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31.12.10

El año que pasa

Este es el último día del año, según mi calendario. Es el acuerdo estandarizado en esta parte del mundo. Y es usual que se haga un repaso de todo cuanto sucedió. Este fue el segundo año en el que sigo manteniendo este blog, claro en este año la actividad con la que lidiaba entre escribir y ser responsable no eran las clases, fue el trabajo. El tiempo con G fue especial y creo que nos vimos casi todos los días del año, o por lo menos estableciamos una forma de comunicarnos. Estuve en el proyecto de escribir el guión para una película que se quedó sin presupuesto pero sigue siendo un pendiente para cuando tenga los medios para llevarla a cabo, junto con esto se unió el gusto por leer mientras viajaba en el transporte urbano hacia el trabajo, habré leido muchos libros y disfruté quedarme dormido hasta el paradero como para probar mi capacidad de organización. Pocas veces me pasé. Recordé también el viaje sobre luciérnagas en un crepúsculo de vainilla.

Hace poco busque a G a la salida de su trabajo, le propuse pasear cerca al mar. Casualmente el clima, últimamente está tornándose más cálido y veraniego y recordamos, estándo de la mano frente al mar en un atardecer infinito,  el año pasado cuando recién nos empezábamos a conocer y todas las frases que nos decíamos y nuestra sonrisa compartía complicidad. También recordamos a algunos amigos y sobre algunas actividades que realizábamos para divertirnos después de clases. Alguna vez decidimos estar solos, tal vez. Pero lo agradable era que siempre teníamos de seguro una persona a nuestro lado cuando la soledad se hacía insoportable también. Este año que pasa se lleva consigo recuerdos e historias ajenas y propias que condensaron nuestras vidas haciéndonos más maduros para enfrentar lo que se viene. Espero que contigo haya sido también una lección de vida.

A través trabajo que me tomaba gran parte del día y llegaba a casa muy cansado pensando en los pendientes del día siguiente, conocí Lima de una forma inverosimil, pero por lo menos mis probabilidades de perderme disminuyeron. Estuve pensando en muchos planes futuros y en lo que vendrá este año, esperando que las nuevas actividades no absorban mi tiempo al punto de dejarme sin conocerme o sin hacer un poco de catarsis escribiendo o dibujando. Hoy, encontré una pintura que hice hace dos años y decidí colgarla en mi habitación, extrañamente en esa pintura utilicé algunas tonalidades que conbinaron con la pared que pinté hace un mes. Recordé cuando visitamos con G un lugar donde se expendían pinturas de diferentes formas de expresión.

Esta es una oportunidad para recordar lo que pasó y proyectar lo que vendrá. Escribiré un libro y viajaré... espero. Aloha.

29.12.10

Después de todo... continúa...

Hace poco Josh criaba una paloma africana. Un frágil animal que cantaba todas las mañanas y cuando tenía hambre. Tenía su plumaje entre gris y marrón y una linea fina que dibujaba un collar blanco sobre su cuello. Siempre que llegaba del trabajo miraba a Josh intrigado en el cantar de aquella ave. Era un espectáculo lleno de interés y tranquilidad. Observar a un niño de siete años analisar a su mascota, abrazarla sin apretar mucho, ver al animalito mover su cabeza ritmicamente y caminar sobre sus patas haciendo equilibrio con sus alas. Josh, cuando llegaba, me empezaba a contar qué cosas había aprendido el ave. A caminar sobre un palo de escoba dispuesto en un esquina del patio como una rama, bañarse en una tina, a veces la paloma al momento de comer prefería echar al piso el alpizte y esparcirlo, ocasionalmente venían dos aves más pequeñas y comían junto con ella en el piso del patio con el atardecer naranja sobre las paredes. Me sentía agradecido con la Naturaleza por el espectáculo tan vistoso que nos regalaba en medio de nuestra selva de cemento. Josh festejaba la llegada de sus acompañantes e incluso decidía acercárceles, naturalmente las avecillas salían volando raudas hacia una parte alta y esperaban a que nadie quedara en el patio, yo les veía desde la ventana que daba al patio convertido en centro de convenciones aviares.

Un día llegué tarde, la noticia de que Josh se mudaría a su nueva casa estaba estrechamente relacionada con el ambiente un poco desordenado de cosas embaladas y algunas cajas vacías que se cruzaban en mi práctica arragiada de caminar sin hacer el menor ruido posible. Me percaté que las luces del patio estaban encendidas y que aún Josh estaba despierto. Me pareció extraño, pero recapacité en que ya era el fin de clases y por ser el último día el tendría licencia de quedarse despierto al menos una hora más de la acostumbrada. Me acerqué saludé a todos y lo noté muy hablador y hasta jocoso con algunas frases. Sentía que estaba ansioso por los eventos temporales: su mudanza, el fin de clases, navidad. Llegué y vino a abrazarme como solía acerlo cuando llegaba tarde y lo encontraba despierto y luego se iba a jugar con sus carros de Hot Wheels, y con unos muñecos multiformes, Gogos.

Esta vez cené en el tiempo que mi hambre me lo permitió y me dispuse a enterarme de las últimas noticias que acontecieron en el día o pensar en qué podría escribir por navidad en unos días adelante, tal vez contar sobre cómo pasé alguna navidad en mi niñez o tal vez sobre otra cosa. Entonces se me acercó Josh y me empezó a contar. Me dijo: Zach, hoy saqué a mi paloma de su jaula para que pasee, se iba del palo del patió al lavadero luego se subió a un cordel y en eso vino un gato y la espantó. Se fue volando lejos, hasta ahora no regresa. Mi mamá dice que parece que no va a regresar. Pensé en Kafka. La mamá de Josh, mi hermana, se preocupó un poco al otro lado del recinto donde estabamos conversando, me miró y yo entendí que la paloma no se había ido volando sino que había sido presa de las fauces felinas de aquel visitante oscuro que llega en las tardes o en algunas mañanas aún hasta este días. Y me convencí de que debería explicarle muchas cosas que a veces para los niños se hace dificil de procesar debido a que la palabra "muerte" no se suele mencionar mucho o se prefiere evitar el tema algunas veces también.

Josh, me llevó a su cuarto y me enseñó el recuerdo de aquella frágil ave, unas plumas que había recogido luego de su ataque y supuesta "huída". Al momento de entregarme aquellas plumas, grises con un poco de marrón, el cuerpo de mi sobrino infante se empezó a desencajar y la lagrimas comenzaron a brotar de debajo de sus ojos. Me abrazó fuerte. Entendí que antes sólo estaba buscando olvidarse del tema o tan sólo no darle vueltas a la idea de la pérdida de su mascota alada. Le abracé también y quise explicarle sobre qué pasa con los animales cuando mueren, pero me quedé atrapado en mis pensamientos al momento de explicarle de la manera más facil y con palabras no tan complicadas lo que significa la muerte para cada persona y cómo sería una reacción "normal". Pero decidí que primero segregue sus emociones, lo acompañé en su tristeza y en su dolor. A pesar de ser un animalito que nos acompañó por un año, tal vez un poco mas, reconocí también que la noticia era un detonante de tristeza. El duelo tendría que pasar. Lloró por un tiempo prolongado, mientras me escuchaba la explicación de porqué las aves tienen alas, sé que no era la más adecuada tal vez pero era la única que se ocurría en ese momento una explicación racional y simple para que sus ideas no le traicionen en el futuro. Las palomas fueron creadas con alas para que puedan volar, no fueron creadas para tenerlas en cautiverio, tal vez ahora tu paloma debe estar encontrándose con sus pichones, o llegando a su nido (sabía que la verdad era otra, más cruda y tal vez le podría lastimar más). Sus ojos empezaron a calmarse mientras le iba contando la historia de aquella paloma que se encontrba con los suyos y recuperaba su vida anterior. Él, ya con sus lagrimas secas sobre sus mejillas, me preguntó: Entonces, por qué llegó acá, porqué ese día me esperó en la puerta. No supe qué decirle, sólo: Tal vez porque necesitaba nuestra ayuda. Nosotros tenemos una responsabilidad con los seres que nos acompañan, con los animales, tenemos el deber de cuidarlos. Tal vez por eso llegó ese día a nuestra puerta para acompañarlos. Luego me dijo: Ahora, debe estar acompañando a sus pichones que le debieron haber extrañado ¿no?. Sólo le contesté: Tal vez.

Nuestras actitudes hacia el universo redundan en nuestras actitudes hacia nosotros mismos. Espero que, estando proximos a cerra el año, estemos dispuesto a mejorar (siempre hay algo qué mejorar) en algún aspecto de nuestra vida. Hagámonos una autoevaluación. Aloha.

24.12.10

Abeto

Mis ojos se abren a un universo nuevo. Estoy dentro de un universo blanco, con las manos y nariz frías, intentado caminar pues el abrigo que llevo puesto es muy grueso, tan grueso como mi pantalón y mis botas. La nieve atrapa mis pies y luego los libera a cada paso. Sólo quiero caminar.
***
Empuño mis manos y pienso en un lugar lejano. Las cosas por acá están muy bien, salvo algunos malentendidos y las sombras del día ya no están más. El sol irradia felicidad y puedo asegurar incluso que pronto estaré descansando o a lo mejor en una caminata después de un viaje largo. Sólo quiero terminar con esto y ya saldré.

*** 
Escuchar radio, salir de compras y caminar hasta no dar más. Luego llegar a casa y encender la chimenea e intentar pensar en nada. Apagar las luces y prender las del árbol. Eso nada más.

***
Luis, Ricardo y Sofía. Todos lejos. Cada quien en su ciudad favorita. Disfrutando de su juventud y haciendo sus planes para Navidad. Extraño cómo ellos llegaban a mi regazo y me preguntaban cuándo llegaría Papa Noel, sus ojos brillaban y yo les proponía contarles un cuento mientras ellos se distraían. Es interesante que ellos aún gusten de mis cuentos. Recuerdo cuando Fabiana preparaba galletas con forma de hombrecillos, les llamaba galletiduendes y todos sonreían cuando llegaban recién salidas del horno. Siempre Luis, impulsivo él, los cogía primero y Fabiana le recordaba que todavía estaban calientes que debía esperar a que se enfriaran un poco. Todavía recuerdo aquella navidad en que me miró aquellos ojos de miel, con la mirada que las esposas saben mirar y me dijo: A veces siento que te haces un niño más cuando les cuentas cuentos al lado del arbol frente a la chimenea. Y tenía mucha razón, me convertía en uno de ellos y compartíamos rostros de asombro, suspenso y sorpresa cuando les contaba la historia de el Algarrobo, o de un amigo mío que vivió en Corleone, cuando fueron un poco más grandes les contaba sobre algunos cuentos europeos que había escuchado cuando me llevé de viaje a Ricardo y visitamos Copenhagen. Siempre disfrutábamos de aquellos cuentos en Navidad y otras fechas. Fabiana año tras año se sorpendía que me las arreglaba por tener consecuentemente un cuento nuevo. Al parecer habian algunos que conocía también y los arreglaba con una frase siempre precisa cuando me perdía en la hilación de la historia.

Con Luis viajamos antes que con Ricardo, a él lo llevé a Nueva York, pero el disfrutaba más de casa. Y Sofía mientras era pequeña me acompañó a Tokyo, Nueva Delhi y El Cairo. Creo que fue ella quien más se acostumbro a viajar. Luis a pesar de ser impulsivo, le gustaba quedarse en un sólo lugar. Ricardo era el intermedio entre Luis y Sofía, no sólo en orden de nacimiento, sino también en temperamento. Sofía, la pequeña engreída, mi sobreprotegida y siempre curiosa, nunca estuvo quieta y siempre deseaba que todo saliera perfecto, tenía esos móviles femeninos de querer todo bajo control. Sé que le va bien en Nueva York, donde trabaja como diseñadora de una revista. Ricardo se dedica a los negocios interacionales y tiene que estar en su oficina y periódicamente ir a visitar a su hermana y a Luis cuando el itinerario le permite. Luis está en Londrés, fue destacado a traducir en las reuniones en de diplomáticos y a enseñar Literatura Hispana en sus tiempos libres en un instituto. También le va bien pero todavía no se acostumbra al frío que hace por estas fechas. Puedo descansar tranquilo en este sillón pues siempre que puedo recuerdo algun cuento que les contaba y el abeto de Navidad refleja todavía sus ojos brillantes y los adornos navideños aún conservan el aroma de las galletiduendes. Fabiana me mira con la mirada que las compañeras de toda la vida saben hacer y tienen la osadía de deterner el tiempo al rededor para regalarme un beso tierno, con nuestros labios llenos de vejez y el agradecimiento de haber transcendido en la vida de nuestros hijos. Sueño con el día que aquel abeto que nos acompaña, acompañe a nuestros nietos, el día en que o Luis, o Ricardo, o Sofía recuerden mis cuentos y decidan contárselos. Sueño con estar ese día y ponerme como uno de ellos y dejar que mis ojos brillen, y asombrarme con ellos, estar en suspenso y sonreír con Fabiana recordando las Navidades juntos.

Por cierto, hoy le entregué a Fabiana aquel recuerdo de la universidad, aquel que ella escribió y decoró con su lazo. Aquel día que nos conocimos. Cuando no imaginábamos que compartiríamos muchos episodios juntos a lo largo de nuestra vida. Ella me regaló una chompa, porque sabe que me gusta la playa, un cuaderno, porque sabe que me gusta escribir, un libro, porque sabe que me gusta leer, y un abrazo, porque sabe que me gusta amar. Feliz Navidad.

***
Ring, ring...

¿Aló?... Si... ¡Luis! Hijo ¿Cómo estás?... ¡Qué! ¿En serio?... Je, je... 

¡Fabiana! ¡Seremos abuelos!

22.12.10

Encore

Es de noche y estoy en medio del tráfico esperando que las horas pasen y pueda llegar a mi destino en el menor corto tiempo posible, las luces de la calle se ven tenues y el andar de los carros es más lento que los de a pié. Poco a poco se va descongestionando la vía. En medio de la desazón del viaje mi celular anuncia que tengo un mensaje. Lo reviso. Es G que me dice que me espera en su casa para conversar. Esbozo un sonrisa.


Al llegar a su casa, después de un viaje no tan corto, la saludo y conversamos de todo un poco, de cómo nos fue en el trabajo y de los proyectos que se avecinan en los meses siguientes. Es como un repaso sólo para saber que los planes siguen siendo los mismos. O tal vez para dar una opinión sobre cómo pueden estar mejor, o simplemente para esucharlos y saber que están ahí latentes, esperando atención. Le cuento sobre los preparativos para Navidad en el trabajo de la decoración de la oficina y de los planes después de fin de año. De la posibel renuncia y de una que otra historia que me acordé de cuando era niño. Ella hace lo propio con las noticias del trabajo y con los proyecto para el año siguiente. Nos parece que el tiempo diluye en la noche y sospecho que ya es un poco tarde. Ella me pregunta ¿Desde cuando emepcé a escribir? Le respondo que fue hace algunos años en el colegio, cuando una profesora nos podió que escribiéramos una historia que contenga varios capítulos. Una historia consistente y novedosa, en la medida de lo posible. Fue ahí cuando me interese en escribir historias que cuenten procesos intrapsíquicos y expresiones, actitudes y/o frustraciones tal y como se presentan y luego concluir con una frase que promueva el cambio. Aquella primera historia trataba sobre un hombre que conocí en Chiclayo, en Puerto Pimentel con quien conversé y me contó parte de su vida, de aquellos episodio trató aquella narrativa escolar. Luego escribí otros cuentos más. Uno de terror que no fue muy largo y otro sobre mis anédotas después de mi viaje a Brasil. Ella se quedó pensando en la historia que le habñia contado a grandes rasgos y en aquella canción en la que había basado toda la historia del encuentro con aquel señor. Le gustó el hecho de que haya empezado a escribir historias de ese tipo y me imagino que quiso echarle un ojo a mi narrativa de ese tiempo. Pero le comenté que ese ejemplar no lo tenía yo y que sería un poco difícil encontrarlo por los vaivenes que perdieron de mi vista su destino. Entonces se le ocurrió que pudiera recordar aquellas historias y las pudiera escribir, intentando recordar algunos detalles o incrementando incluso un poco de datos que le otorguen mayor interés. Me pareció interesante el hecho de seguir escribiendo y qué mejor que algunas historias que se perdieron en el tiempo y que pueden ser recuperadas ahora que mi memria todavía no me traiciona mucho.


Espero tomarle tiempo a esta nueva tarea, tal vez para catarsis, tal vez como repaso y remembranza de cosas que me acontecieron hace algunos años y que me ayudaron a gustar de escribir como una actividad para promover la reflexión sobre las interacciones humanas y sobre el conocimiento del self.

Parámetros

Al momento de encontrarme solo, puedo entender entonces de qué se trata este silencio. En qué consiste el afán de querer tener tu propio espacio y desplazarte en la suave iluminación que ingresa por la ventana y que convierte al aire en un elemento de compañía y color sobre el ambiente, tan etéreo y enteramente transparente. Hace mucho tiempo que no disfrutaba de la soledad, o mejor dicho, hace mucho que no me percibía en este espacio. Suavemente me recuesto sobre el aire y siento que puedo volar. Las sombras invaden el umbral de mi visión y siento que estoy despierto en medio de un sueño. Las formas que observé a partir de entonces fueron mitad realidad y mitad sueño.


Me encontré en un recinto amplio de paredes naranjas, el piso como un tablero de ajedrez, con una cama en el centro y un mueble a unos pasos de él. Lo demás podrían ser papeles flotando o restos de rayos de luz detenidos en el espacio y tiempo. El sonido del viento sobre la lluvia se llenaba en el ambiente pero nada parecía estar mojado, menos parecería que hubiera un cielo. Estas imágenes se quedaron marcadas en mi memoria pues evidentemente se verían involucrados algunos procesos oníricos en la superposición de la realidad observable, claro está, si en verdad la estaba observando.


Me propuse, entonces descubrir si mi estado de vigilia me permitiría por un momento reconocer qué es realidad y que no. Supuse que el sonido y la constratación con lo tangible sería un buen método de reconocer qué cosas a mi alrededor pueden formar parte de lo que todos ven y califican como real. Poco a poco, mientras iba descartando las opciones de mi imaginario y las separaba de lo aparentemente no-abstracto me sorprendió darme cuenta que la lluvia si era real y que las paredes que limitaban el recinto donde me encontraba iban desvaneciéndose con el viento que se las llevaba como arrancándolas de suelo y reemplazándolas por naturaleza. En unas horas ya todo estaba cambiado y mis delirios ya no estaban, al menos eso parecía.


Decidí dar un paseo por este nuevo mundo y me dí cuenta que todo cuanto había soñado tener estaba al alcance de mi voluntad. Sospeché que en vez de descartar lo imaginario había descartado la realidad y me vería perdido en mi propia realidad onírica, pero luego de varios pellizcones me dí por vencido, y concluí que esa era la realidad y que estaba despierto.


***
Algunas veces tenemos creencias que rigen nuestra vida, ideas que nos hacen tener reacciones prediseñadas a diferentes situaciones que enfrentamos y valoramos según nuestro juicio inmediato. ¿Y si decidimos contrastarlo con la realidad? Tal vez descubramos que lo que pensabamos que era un sueño, quizás era realidad. Tal vez nos demos cuenta que lo que creemos no siempre es lo correcto.

19.12.10

Cambio y persistencia

Esta semana fue de sinceridad. Tuve que tomar decisiones que cambiarán mis planes, y algunas decisiones de algunos me animaron a realizar otros planes más. Dije cosas sin darle muchas vueltas y aprendí a escuchar y luego dar mi opnión (intentando dar un mensaje simple, sin muchos enredos).

Ese día ya había quedado en conversar con ella, mi jefa. Aunque no estaba aún seguro de lo que podría decir, estaba seguro de que lo diría sin importar otros factores. El hecho de haber pensado las cosas de una forma práctica no me dejaba opción a pensarlo dos veces. Era simple, tendría que dejar el trabajo pues algunas responsabilidades postgraduación me están por absorber el tiempo y dedicación, esto por consiguiente me haría faltar al trabajo y no podría cumplir ni con la primera responsabilidad, ni con la segunda. Fue rápida la conversación y con explicaciones cortas.

"Sabes, estaba pensando seguir con mis labores hasta finalizar este mes, pues tengo que terminar con algunas responsabilidades en la universidad y eso me va a tomar tiempo." Lo dije pensando tranquilo en cada palabra, intentando no usar ninguna palabra de más ni tampoco enredarme en frases largas que al final no digan lo que pretendo decir. Me miró y me explico las implicancias del hecho de ya no trabajar más en ese lugar hasta otra oportunidad y confió en que mi decisión estaba ligada a un acto reflexivo que tuvo lugar unos días antes. Me sentí cómodo con esas frases pero no fueron suficientes como saber que en realidad estaba fuera. Sino que había una pequeña posibilidad que mi comunicado de no poder seguir trabajando por motivos académicos se pierda en el camino de la presentación de cartas de renuncia y firmas de constancias. Sólo queda esperar, pero me alegra saber que pude decir lo que quería mientras intentaba no enredarme en palabras de más de tres sílabas que interrumpan el sentido de mi hablar.

Al llegar a casa, me enteré que parte de mi familia se iba a mudar a un departamento. Así que existía la posiblidad de extender mi jurísdicción en la búsqueda de un espacio personal que por motivos de cooperación familiar había perdido hace unos años y que estaba latente, mi reposición. Bueno esa latencia estaba por terminar con el informe de mudanza. El día llegó y el ambiente quedó vacío, mis emociones no me traicionaron pues la lejanía de mis parientes no va más de unas cuadras y que distiende un poco el ambiente de convivencia. Me tocaba retomar mi espacio y consentí entonces en ponerle un toque mío para empezar. Decidí darle un toque de naranja a las paredes y descubrir mi potencial de meditacion una vez que la pintura seque. Lo primero me tomó todo el día, mañana intentaré lo segundo. Algunas cosas regresan a su posición inicial pero de otra forma y con otras cosas sumadas, tal vez de eso se trate la homeostasis ¿no?. Todo se desordena y se vuelve a ordenar un tiempo después, sólo que nuna llega a ser lo mismo de nuevo, sólo tiene un parecido cercano.

Tal vez sea buena, tal vez no. Todo dependerá de la actitud que le ponga y de los resultados que obtenga.

14.12.10

Silencio y alegría

Los haces de los rayos solares juegan a ser lámparas sobre nuestra piel
Sonreímos y corremos tomados de la mano
Sin más, llegamos a un lugar donde las plantas son llevadas por la brisa
El cielo está despejadoy nos damos cuenta que estamos solos
Tus ojos parpadean al encontrarse con la brisa
Sujetas tu cabello
Te miro y pienso que estamos en el momento indicaco
Imagino que pronto llegaremos
Insisto en disfrutar del entorno
Insistes en dejarte llevar por la brisa
De pronto, nos vamos.
Es de noche
Hay luna llena
Truenos a lo lejos, en el horizonte
Cabaña
Cena de frutas
Luego, despierto
Te busco a mi lado, no estás.
Recibo una llamada
Eres tú
Te cuento mi sueño
Ríes en el auricular
Me dices que has soñado lo mismo.
Me cuentas al oido que hay muchos planes para la semana
Sonrío
Concluyo en hacer míos esos planes y compartir contigo nuestro valioso tiempo.
Así me conoces
Así te conozco.
Hitos de silencio y alegría.

Ich Liebe Dich.
After One Year and more...

Oportunidades

Era invierno del año pasado, G y yo recién nos conocíamos y de vez en cuando encontrábamos un pretexto para abrazarnos por mucho tiempo. Era como si estuvieramos calculando cuánto tiempo podríamos quedarnos así, abrazados. Nuestra amistad se hacía más cercana y jugábamos a demostrarnos afecto "como amigos". Y lo éramos, y lo seguimos siendo. y también algo más (XD). Fue por esa época que me enteré de una noticia agradable sobre la visita de un personaje que se presentaría en Miraflores por única oportunidad después de mucho tiempo. Lo recuerdo todavía, el evento sería en el Pasaje El Suche. Ahí se presentaría, ahí estaría François, uno de los mejores narradores de cuentos, cuentos que ejercitan la imaginación, cuentos que te hacen pensar en lo cotidiano y en lo abstracto de nuestra interpretación de la realidad. Naturalmente, le propuse (como un comentario libre) ir a ver ese espectáculo. Ella me comentó que tal vez no podría por los exámenes que se aproximaban y que en mi inconsciente también sabía que yo tendría que estudiar pero inmediatamente me repetía que algunas oportunidades se presentan y son tan reconocibles que no tienes tiempo para pensar en dos opciones, aseveraba incluso que esta era una de aquellas oportunidades.

Decidí ir de todos modos, a pesar de saber que el día siguiente tendría que evocar a mi más remotp recuerdo sobre el tema de examen, y por cierto era un tema que podría complicarse con otros temas más, pues mi "apreciado" profesor era, digamoslo siendo eufémicos, un poco "ecléctico". Entonces, un tema se podría amalgamar con otro sólo por el simple hecho de parecerse. Pensé en estudiar en la mañana del día siguiente, pero me conozco así que poco o nada iba a ser verdad cuantas veces me lo jurase. Aún así fui. Fui de puro gusto, de rebeldía si cae mejor la explicación. Recuerdo que la llovizna tímida de Lima caía mientras iba en el carro por la Av. Angamos mientras recordaba algún tema del examen del día siguiente y las gotas diminutas formaban oblicuas en la ventana. Llegué a donde se suponía debía llegar para caminar una cuadras. Revisé mis pertenencias, todas estaban en su lugar. El celular, Ok. La billetera, Ok. Llaves, Ok. Me dispuse a acomodar mi chalina de cuadros blancos y celestes y caminar según mi mapa mental, después de cinco cuadras, dí vueltas sobre mi mismo para darme cuenta finalmente que estaba perdido. Sospeché que estaba cerca, pero no calculaba cuánto.

Pregunté sobre dónde quedaba aquel Pasaje El Suche, me dijeron que estaba media cuadra adelantado. Retrocedí en mis pasos y me encontré frente a una casona. Empecé a investigar por las ventanas y reconocí que eran diferentes restaurantes y bares que se habían distribuido en las habitaciones de esa casa particular en medio de la cuadra. En el fondo de uno de ellos pude observar a través del dintel de la puerta el rostro de François. Me percaté también que el ambiente estaba lleno y que ya había empezado un cuento, que al acercarme pude escuchar la mitad y la mitad reflexioné. Luego vinieron dos cuentos más y una pausa para continuar con dos cuentos más. Mientras escuchaba, me divertía escuchando sus frases. Todo estaba bien hasta que me empezaron a doler las piernas pues me había quedado mucho tiempo de pie. Sucedió que una señorita se me acercó y me dijo que podía ingresar y sentarme en un lugar que estaba cerca al personaje. Me agradó la idea de conocerlo en persona. Pero decliné la oferta pues estaba indeciso de poder quedarme más tiempo. Incluso, sólo saber que era tarde me daba pereza el hecho de pensar en el viaje de regreso. Así que le agradecí y decidí que volvería a verlo la siguiente vez y esa vez sería cuando lo conociera. Luego me repetí: Algunas oportunidades se presentan y son tan reconocibles que no tienes tiempo para pensar en dos opciones, pero lamentablemente lo hice.


En fin. Ese día terminó tarde en mi casa, en mi dormitorio, en mi cama. Pensando y recordando los cuentos, aquellos cuentos que sólo pueden transmitirse por lo buena que esté tu memoria y la facilidad de hilvanar palabras. Repetía los cuentos y me divertía pensando en su contrastación con la realidad. Al día siguiente, llegué al examen y no pensé más en que si lo había hecho bien o mal, incluso terminé primero. Al salir del salón después del examen, saludé a G con una sonrisa y un abrazo infinito que duró medio minuto. Ella se sorprendió pero correspondió mi abrazo. Y pensé: Algunas oportunidades se presentan y son tan reconocibles que no tienes tiempo para pensar en dos opciones.

***
P.S.: Recordé este episodio de mi vida pues hoy hizo el mismo clima que aquella noche, sólo que de día. XD.

9.12.10

Cuenta conmigo

Si alguna vez te encontraste atascado en el medio del mar, navegaré el mundo hasta encontrarte. Sia lguna vez te encontraste perdida en la oscuridad y no puedes ver, seré la luz para guiarte.

Descubre cómo hacemos cuando somo llamados para ayudar a nuestros amigos en necesidad.

Puedes contar conmigo, como uno, dos, tres. Estaré allí. Y yo sé que cuando te necesite puedo contar contigo como cuatro, tres, dos. Y tu estarás allí. Porque eso es lo que los amigos hacen ¡oh sí!

Si giras y das vueltas y no puedes dormir. Cantaré una canción a tu lado. Y si tu alguna vez olvidas lo mucho que significas para mi. Todos los días te lo recordare.

Descubre cómo hacemos cuando somo llamados para ayudar a nuestros amigos en necesidad.

Puedes contar conmigo, como uno, dos, tres. Estaré allí. Y yo sé que cuando te necesite puedo contar contigo como cuatro, tres, dos. Y tu estarás allí. Porque eso es lo que los amigos hacen ¡oh sí!

***
Está cerca navidad, es tiempo de ramas verdes, pinos, papa noeles, luces de navidad y deseos de paz. Antes creía que si deseaba muy muy intensamente caería nieve del cielo y podría jugar con ella (así como en los episodios de navidad de Hey Arnold!). Desee mucho y no cayó ni hielo de la nevera. Luego en mi afán por buscar explicaciones encontré que por el contrario, empezaría a hacer calor pues el verano estaba próximo. Naturalmente al otro lado del mundo si estaría nevando, pero no en tooodo el otro lado del mundo, sino en sectores más al norte. Me agradó darme cuenta a tiempo de no estallar en huelga. La nieve sólo formaría parte de algunos sectores de la sierra en épocas de medio año más no en navidad y somplemente me conformaría con usar bolas de tecnopor para argumentar a mi imaginación que mi sueño está parcialmente hecho realidad.

Bueno, fue entonces cuando empecé a cuestionar lo que hasta ese entonces consideraba un ser enigmático y extrañamente mágico. Por creencias familiares no fuí criado con la ideas mágicas, aunque lo sobrenatural si esa consebible sobre todo si las circunstancias se presentaban muy adversas. Y el hecho de no tener regalos era muy adverso para mi agoismo infantil, entonces llegaba Noel (siempre en mi rebeldía prefería quitarles los títulos exacerbantes  a lo que los demás le debían respeto sin base racional, de ser humano claro está) con su saco lleno de juguetes y sorpresivamente desaparecía. Luego llegaba papá de la calle y le decía que se había perdido de conocer a Noel. Él sonreía y me cambiaba de tema preguntándome sobre mis juguetes, obviamente no le hacía creer que yo me daba cuenta que no quería hablar del tema y le mostraba mis juguetes nuevos. Una vez tuve una carretera de carros de carrera a control remoto.

Decía que me empecé a cuestionar estas implicancias de magicas actuaciones lúdicas con aquel personaje buenagente. Pronto descubrí que el Noel de la calle no era el mismo que el de la tienda, menos se parecía al de la propaganda de Coke. Y mi papá ya no me podía engañar que se iba a comprar pan para luego esconderse y llegar vestido de Noel. Todo era una farsa. Una farsa que me gustaba creer por unos tres años con total consentimiento de causalidad. Al cuarto año, ya me sentía mayor y los signos de pubertad se hacían reconocibles. Noel se esfumó y los regalos aparecían de un día a otro en la base del árbol de navidad. ¿Acaso hubiera sido menos divertido si aparecían ahí desde un principio?

En fin, navidades detectivescas aparte. Hace unos días mientras disfrutaba de jugar basketbol con G una mañana, la abracé y le pregunté que planes tenía para realizar en la tarde. Ella me dijo que yo propusiera y le dije que sería divertido jugar UNO, después de hace mucho tiempo que no jugabamos. Consentimos en reunirnos en la casa de unos amigos y jugar y tal vez ver una peli después de reír un rato mientras intentábamos quedarnos con el menor número de cartas posible. Fue así.

Esa tarde vimos una película graciosa, sobre la vida de las tortugas del Pacífico Norte. En una parte de la pelicula, escuché una canción que me pareció conocida y supuse que la cantaba Bruno Mars. G me dijo que si parecía pero que no había escuchado la canción. Nos propusimos, en silencio, buscar la canción en cuanto tengamos acceso al internet. No em equivoqué, si era la canción. Y tiene una letra sencilla y sincera, a mi parecer, incluso encierra parte de mi relación con G, pues somo muy buenos amigos y puedo contar con ella así como ella conmigo. Felices preparativos para Navidad y Gracias por tu amistad y por leer el blog (XD). Aloha.

6.12.10

Una vez más, y siempre

Viernes, de noche.

La llovizna cayó como una sábana sobre un lecho. La vi desde lejos, debería haber estado a su lado, pero también me sentía privilegiado viéndola desde mi lugar. Su sonrisa me daba paz, me calmaba. Sentí que podíamos comunicarnos tan sólo con miradas. 

Sábado, de mañana.

Nos sentamos juntos, nos tomamos de la mano y oramos. Sus ojos me fortalecían, me hacían sentir que el futuro estaba próximo, muy próximo. Los ojos de de su abuelito, me observaban también, de lejos. El discurso lo entendímos, lo aprendimos y una vez más oramos con las manos juntas.

Sábado, de noche.

Quedamos en encontrarnos en el lugar de siempre, esta vez ella conocería a mi abuelita. Aquella mujer con quien conversó por teléfono alguna vez y las dos rieron. Se encontraron y yo sonreí con ellas. Mi abuela dijo: Hija, esperaba conocerte con muchas ansias. Me encantó ese cuadro y mis convicciones se hicieron tangibles como si pudiera tocar el futuro en un espacio pequeño sobre las yemas de mis dedos. Ella conversó mucho con mi abuela y nos enteramos que su cumpleaños era el mismo día de nuestro aniversario. Sonreímos en nuestros corazones y una vez más nos tomamos de la mano.

Domingo, al mediodía.

Le dije para tomarnos fotos, salimos del tumulto, aún con nuestros uniformes y la alegría en los ojos. Mi hermana se acercó la saludo y le dijo que nos tomaría varias fotos. Ella accedió y sonreímos. La abracé, todo cuanto soñamos parecía muy cerca.

Domingo, unas horas después.

Ella había ido con su familia y yo le había perdido de vista. Estaba con mi familia y de pronto apareció. La abracé. Nos tomamos fotos, otra vez. Nos besamos. Era tiempo de despedirnos.

Lunes, en la tarde.

Era tiempo de encontrarnos. Nos encontramos en el metro. Nos besamos, una vez más. Le conté lo que había pasado en la mañana. ella tenía el brillo de siempre en sus ojos. Me contó también lo que pasó, en parte. Viajamos.

Lunes, en la noche.

Conversamos sin conciencia de final. Su cuñado quien nos acompañaba en la conversación nos comentó muchos detalles que yo no conocía sobre su suegra, mi suegra también. La conocí más a través de la percepción de ellos. Agradecí en mi corazón el hecho de hacerme parte de la familia. La tomé de la mano, una vez más. La abracé, una vez más. La besé, una vez más. Nunca será suficiente, siempre será necesario. Ich LIebe Dich G.

2.12.10

Fin de ciclo, fin de carrera, más no de nuestra amistad.

Llegué corriendo al trabajo. Subí las escaleras y todo estaba tranquilo, las oficinas aún no estabas todas abiertas y pense en regresar pues había llegado muy temprano. Sin embargo, me encontré con algunos compañeros de trabajo que me dijeron que el décimo primer piso estaban preparando lus últimos detalles para el desayuno con los empresarios que vendrían de visita. Ocurrió como menos se esperaba pues algunos empresarios tuvieron algunos contratiempos y llegaron con demora. Aún así los objetivos de la reunión se cumplieron y las conclusiones nos ayuadron a obtener una mejor visión de los servicios que podemos otorgar como empresa.

***
Llegué caminando al trabajo pues sabía que el día se avisaraba con compás moderado. Consentí conmigo mismo en darme el gusto de comer galletas saladas y observar el claro de la mañana desde la ventana de la oficina. Todo surgió como se esperaba y sólo pensaba en que termine el horario de trabajo para ir  a la universidad y encontrarme con G, conversar y contarle sobre el desayuno empresarial que tuvimos el día anterior. El tiempo pasó rápido a pesar de salir de comisión y estar en trasporte urbano por dos horas. Luego, sólo esperar que llegara el fin del día laboral e ir lo más rápido posible a conseguir un vehículo que me llevara a la universidad, a una hora u hora y media de mi centro de trabajo. Fueron dos, por el tráfico. Llegué después de una siesta confiada en que el conductor no estaba mal de los reflejos. Entré por la puerta saludé al señor de seguridad y corrí por la vereda para llegar al pabellón donde me esperaba G. La encontré y la abracé como si no nos hubieramos visto por meses (fué un día y medio), aunque sí nos habiamos escuchado. Toqué su espalda y ella sonrió recostada en mi mejilla. 

Entré al salón donde me esperaba el último examen de la carrera de pregrado. G ya lo había dado por eso la encontré afuera. Reconocí los rostros de mis compañeros de clase mientras ellos pensaban. Me apresuré por leer, comprender y resolver la prueba. Una vez que entregué mis respuestas olvidé las preguntas. "Será lo que tenga que ser" me dije y salí. Nos tomamos de la mano y caminamos.

El salón de cuarto año había preparado una cena de "despedida". Aún no entiendo el objetivo, me imagino que debe ser saldar las cuentas pasadas o por primera vez encontrar dos salones de clases que tuvieron comunicaciones esporádicas e intrincadas para aprender el valor de amistad a través de el uso de la memoria en honor a los cinco años de estudios. Tal vez eso o tal vez me equivoque. En fin, la cena estuvo servida mientras, nosotros, los invitados llegamos. Nos saludamos con profesoras (es predecible que las mujeres son las más interesadas en este tipo de reunión, es como una cualidad innata por experiementar circunstancias emocionales, a veces suele ser necesario, lo admito) que no habíamos visto de mucho tiempo debido, ahora, a las labores que nos separan de la universidad por dos ciclos. Ellas se enteraron de nuestros planes, de nuestros quehaceres y de lo nuevo que acontece en nuestras vidas. Nos aconsejaron con la experiencia de otras promociones y nos recomendaron fijar nuestras metas. Luego, empezó la reunión.

Estuvo llena de música, conversaciones, recuerdos, fotos y sonrisas espontáneas. Nos dió gusto recordar algunas ciscunstancias compartidas desde primer año, que por razones extrísecas habíamos olvidado. Algunos (en efecto, algunas) lloraron, otros entre risas y comentarios de nostalgia se desearon lo mejor para el futuro. Luego simplemente estuvimos agradecidos por el tiempo compartido. Este tipo se celebraciones al parecer tendrán lugar  tiempo y comentarios para muchos años más. Tal vez eso nos alimente, tal vez el recuerdo sea un aliciente para resaltar nuestros logros. Tal vez sea necesario de cuando en cuando enumerar momentos que disfrutamos y que nos ayuden a valorar lo agradable y alegre que es tener el privilegio de comunicarnos y sonreir entre amigos. Una vez más, gracias amigos.