con profesoras (es predecible que las mujeres son las más interesadas en este tipo de reunión, es como una cualidad innata por experiementar circunstancias emocionales, a veces suele ser necesario, lo admito) que no habíamos visto de mucho tiempo debido, ahora, a las labores que nos separan de la universidad por dos ciclos. Ellas se enteraron de nuestros planes, de nuestros quehaceres y de lo nuevo que acontece en nuestras vidas. Nos aconsejaron con la experiencia de otras promociones y nos recomendaron fijar nuestras metas. Luego, empezó la reunión.

Estuvo llena de música, conversaciones, recuerdos, fotos y sonrisas espontáneas. Nos dió gusto recordar algunas ciscunstancias compartidas desde primer año, que por razones extrísecas habíamos olvidado. Algunos (en efecto, algunas) lloraron, otros entre risas y comentarios de nostalgia se desearon lo mejor para el futuro. Luego simplemente estuvimos agradecidos por el tiempo compartido. Este tipo se celebraciones al parecer tendrán lugar  tiempo y comentarios para muchos años más. Tal vez eso nos alimente, tal vez el recuerdo sea un aliciente para resaltar nuestros logros. Tal vez sea necesario de cuando en cuando enumerar momentos que disfrutamos y que nos ayuden a valorar lo agradable y alegre que es tener el privilegio de comunicarnos y sonreir entre amigos. Una vez más, gracias amigos.

29.11.10

Valiente, como tu padre...

- Mamá, ¿dónde está papá?
- De viaje, Martín
- ¿Cuándo llega?
- Pronto, Martín, pronto
- Segura, sabes que lo extraño mucho, además el a veces llora por las noches o grita mientras duerme, despierta asustado y tu conversas con él. Yo sé porque cuando el llega no duermo porque quiero estar todo el tiempo que sea posible, además no puedo con la bulla de las chicharras.
- No, Martín, no es nada. Tu papá no llora, el recuerda las cosas de la guerra. Pero pronto se le pasa, es muy fuerte, el quiere lo mejor para nosotros. Por eso va a pelear por la libertad, por tener un mejor gobierno, un gobierno que le dé a cada uno lo que le corresponde. Sin jefes malos ni corruptos, sino por un orden en el que el pueblo tenga el poder de elegir.
- Mamá... y cuando sea grande podré yo también ser como mi papá.
- Si, serás tan valiente como tu papá.
- Si seré muy valiente como mi papá
(Dos disparos secos que tienen en su estruendo un mensaje de soledad, un olor a tierra o a sangre que se queda en a mitad del tabique, un silencio profundo que da miedo y que se esconde en medio de la selva, en medio de la tierra que nadie conoce y nadie pretende conocer.)

***

¡Mamá, mamá! ¡No!

Ya no estás, hace cinco años que esto acabó y te sigo extrañando. No me deben escuchar que lloro. Esto ya pasó que importa. Los culpables son sólo ellos, no merecen mi perdón. No merecen siquiera que puedan pisar este lugar. Perderan su vida tal y cómo te la arrancaron enfrente de mi. Los odio. Felizmente mi padre está acá. Ahora podremos tenderles la enboscada y no escaparan. No se atreverán...

Ese día fue el mas largo de mi vida y sin embargo también el más importante. Después de los disparos salí corriendo en medio de los gritos de todos los que vivían en las cabañas vecinas, corrí sin mirar atrás, sin siquiera pensar en quién me seguía. Corría para encontrar a mi padre, para decirle que habían matado a mi madre. Que habían llegado los cachacos para llevarnos a la ciudad. Que querían cambiarnos la mente. Que nos van a torturar, incluso. No le encontré, pero llegué a una vertiente del río Ene. Era pequeña pero muy húmeda, aún sentía el calor de las llamas sobre el techo de la cabaña de Miguel, mi amigo. Me encontré con Miguel hace un año, el estuvo un tiempo prisionero pero felizmente lo salvaron. Esa noche me quedé llorando mucho, casi ahogándome con mis propias lágrimas escuchando el lamento hiriente desde lejos, el lamento de mis vecinos, mis hermanos. A la mañana, me fui a ver cómo estaba todo. Mi ropa estaba mojada y mis ojos estaban sumamente rojos, no sentía las piernas y me dí cuenta en el camino de regreso era muy largo. Conseguí ir por una colina para ver de lejos el campamento. Todo era cenizas y unas cuantas cabañas aún en pie servían de los cuerpos que habían claudicado en la defensa de su terreno, de sus posesiones. Imaginé que tu cuerpo estaba ahí también y rebusque en mis ojos si aún quedaba alguna lágrima. No encontré alguna. Regrese a la vertiente del río, el cielo y el camino se alargaban a cada paso, era todo muy difícil de comprender, peor con el sol abrasador y la húmedad de la selva y el chirrido incesante que traen consigo las espaldas de las chicharras.

Mi padre estaba por ese entonces a diez días de camino, en la comunidad de Aucayacu reuniéndose con algunos comuneros y dirigentes. Todo iba a salir como lo planearon. Mi fuerzas se iban, estaba desfalleciendo y mi padre no estaría ahí para ayudarme. Llegaron a mi pueblo sigilosamente mis amigos, después de haber salido a cazar, se dieron cuenta que el campamento había sido destruido y con él todos los habitantes, el olor de las cenizas se extendían varios metros a la redonda y el humo crecía como una columna que sostenía las nubes de lluvia que pronto desataría un tormenta eléctrica sobre la zona. Se dispersaron como solían hacerlo para distraer a los venados o sajinos. Luego quedaron en reunirse en la cima de la colina que horas antes yo había pisado. Al reunirse, supieron qué tenían que hacer: Buscar refuerzos.

Camino a Monzón me contraron, desmallado por el calor. Y me preguntaron si sabía dónde estaba mi padre. yo les contesté que si, que estaba en Aucallacu. Y me dijeron que estaba bien, que estaba seguro y que iríamos a Monzón para conversar con otros líderes en la Revolución. ¿Revolución? pensé. No sabía hasta ese entonces de qué se trataba la revolución pero me dieron un pistola y con eso bastó para unirme al grupo. Ahí me encontré con el chino Wilfredo, el jefe del grupo. Nos guió a través de la selva para llegar rápido a Monzón. Todo parecía estar claro para mí. Esos cachacos venían a quitarnos nuestras tierras, mi padre estaba conversando con los gobernadores para llegar a un acuerdo y mi madre había sido victima de aquellos cachacos malos que algún día cuando crezca iba a matarlos con esta pistola que tengo en mis manos. Todo exactamente igual para que no se olviden de mi. No me importa si llego al infierno, son sólo creencias de débiles. Había Algo que no me cuadraba y era ese asunto de la Revolución, que luego Wilfredo, intentó explicarme muchas veces pero no entendía. Me perdían cuando empezaba a hablar sobre el Presidente Gonzalo y daba arengas y levantaba su brazo y comentaba sobre un tal Fujimori, o Montesinos, en la época cuando casi llegamos al poder. Pero todo era muy confuso. Yo sólo quería vengarme, pero el quería algo más. Quería tal vez ese gobierno que mi madre me comentaba aquella noche, donde todos tengan lo que merecen tener, donde no hayan ricos ni pobres. Pero no entiendo cómo puede lograrse eso.

Miguel también se salvó cuando su papá se dio cuenta que venían los cachacos y se escaparon unas horas antes, fueron en un viaje largo a través de la espesura de la noche y los peligros de la selva hasta llegar a Aucayacu y encontrar a mi padre para contarle lo que había pasado. Me dijo, después cuando nos escontramos que mi padre sólo se puso triste un rato viendo a la fogata con una mirada que daba escalofríos, una mirada tan dura como cuando nos fuimos en la primera emboscada. La misma. Una mirada sin lágrimas, sin pena, sin dolor... sólo con sincersa necesidad de controlar y arreglar todo lo que estaba mal en el gobierno. Mi padre lloró en público esa noche sólo por tres minutos y luego se fue a dormir. Pensaba que yo también había muerto así que no le quedaba más motivo para vivir. Así que esa noche trazó un plan que según él salvaría a nuestros pueblos de la dictadura derechista y aseguraría la toma del poder del marxismo-leninismo-maoísmo. Esa noche intentó ahogarse en sus recuerdos, encontrar una sólo idea que le haga dar energía para llevar a cabo el plan, pero encontró un vacío inmenso, esa noche la lluvia no permitió ver el cielo y sus estrellas los únicos dioses que tenía y el vacío se hizo muy grande que lloró en privado por tres horas y se quedó dormido pensando que las fuerzas lo abandonarían y moriría de pena. Pero no murió. A la mañana siguiente un galló cantó y recordó como yo imitaba la voz del gallo en la mañana y cómo a veces perdía el tono inventando nuevas tonadas. Sonrió y su energía se revitalizó. Su mirada se llenó de fuego y decidió llevar a cabo su plan. Pero falló. Sus colaboradores no eran lo suficientemente visionarios para acompañarlo en la conquista del poder y al verse minados sus esfuerzos hicieron retirada hasta volver a conseguir las municiones que habían perdido.

Cuatro años de entrenamiento después, nos encontramos. Mi padre me abrazó con sus manos de hierro y noté que tenía una cicatriz en su hombró me dijo que los cachacos terminaron con cicatrices más grandes. Y que ahora la revolución estaba próxima. Ese día planificamos la primera emboscada. Wilfredo y mi padre conversaron y parecía que se entendían a la perfección. Hicieron arengas al presidente Gonzalo de quien había visto una foto en el periódico cuando fuimos de civiles a Tingo María. Un señor de barba blanca y lentes, me dijeron que él era un gran pensador. Pero que lo atraparon por la traición de algunos insolentes que ya fueron castigados. Ahora tengo doce años y estoy dispuesto a vengar la muerte de mi madre, no me importa ese asunto de la Revolución, pero si es una ayuda para la venganza entonces, también lo defenderé, pues mi padre lo defiende y yo  soy valiente como él y fingiré que no tengo miedo y venceremos a los derechistas. A pesar de que no los conozca.

***
¿El silencio de nuestras voces podrá callar las ideologías ajenas? ¿El grito de nuestros pensamientos ayudará a dar paz a aquellos corazones turbados?

28.11.10

Alguna vez, hoy

La luz se dirigía a través del recinto
Sobre un un pequeño camino
Tal vez sólo parte de la imaginación
Tal vez de la realidad.

El unvierso que inundaba el aire parecía pequeño
Y en su pequeñez repletaba todo
Por lo tanto también era inmenso
También lo era.

Las hojas de los árboles, mecidas por la brisa
Reflejaban en sus tejidos un brillo suave
Quizas etéreo, quizas tangible.

Esto y nada más quedará en mi memoria
Para recordarlo, para olvidarlo y volverlo a recordar.
Para imaginar que hubiera sido si...
Para pensar en que pasó y qué podría pasar.


De pronto, es de día
De repente, es noche
La luna y el sol en una constante danza dispar
El tiempo y el espacio en sintonía


En un pequeño espacio de luz
Los segundos se acaban, se esparcen
Se quedan jugando al rededor de un columpio
Al rededor de un tobogán.


Se divierten, corren, gritan y juegan
¿Acaso no es duficiente?
¿Acaso no se podría ser feliz de otra forma?
Acaso no, acaso si.


Recuerdas cuando sucedió aquello
Lo recuerdas bien y sonríes para tí
Como si fuera una travesura,
Como si fuera un chiste
Como si fuera...


El silencio inunda
El patio de afuera
Las luces se mantienen tenues 
A pesar que es de día


El tiempo regresa a su curso
El espacio se contiene a sí mismo
Tu sonrisa se mantiene
Las sombtas se han ido

25.11.10

Día LIbre

Hoy, por motivos académicos pedí permiso en el trabajo, así que tuve un día libre para hacer lo que me ayude a completar la documentación y luego aprovechar en recreación para esperar el fin de semana. Entonces es presumible que la primera parte del día estuve frente a una cámara fotográfica (hubiera pagado por estar detrás de una mas bien pero bueno... ya será para otro día), Luego estuve esperando por comprar los documentos para presentar en la secretaría de la universidad. Eso ocurrió durante la mañana y no tuvo mayores sobresaltos que el hecho de encontrarme por unos momentos con G, conversar un ratico (estilo Juanes) y darnos un beso pequeño de despedida con muchas historias por contarnos y poco tiempo para hacerlo, supuse que pronto encontraríamos un momento para comentarnos nuestras anécdotas. En fin, luego a seguir haciendo trámites y corrigiendo algunos otros trámites. Todo continuó con aparente normalidad. Al parecer.

Bueno, revisando en las noticias noté algo particular, un lazo en la yoría de los periódicos la mayoría de aquellos lazos era blanco, inferí que se trataba de alguna búsqueda de paz. En efecto lo era. El Día Internacional Contra la Violencia Hacia las Mujeres, y lo escribo con mayúsculas como para no olvidar. Es muy interesante el hecho de que se publique y se promocione este hecho, dado que muchas estadísticas avalan la situación que tienen los países respecto al índice de mortalidad de mujeres víctimas de la violencia. Me parece que las medidas de promoción de la salud (psicosocial) son tomadas y aprovechadas por la publicidad para poder entregar una mejor información respecto a cómo proceder se es víctima o espectador.

Recuerdo que en consulta, en muchas ocasiones, las implicancias del denunciar se hacían mucho más ilusorias por el esquema mental aprendido durante las pocas oportunidades de enterarse del tema. Y esto por las increpancias, incluso, de la familia de origen. La impotencia de poder salir de aquel circulo vicioso tralucía en sus miradas, pero no era suficiente. Tendría que ocurrir una oportunidad de poder asegurar lo que consideraban valioso para sí. Algunas por desinformación de control de natalidad o por su sumisión a la pareja tenían tres o cuatro pequeños a quienes entregaba sus cariños y afectos a razón de especial cuidado pues el amor que tuvo alguna vez por su pareja se había convertido en una costumbre de sentirse mal por haberle reclama su irresponsabilidad como padre y luego haber recibido golpes que la hacían sentir peor, tal vez cuestionarse porqué cambió tanto o porqué no lo conoció bien antes de dejarse llevar porlas emociones y de pronto empezar una familia. Sus hijos por otro lado sienten esa impotencia proyectada en los golpes del padre y de la madre y suelen configurar personalidades que tienen pocas espectativas de futuro y que dedican su tiempo a trabajos que le permitan vivir el momento. Así no sólo se mantiene el ciclo de violencia sino también el legado transgeneracional de ésta.

En una conversación con algunos compañeros de trabajo discutíamos sobre cómo legir una pareja. Por ahi se escuchó "y si no me toca alguien adecuado". Fue una suposición bastante esperable más no tan apreciable según mis cogniciones. Consentí en aconsejarle que antes de empezar una relación lo recomendable es que se pueda conocer a la persona, aunque suene descabellado (para algunos) significaría "enamorarte de tu amiga(o)". En efecto la(lo) conoces tan bien que sabes cómo podría reaccionar. Me parece que tal vez esa actitud sería un salvaguarda para futuros disgustos. Así que este día es un día libre, pues se busca la libertad de la violencia doméstica, en primer lugar y luego su réplica en otros estratos sociales, y para esto se necesita un cambio en el esquema cognitivo de muchos y muchas interactuantes en nuestra sociedad. Aloha.

24.11.10

Juegos cercanos

Estuve en mi escritorio echando un vistazo a las noticias del día de ayer. Como todo lunes, hay que resaltar las noticias que conciernen al trabajo y proseguir en la búsqueda de información que pueda darnos una antelación de algún movimiento del mercado de trabajo entre otras actividades en el quehacer mediático de nuestra sociedad. En fin, estuve saltando de noticias curiosas, caricaturas que reflejaban la realidad con algo de sorna, e informativos que tenían una especial forma de narrar las noticias que exigían mi concentración para entender los entredichos de aquellas frases intrincadas que pensé en algún momento que se redactaban así para prestar mayor importancia en lo que tratan de comunicar.

Entre letras y noticias de último minuto, disfruté revisar mi correo fugazmente para leer un mensaje de hace unos meses, en el que G me escribió frases cortas que me comunicaban mucho. Sonreí.

Llegué a la sección internacionales. En algunas versiones se mostraban noticias de diferentes partes del planeta, sentí que cada país se ocupaba de sus intereses y a la vez resaltaban algunas cosas importantes que acaecieron en la semana en algún otro país en el mundo. Nada suficientemente real como lo que sucede en aquel otro lugar. Algunas imágenes plasmaban parcialmente el entorno y la coyuntura política, además se podían observar algunas emociones , muchas de ellas intensas, en la mirada de los personajes en la fotografía.

En una de aquellas fotos se mostraban tres jóvenes, adolescente en realidad. Que asidos a unas pistolas apuntaban al fotógrafo con una sonrisa curiosa y traslucía en sus pupilas aquella preocupación por el entorno político que estaban viviendo. Ellos estaban en un momento libre, en la gran reunión de los musulmanes en La Meca, como culminación del peregrinaje llamado Hajj, una ceremonia de tres días en el centro simbólico de su espiritualidad. El lugar donde confluyen personas vestidas de blanco y cumplen con el cometido de su visita, la represantación de su trascendencia humana en la lucha del bien y del mal. Naturalmente el país de Arabia Saudí les otorga, según sus posibilidades, la seguridad para poder ejercer su culto. Pero la realidad de las relaciones internacionales con los paises vecinos, es otra. Muy cerca de ellos está Palestina, donde residen judíos y también cristiano, pueden ser muy amigos, conocidos o sólo una persona con quien se cruzan en la calle. Pero las ideologías que son motor de su fe son muy disímiles y originan luchas armadas y tristes problemas de discriminación. Esta imagen me hizo recordar sobre los problemas de relación que se generan al momento de conocer a alguien que no tiene las mismas creencias que tú.

En muchas oportunidades ha de ocurrir esto, no sólo en lugares de Oriente, sino también muy cerca a nosotros. Claro que la tolerancia es menor por estos lares, pero eso no significa que no hayan creencias rígidas respecto al bagaje cultural y religioso. Suelo ser un defensor de la libertad religiosa, pero tengo algunas restricciones cognitivas respecto a la libertad de culto. Considero que una personas es libre de declarar quién es y qué cree, siempre y cuando no infiera o ataque a otro ser humano con quien comparte espacio en este planeta tan multicultural. Conozco personas de muchas religiones y me agrada en algunos momentos poder conversar sobre sus creencias y analizar el curso y contenido de sus pensamientos. Me interesa mucho también reconocer cómo se inician estas conversaciones, con frases pequeñas que implican mucho del uso de la razón y de la información que el argumentador tiene a la mano. Las discusiones pueden ser cortas, pueden durara horas y otras pueden quedarse en pausa debido al impulso de emociones en temperamentos impetuosos.

He ahí cuando encuentro una similitud con parte de la teoría de Eric Berne sobre "los juegos que realizamos". Son transacciones, tan sólo intenciones o actitudes que comunicamos conscientes de lo que decimos y que en muchas formas puede ser malinterpretado, eso nos hace plausibles de error. Somos humanos y podemos aprender mucho de aquello. Tal vez recordar la actividad que se espera de nuestras cogniciones para buscar el cambio, "darse cuenta". Tal vez sólo ese ejercicio, sea necesario para buscar comunicarnos mejor.

18.11.10

Después de cinco años

Recuerdo todavía el primer día, cuando con miradas tímidas memorizábamos los rostros de nuestros compañeros y sus nombres. Cada cual tenía un monólogo interior que relacionaba con sus experiencias pasadas y que las vinculaba con aquellas nuevas personas con las que compartiría tiempo, conocimientos y un aula de clase. Ya han pasado cinco años y parece que tenemos la misma esencia de antes, aunque con unas arrugas más o un peinado diferente, seguimos siendos los mismos y a la vez somos otros.

Fue en la universidad cuando conocí a mis amigos que dentro de unas semanas nos graduaremos y compartiremos momentos esperados desde hace mucho más de cinco años atrás. Recuerdo cuando compartimos el aula con otras promociones y con algunos que se quedaron en el camino pero que siguen avanzando, eso es muy importante. Algunos otros, se fueron y no supimos más de ellos, otros todavía mantienen contacto y la amistad se hace más fuerte en la distante comunicación. Es impresionante darse cuenta que han pasado cinco años. Tiempo en que cambiamos, en que aprendimos, en que soñamos y reímos. Fue en los últimos años en que conocí a G, y en un concierto me enamoré de ella, incluso escribí sobre aquello (XD). Fue en los primeros años en que progresivamente íbamos describiendo a nuestros compañeros como intentando saber de quiénes se trataba y nos conocimos más en las salidas de estudios y en las actividades deportivas o tal vez en alguna circunstancia triste o en algunas vivencias personales. Todo cuando vivímos nos enseñó que la vida nos regaló una oportunidad de conocer a personas con afinidades parecidas vocacionalmente, pero dispares en intereses y en objetivos incluso. Aprendimos a tolerar, a pedir perdón, a perdonar y a sonreír con bromas, quejas y chistes que hacían la vida académica más llevadera y nos alentaban a continuar en la lucha por un título profesional, aún falta un esfuerzo más pero la meta ya se ve más cerca cada vez.


Alguna vez tuvimos que reunirnos para estudiar, para hacer resúmenes de libros o para jugar o celebrar que terminamos el ciclo, algunos que aprobaron y otros por compañía o para olvidarse del profesor. En algún momento nos peleamos y en otros olvidamos los malentendidos, tal vez en una broma que hacía recordar buenos momentos del pasado, o alguna intención buena incondicional. Aprendimos que no estamos solos en lo académico y que podíamos pedir prestado unos apuntes para estudiar o a lo mejor un repaso de todo el curso para no jalar el examen final. Fuimos a pasear por Lima, Cañete, Lurín, Huancayo, Satipo, Jicamarca, Chosica, Santa Eulalia y muchos otros lugares más. 


Todas esas experiencias nos hicieron más fuertes, nos ayudaron a poner en práctica lo que estábamos aprendiendo en paralelo en las aulas de clase, tal vez con algún estrago en medio de la clase con algún profesor, tal vez con sueño pues las clases eran de tarde o en algún ataque de ansiedad por el examen teórico de Neuropsicología o Psicopatología. Puedo concluir que durante estos cinco años he cambiado y junto conmigo, mis compañeros. Ahora somos casi psicólogos, casi bachilleres. He dejado algunos prejuicios y he podido comprender que seguimos siendo los mismos de hace tiempo con algunas habilidades interpersonales mejoradas, tal vez con conocimientos ahora mucho más abiertos a los que pensábamos, Ahora estamos un poco más preparados para enfrentar el futuro y ayudar a personas que precisan de nuestro apoyo. Gracias amigos.

16.11.10

Volar

¿Te cuento un secreto?

Ya...

Cuando era pequeño yo sabía volar, era muy fácil. Sólo me iba corriendo rápido por todo el parque, luego extendía mis brazos y me concentraba enérgicamente en distribuir mi peso, llevarlo poco a poco desde mi cabeza hasta mi pecho, luego a mis piernas y luego liberarme de él enviándolo al piso. Después de eso, sólo volaba, como lo hacen las aves, giraba, hacía maniobras y luego regresaba al mismo punto en la tierra donde había dejado mi peso. Lo recuperaba. Luego, sólo caminaba. Eso hacía por mucho tiempo, varias veces, cada vez que quería sentir el viento sobre mi rostro y tocar las nubes de algodón y evadir las ramas de los árboles levantadas por ráfagas de viento. Era muy sencillo hacer eso, aunque mientras crecía se iba poniendo más arriesgado cada vez. Llegó un día en que decidí dejar de hacer eso porque encontré una forma más segura de volar ¿Sabes cuál es?

No...

Escribiendo, tengo todo a la mano para sentir el viento en mi rostro, para visitar lugares lejanos en sólo un aletear de mi imaginación, y luego regresar al punto dónde deje el peso de mis problemas y seguir adelante. Así puedo volar, pero antes de volar de tener recursos para volar, así que leo, leo mucho cuando puedo. Luego con todas las palabras que conozco empiezo a correr, extiendo mis brazos y cojo un lapicero o lápiz según sea el que esté al alcance. Luego simplemente y con mucha práctica dejo mis problemas en un punto del terreno y puedo volar, como siempre varias veces.

Trinos Matutinos

Buenas noches, autobus. Dime a dónde nos llevarás, a algún lugar donde antes no haya ido. Es el transporte a un nuevo destino, donde dejo mi reflejo en el vidrio. Preguntaría pero no sabemos cuán lejos esta interestatal va, o cuán profundas son las raices de la ciudad...

***

Los segundos de diluyen en medio de la tarde que oscurece. Golpeo su puerta y no está, o tal vez si está pero no quiere abrir. El sonido hace eco en el corredor y empiezo a perder la paciencia. Las luces de la calle de afuera empiezan a encenderse tenues, en orden. Las sombras se apoderan del dormitorio y no logro convencerla de que me abra la puerta, no si quiera me responde. Ábreme o tiro la puerta, grito y no tengo respuesta. Yo sé que está adentro pero no hay sintoma de que me esté escuchando siquiera. Intento una vez empuejar la puerta. El sonido alerta a los vecinos pero no me dicen nada. Piensan que esetoy loco. Piensan que no puedo controlarme. Piesan que debo ser más discreto.

Ábreme. No lo hace.

Golpeo mi cuerpo fuertemente contra la puerta hasta que finalmente logros desbocar la cerradura un poco, sé que el siguiente intento no debe ser tan brusco. Pateo y la luz de la calle se filtra en la entrada del cuarto como un camino de luz naranja tenue, triste. Me abro paso en la entrada y la encuentro en el piso, echada, pálida y en su mesa de noche un diario con las hojas rosadas que tiene muy bien escrito sus planes de qué hacer y que no hacer si las "cosas salen bien". En una esquina dice "R y D =)". Y todo cobra sentido...


Nos conocimos hace dos años en el parque de Ica. Aquel agradable y soleado lugar, espacioso, todo lo contrario a donde me encuentro, y con aquella estrella en el centro de su extensión por razones que tantas veces me explicaron. Estaba descansando de un trabajo que había ido a realizar por allá y decidí visitar el parque, descansar un momento observando los árboles alrededor y después de esa pausa continuar con mi labor. Busqué alguna banca libre y no había alguna, sólo donde estaba ella, era un espacio donde podría sentarme. No sería capaz de sentarme junto a ella, solía ser tímido. Me acerqué con mucho temor, mis piernas temblaban. La conocí con temor y me pareció muy asequible a pesar de que había reconocido mi nerviosismo. Nos hicímos amigos en minutos y sólo tuve que decirle que me tenía que ir pues ya el horizonte estaba en ocaso.


Luego, en el tiempo que estuve por allá nos citábamos para encontrarnos cada día en el mismo lugar, la misma banca del parque, el mismo parque, la misma hora, todo igual como si no quisieramos que el tiempo se diluya en nuestra relación. Así ocurrió. Le prometí que regresaría para conversar después de tres meses, en el tiempo que regresaba a la universidad para seguir con mi carrera, ella accedió pero antes de irme escribió en mi brazo su número de celular para que no pudiera olvidarla, con tinta indeleble. La autopista me llevó de regreso por el desierto y llegué a mi centro de estudios con la convicción de regresar a verla, en tres meses. Estudié sin distraerme mucho, tenía la convicción de que el tiempo pasaría más rápido si no me detenía a pensar en lo que podría suceder sino más bien enfocarme en mis objetivo próximos. Día tras día, en cuanto podía, la llamaba. Ella siempre disfruto de mis llamadas antes de caer la noche. Como para mantener un patrón de conducta telefónica. Siempre se libraba de responsabilidades para esa hora y por mi parte disfrutaba de esos pocos minutos en el auricular.

Al tiempo siguiente de mis clases en la universidad, regresé para encontrarme nuevamente con ella en aquel parque que tenpia en el centro una estrella. La visité y paseamos en los días que tenía libre. Me sorprendió mucho el saber que sus padres sabían que yo existía, incluso que éramos buenos amigos y que nos habíamos conocido en el parque bajo la sombra de un árbol. Luego, todo se hizo más fácil, pues ella decidió venir a estudiar enfermería a Lima, fue muy agradable recibir esa noticia y el apoyo de sus padres. Aunque su tíos no estaba muy de acuerdo pero sentía que a pocos me iba a ir aceptando, pensé. Todo sucedió en cuestión de dos años y supe que las cosas iban para bien. Ella ya había empezado sus estudios de enfermería y por mi parte yo ya estaba a un año de terminar mi carrera. Todo estaba en el lugar y momento preciso.

Hasta que llegaron los problemas, ella empezó a ponerse triste pues vivía sola y con las chicas en su salón no se trataban. Las ansias con las que había venido se fueron esparciendo como hojas al viento. Intenté animarla integrándola a grupos de apoyo comunitario y también a que conozca a mis amigos y fue mejorando su estado de ánimo. Pero las tristezas del alma llegan a ser más profundas cuando no son resueltas a tiempo, y menos si no se pide ayuda, así que noté que empezó a adelgazar mucho y cuando me miraba había una sombra bajo sus ojos que se escondía de los problemas para no llorar en público, sólo a solas porque "así es más fácil". Las siguientes vacaciones tuve que ir al norte y ella regresó al día siguiente después de terminadas las clases a casa. Nuestra comunicación se mantuvo viva a través del teléfono pero siempre después de cada adiós encontraba una lágrima escondida otra vez.


Al regreso de vacaciones, nuestra distancia parecía haberse acortado no sólo físicamente sino también emocionalmente pues teníamos más tiempo para abrazarnos y conversar de todo. Ella me contaba de sus clases y sobre inyectables, al parecer era un tema que le causaba mucha curiosidad. Nunca imaginé que eso mismo la llevaría a quedar pálida e inerte en este piso de su dormitorio. Todo aconteció tan rápido, en unas cuantas semanas. Tal vez no debí decirle para tomarnos un tiempo, tal vez tuvimos que conversar en la mañana cuando me abordó en una conversación con mis amigos. Tal vez hubiera actuado más rápido y evitado que se vaya corriendo y me deje pensando en cómo hubiera sido si...


Tal vez en algún momento en el viaje, en donde sea que se encuentre, pueda escuchar aquellos trinos matutinos que le gustaba escuchar en aquel parque donde nos encontramos. Espero mucho que ocurra eso, pues sabré que puede perdonarme no haberla atendido, pues sabré que me entenderá por lo difícil que es hacer esfuerzos porque nos podamos sentir mejor, y encontrar un lágrima escondida siempre. Tal vez debí decirlo, quizás pude ser más sincero... espero poder serlo pronto...

12.11.10

Confesiones parciales

Si hubiera tan sólo un sólo motivo por el cual agradecer a la vida, es por el privilegio de respirar y de abrazar... pero hay más motivos que sólo ese.

A lo largo de la historia de la humanidad han habido muchas oportunidades para documentar historias, relatos, leyendas, sospechas, cuentos, incluso chismes. El hecho de echar una mirada atrás implica no sólo tener información valiosa en cuanto a los recursos que usamos hoy, sino también al uso que podemos darle. Por momentos pensamos que tenemos algunas cosas nuevas, pero tarde o temprano reconoceremos que tenemos lo mismo que antes tuvieron algunos pero desde otra perspectivas. Las perspectivas nos hacen ver las cosas antiguas como nuevas, nos permiten obtener intenciones del objeto en otra dimensión. El hecho de tan sólo mirar ya nos permite saber en qué consiste algo y así tomar interés para luego examinarlo. En muchas oportunidades tomamos posturas de un niño curioso, le damos vueltas al objeto y poco a poco nos vamos acercando, estás acciones son cualidades en el ser humano, podríamos incluso considerarlas innatas o incluso instintivas. Hay circunstancias en el vivir que valoramos así, nos acercamos poco a poco como para medir su grado de peligrosidad o simplemente por curiosidad inabarcable que nos incita a saber porqué eso está ahí. Progresivamente vamos experimentando con la muerte, con la alegría, con el amor, con el respirar, con la risa, con el enojo, con la confianza, como si fueran cosas extrañas a nosotros o razones que se suscitan en situaciones extremas o de necesidad de tranquilidad. En el tiempo que crecemos vamos descubriendo nuevas emociones, nuevas perspectivas y nuevas valoraciones para nuestras experiencias.


Alguna vez, leyendo algo de historia de la filosofía, me enteré que los grades filósofos pre-socráticos empezaron por preguntarse ¿de dónde venimos?, esta se convirtió en una de las preguntas claves para los filósofos y muchos le han dado una respuesta parcial, desde perspectiva claro está. Empezaron por analizar, observar, incidir en todo cuanto les rodeaba. Estrellas, planetas, luces, naturaleza, plantas, animales, minerales, organismos pequeños y sin querer fueron desarrollándose disciplinas que hasta ahora seguimos estudiando por ser de carácter intrigante, siempre queremos seguir sabiendo más, tal vez encontrar la vastedad de una ciencia y escudriñarla hasta lo mínimo, sabiendo que puede ser una tarea larga tomamos el riesgo y aceptamos el reto, aún el intento bastará, nos sinceramos con nosotros mismos, y continuamos con la tareas. Es interesante recalcar que lo primero que se le ocurrió ala humanidad es ver objetos para analizar, los que están mas distantes. Tal vez ahí encontremos la respuesta de dónde vinimos, fue su cognición. Y avanzando en sus investigaciones fueron entendiendo que se hacía muy difícil conseguir explorar todo el universo que nos rodea, pensando como ellos ("somos el centro del universo") podremos entender un poco sobre qué pasa con nosotros cuando descubrimos el universo mientras somos niños. A corta edad y por la atención que tenemos de los mayores, pensamos que también somo el centro del universo y nuestra atención se centra en todo cuanto podemos ver y analizar. Preguntamos el porqué las cosas suceden así o qué significa tal palabra o qué es tal objeto y empezamos a nombrarlos tal y cómo nos enseñaron que debe llamarse tal o cual objeto. Es el mismo descubrimiento histórico el que vamos realizando nosotros mientras crecemos, incluso vamos desarrollando años de investigaciones en cuestión de conversaciones con padres, tíos, hermanos mayores o alguna persona que consideremos significativa o fuente de conocimiento. En el transcurso vamos descubriendo que le viento sólo se siente y no se puede ver, vamos entendiendo que el agua tiene propiedades diferentes a la tierra, texturas, matices y características enormemente diferentes que la hacen ser agua y empezamos a relacionar cosas, hechos y aprendemos. 


Después de todos los estudios del planeta y sus alrededores, los estudiosos griegos empezaron a preocuparse por encontrar día a día más respuestas y dejaron de ver afuera para ver hacia adentro, llegando progresivamente a la madurez de su pensamiento y al arte de la mayeutica, del pensamiento reflexivo, de la oratoria y del cultivo de hábitos que lleven al ser humano a su desarrollo físico y moral, aunque conociendo a los griegos sólo algunos pudieron ser muy morales, otros quedaron en el intento. Su legado se reflejó en el latín y luego en sus idiomas vertientes, y con el idioma algunas ideas, creencias, incluso hechos que se fueron heredando y mejorando. Mientras crecemos empezamos a descubrir que dejamos de ser el centro del universo y nos damos cuenta que hay materia más haya de nuestros ojos, que hay seres humanos con quienes compartimos todo lo maravilloso que nos regala el universo. Entendemos que es muy útil el uso de un idioma y con este la capacidad de emitir mensajes claros para una mejor convivencia social en conciliación y armonía. Pero también dejamos de ver afuera para analizar los fenómenos internos que subyacen en nuestra conducta. Nuestros pensamientos y algunas emociones irrefrenables. Y llegamos a la conclusión que compartimos características, propiedad comunes entre los habitantes racionales de este planeta y logramos decir: "Soy un humano". El esfuerzo se encuentra en asumir la vida de un humano, asumir las responsabilidades que se comparten en la convivencia social y que las normas de vida las dicta nuestra conciencia, nuestro sistema de creencias y nuestra praxis de la equidad. ¿Hasta qué punto estamos dispuestos a sentirnos más humanos?