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25.2.11

Soñar contigo

Cerré mis ojos y lo último que observé fueron tus ojos también cerrados y soñando, luego empecé a soñar contigo. 

Llovía. La tarde pintaba de naranja el cielo y tu rostro se iluminaba de una forma muy particular bajo la sombra de aquel árbol donde conversamos siempre y nos despedimos en muchas oportunidades casi siempre de la misma forma, casi siempre con la misma emoción, casi siempre deseándo regresar y quedarnos un momento más, casi siempre deseándo que el tiempo vaya muy rápido hasta el siguiente día.

Un día me dijiste que te gustaría ir de viaje, yo te sugerí algunos lugares y me dijiste que podríamos visitar otros más. Soñamos en que pronto estaríamos en un bus o en un avión yendo a través del espacio a conocer lugares y paisajes únicos donde el tiempo se detiene sólo para hacer perdurable en nuestra memoria esos recuerdos. Me contaste de tus viajes anteriores de bosques de pino y lagunas, de lluvias torrenciales y días soleados, de frío intenso y de brisa solaz. Recordé algunos viajes también y te conté todo cuanto pude para verte en mis recuerdo viajando conmigo. Pronto estaremos de viaje, nuevamente.

Estábamos nadando, me contaste sobre algunas veces cuando visitaste cataratas y playas donde te aventuraste a disfrutar del agua. Te comenté mi perspectiva sobre lo que el agua produce en los hombres, el agua como elemento terapéutico, pensaste que había llegado a un punto donde tu también habías llegado pensando sobre lo importante que es el agua en la vida humana. Soñamos en tener un lugar propio donde nadar, soñamos con la idea de proponer terapias de relajación en el agua, soñamos con jugar zambullidos y bucear juntos sólo con el fin de disfrutar del agua y compartir sonrisas, luego regresar a casa y dormir juntos.

Aquel día necesitábamos conversar y ponernos de acuerdo sobre algunas opiniones nuestras en las que diferíamos, conversamos mucho bajo la luz de la luna. Soñamos en que podríamos planificar sobre nuestra familia, aquella familia que tendremos en el futuro (todavía parece un susurro esa realidad), soñamos en algunos planes que coincidimos habiendo sido planificados antes de que estemos juntos, soñamos en ser ejemplo, en formar una sociedad armónica, en hacer realidad nuestros sueños.

En aquella oportunidad me miraste regalándome aquella mirada que disfruto mucho, que me gustaría capturar en una foto, que siempre sabes cuándo entregarla. Sabíamos que unos días después culminaríamos los estudios universitarios, nuevos retos se presentarían. Soñamos en tener una empresa dedicada a rehabilitar a las personas que no se adecúan a la sociedad, soñamos en contruir un lugar de esparcimiento en la sierra y aprovechar el lugar para ir de vacaciones en muchas oportunidades, soñamos en caminar y visitar lugares para conocer las maravillas de la naturaleza.

Me gusta soñar contigo, desperté después de aquellos sueños cortos tu tenías los ojos aún cerrados, disfruté de escuchar tu respiración y su contraste con el silencio que nos envolvía, te acaricié el rostro y toqué tu lunar, luego me acerqué a abrazarte, te acurrucaste en mi pecho. Y soñamos un poco más...

20.2.11

Soledad

Nadie quiere estar solo. Pero a veces es necesario disfrutar de la soledad.

Recuerdo aún aquella clase de lingüistica y literatura que iniciaba con todo ser humano es gregario por naturaleza. Pero... ¿qué es ser gregario? Mi memoria me cuentan toda la travesía que continuaba a esa frase, un espectáculo de recuerdos y frases épicas que causaban interés en los que estábamos en la fila de adelante. Los de las filas de atrás aún seguían escribiendo en papeles sus conversaciones secretas que el profesor observaba de soslayo aquellos vehículos de información confidencial que sería tema de interés durante la semana. Me consideraba una persona interesada en esos temas pues me intrigaba, también de soslayo, saber el contenido de las cartas, pero más pesaba el interés de conocer los avatares de la literatura universal e hispana, textos cuyo contenido no era efimero.

En ese entonces, las cosas parecían más simples. Lo que era, era y punto. Lo concreto y lo observable partía de la realidad y eso no más era necesario. Así que saber que el ser humano era gregario sólo era un conocimiento sin contexto, sin reflejo en lo vivencial, sin necesidad de comprobación subjetiva. Hasta que uno crece, hasta que comprendemos que pueden haber media verdades sin ser medias mentiras y medias mentiras que se convierten en grandes problemas difíciles de deshilvanar por lo intricado de sus nudos, más aún si la valorización de nuestra realidad se ve cruzada con la intrusión de nuestras emociones y la parcialización de nuestro juicio. Es entonces cuando la necesidad de ser gregario, de comprender la visión de otros sobre lo que ocurre alrededor, se cristaliza y se hace una prioridad para no caer en el desvarío.

¿Por qué tenemos la capacidad de comunicarnos? ¿De articular un idioma? ¿De describir y explicar lo que nos ocurre? ¿Por qué podemos asimilar lo que ocurre alrededor? Eso nos hace abiertos a todo tipo de información, nos permite aprehender el ambiente, nos enseña a extrapolar situaciones e internalizar ideas y situaciones para evitarlas o replicarlas. Por eso somos gregarios, por contitución física y mental, por estructura biólogica y cognitiva, porque para eso tenemos nuestro cerebro y nuestros sentidos, para usarlos.

La soledad es sólo la inacción ser sensibles a lo que nos ocurre alrededor y observar hacia nosotros mismos, discriminar los sentimientos, entenderlos sin describirlos y vivirlos tal y como desean experimentarse, sin intención de cambiarlos y expresarlos en lo mejor que podamos evitando siempre causar daño en otras personas y en otro tipo de vida. Para eso es el arte, para explorar nuestro universo interno, para descubrir qué nos ocurre, para entendernos tan simbólicamente y abstractos como podemos ser. Es esa necesidad de ser sensibles a lo que nos ocurre. Algunas veces la soledad nos regala el privilegio de estar con nosotros mismos, de conocernos, es el mejor provecho y descanso que podemos darle a nuestra constante búsqueda de informacion externa. Pero como en todo proceso, la soledad debe también debe estar controlada por nuestra voluntad, impulsada por aquella necesidad inherente de ser gregarios y comunicar, entregar la información nuestra de la forma más clara y concisa posible. Quizás por eso nadie quiere estar solo. Quizás por eso también, a veces, es necesario disfrutar de la soledad.

13.2.11

Y ya no estás...

Te busco en mis sueños
Te veo
Te acercas
Te abrazo
Y ya no estás...

Te busco en la mañana
Me hablas
Te escucho
Te beso
Y ya no estás...

Te busco en la lluvia
Te susurro historias
Me respondes con memorias
Toco tu nariz
Y ya no estás...

Te busco en el agua
Me salpicas
Te enseño a nadar
Me sonríes
Y ya no estás...

Te busco en el atardecer
Lo coloreamos
Tu de rosa
Yo de azul
Te hago cosquillas
Y ya no estás...


Te busco en el verano
Vamos a la playa
Enfrentamos a las olas
Dibujamos en el cielo
Te sonrío
Y ya no estás

Me buscas en mis ojos
Me encuentras en mis labios
Me aferro a tus manos
Y tu te aferras a las mías
Y ya no estoy...

Y ya no estás más sola
Y ya no estoy más solo
Ahora estamos juntos
Ahora somos nosotros

ILD G

Cosas del Machismo (II)

Una conversación que podría ocurrir en algún momento, cuando nos demos cuenta que nuestras decisiones son cruciales para quienes nos rodean, cuando nos demos cuenta que tenemos un futuro que vivir y un presente que nos acerca a él.

- Oye, necesito dinero para los gastos de la casa
- ¿Qué? ¿No te alcanza con lo que te dí hace dos semanas?
- Ya se terminó después de que invitaste a todos tus amigos a la fiesta que tuve que improvisar pues tu pedías y pedías más comida y ya no había de dónde sacar
- Mira, se supone que tu debes racionar todo el dinero que te doy. Además si no te gustaba que mis amigos vengan a la casa, me lo hubieras dicho.
- Te lo dije, pero estabas tan metido en la tele que ni caso me hiciste. ¡No soporto que puedas hacer esto cada vez!
(Suena el teléfono, contesta el esposo)
- ¿Aló? Hola hermano, que tal...
(Escucha atentamente, mientras la esposa se retira del recinto hacia la cocina)
- Hermano, sabes, yo te estimo mucho y te apoyaré con parte de tu deuda, pues.
(Se mantiene en el auricular)
- Ok, Hasta luego.
(Camina hacia la cocina)
- ¿Sabes qué? Tu verás la forma de conseguir el dinero
- Que yo vea la forma de conseguir el dinero, aparte de cuidar a nuestros hijos entonces tengo que ver por todo en esta casa y tú bien gracias en la calle, según tú trabajando, y luego pasando más tiempo en la casa de tu mamá conversando con tus hermanos que son pasan toda su vida desempleados pues no saben valorar el trabajo que tienen y siempre los prefieres a ellos que a tu familia, por quienes realmente te deberías preocupar, nosotro.
(Llora la mujer, y siente una intensa presión en el pecho. Y un ardor profundo en el estómago.)
- Pero no puedo dejar a mi familia así como está. Creo que cuando les ayudo aprender que el dinero no llega fácil y siempre les digo que ya les toca esforzarse para ser mejores ...
- Y mientras tanto tus hijos te reclaman y necesitan que los lleves a pasear...
- Y a mi ¿Quién me saco a pasear? Nadie, yo me hice con el esfuerzo de mis brazos y no necesité la ayuda de ese señor que decía ser mi padre y que luego dejó a mi madre por irse con otra mujer. No tuve necesidad de tener un padre para salir adelante...
- ¿Me estás diciendo que no te importan nuestros hijos?
- No puedo dar algo que no me entregaron...
- Me asustas
- ¿Por qué?
- Han pasado tantos años y sigues cargando el mismo dolor que entonces.
- Cuando ese señor nos dejó me prometí a mi mismo que yo sería quien velaría por mi familia y que nunca jamás le perdonaría, mi odio hacia él se convertiría en mi energía para salir adelante y mira que el mundo da vueltas y ahora está sólo borracho dando pena a todos los transeúntes que lo ven dormir en la calle, sucio arapiento. Bien merecido por indolente.
- Ahora entiendo, sin querer te has convertido en lo mismo que él. No te regalas el privilegio de estar con tus hijos por enfocar tu ira con él, no quieres tener afecto con tus hijos porque piensas que ellos tambien pueden ser como tu, pero lo que conseguiras es que nuestra fmailia crezca con un resentimiento mayor, con heridas que no sanan por estar siempre abriendose por el odio y la venganza. Amor, creo que puedes mejorar tu condición. Perdona a tu padre y sabras amar a tus hijos. A mi me tocó vivir sin mi mamá, pero siempre estuve dispuesta a saber de ella. Hasta ahora no la conozco, el terrorismo me la quitó, pero ya perdoné al pasado. Sólo tengo la esperanza de que donde esté, me mire y sonría porque ve que tengo una familia feliz, como ella soñaba que ocurriera conmigo.
- No puedo... no puedo hacer lo mismo... qué diría mi familia, qué diría mi madre... no puedo mostrar mi debilidad...
- Creo que tu familia también puede aprender... Y si tu padre reconoce su falta también obtendrá paz y perdón... Sabes que es absurdo pelear contra el pasado, piensa mejor en tu presente y también piensa en tus hijos y no les heredes tu odio. Te amo.

8.2.11

Secretos

Hubo algún momento en que deseaba escribir todos los días, hasta que aprendí a pensar en soluciones y escribír cuando tenga que escribir sin ánimo de querer cumplir con un régimen.

Hubo algún momento en que me enfrentaba a una hoja en blanco sin saber qué escribir, hasta que aprendí que las hojas esperan y tenemos que llegar en algún momento a comentarles qué nos ocurre.

Hubo algún momento en que soñaba con contar historias de ensueño, de realidad, de cuentos, de sospechas, de delirios y de sinceridades, hasta que me dejé llevar por la libertad de mi imaginación, por las memorias y mis sueños, luego todo pudo fluir con mayor facilidad.

Hubo algún momento en que sentía que lo que podría escribir se quedaría ahí, inmutable, determinado a acompañarme durante mi vida y en algunos casos sería una carga, en el mejor de los casos sería un vehículo, hasta que aprendí a corregirme, a dejar de tener miedo a equivocarme.

Hubo algún momento en que llegué pensar que estaba solo, en que lo que deseaba saber no lo podría llegar a saber nunca, hasta que decidí pensar en saber lo básico y recapacité en mi alrededor y encontré a personas que querían saber también y nos apoyamos juntos en la búsqueda del conocimiento.

Hubo algún momento en que mis emociones me llevaron por caminos desconocidos, alfombras voladoras y castillos oscuros, hasta que encontré el mapa de mi razón y encontré un camino en el que podía reconocer los lugares peligrosos y evitarlos y en los lugares divertidos, disfrutarlos.

Hubo algún momento en que soñaba con volar, hasta que comprendí que no tengo alas y que tengo que escalar para conseguir las alturas.

Hubo algún momento en que las cosas grises pintaban mi mundo, hasta que aprendía pintar con sonrisas y esfuerzo, con cooperación y tolerancia, y los colores llegaron como una lluvia de verano.

Hubo algún momento en que sospeché que no tenía rumbo, hasta que me dí cuenta y reconocí que lo necesario  para avanzar estaba a mi alcance, y avancé.

Hubo algún momento en que el cielo estaba oscuro, hasta que me percaté de la luna y las estrellas.

Hubo algún momento en que me pareció tener frío, hasta que aprendí a disfrutar del invierno.

Hubo algún momento en que intenté hacer cosas nuevas y no funcionaron, hasta que descubrí que primero tenía que cambiar yo antes que las cosas nuevas.

Hubo algún momento en que quería romper todo, hasta que aprendí a construir cosas de mayor utilidad.

Hubo algún momento en que las circunstancias no parecían favorables, hasta que aprendí a asumir mi responsabilidad y darle solución a lo que podía solucionar, a pedir ayuda y a valorar lo que tengo.

Hubo algún momento en que era yo, hasta decidí, en efecto, ser yo mismo.